La explotación de la última central nuclear española activa cesará en 2035. Y esa última instalación superviviente será la de Trillo, en la provincia de Guadalajara. Esto es lo que establece por el momento el protocolo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), por lo que el apagón nuclear español comenzará en 2027 con el cierre de la central nuclear de Almaraz.
El apagado planificado de la energía nuclear española nos invita a concluir que su aportación al total de la producción energética nacional está perdiendo relevancia, pero las cifras oficiales demuestran que esto no es así. Al menos no aún. Y la decisión que tomó el pasado jueves el MITECO también apunta en esta misma dirección.
Y es que el ministerio que se responsabiliza de la administración de las centrales nucleares españolas ha decidido prorrogar la explotación comercial de la central nuclear de Cofrentes hasta el 30 de noviembre de 2030. Esta instalación está situada en la provincia de Valencia, y es la única central nuclear española operativa que utiliza un reactor de agua en ebullición (BWR) y no una unidad de agua a presión (PWR).
La explotación comercial de la central nuclear de Cofrentes arrancó a finales de 1984, por lo que esta instalación lleva algo más de 35 años en funcionamiento. A diferencia de otras centrales nucleares españolas, que pertenecen a varias empresas eléctricas, la titularidad de esta instalación es únicamente de Iberdrola, y su capacidad de producción energética media anual es de unos 8900 millones de kWh, una cifra suficiente para abastecer a todas las viviendas de la Comunidad Valenciana.
Las renovables han batido récord en 2020, pero la energía nuclear sigue siendo crucial
Durante el año pasado la producción de energía de origen renovable alcanzó su máximo histórico. Según Red Eléctrica de España el 43,6% de la energía producida en nuestro país en 2020 procedió de fuentes renovables, lo que refleja con claridad el desarrollo tan prometedor que están experimentando las renovables en su conjunto, y la energía solar fotovoltaica en particular.
Y es que esta última tecnología pasó de una contribución del 3,5% al total del mix eléctrico español en 2019 a un 6,1% en 2020. No obstante, la energía solar no fue la única de origen renovable que incrementó su presencia durante el año pasado. La energía eólica creció un 0,9% frente a 2019, y la hidráulica un 1,4%. La contribución total de las renovables al mix eléctrico español es muy sólida, y no cabe duda de que esta tendencia sumada a la cada vez más pequeña contribución del carbón, que aportó un 2% del total y continuará mermando, es una gran noticia.
Sin embargo, si analizamos la contribución que ha realizado durante 2020 al mix eléctrico cada fuente de energía de forma independiente y, por tanto, sin agrupar las renovables, la energía nuclear sigue liderando la producción nacional con un 22,2% del total. A poca distancia se erige la energía eólica con un 21,7%, y un poco más rezagado aguarda el ciclo combinado, con un 17,8% del total.
En cualquier caso, lo realmente relevante es que en 2020 la producción de energía libre de emisiones de dióxido de carbono en España alcanzó el 66,9% del total. Si las renovables siguen desarrollándose al ritmo al que lo están haciendo es probable que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que ha fijado como meta que el 74% de toda la producción eléctrica española sea de origen renovable en 2030, llegue a buen puerto.
Imagen de portada | Foro Nuclear
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