A las aerolíneas les está costando despegarse de las fuentes de energía tradicionales. China ha decidido aprovechar esa enorme oportunidad.
China ante su nueva oportunidad. El gigante asiático se está moviendo para liderar la transición de las aerolíneas a combustibles de aviación sostenibles (SAF), publica esta semana Bloomberg.
Los SAF son combustibles para la aviación que se producen a partir de fuentes más sostenibles, como el aceite de cocina usado, la grasa animal, los residuos agrícolas y otros materiales orgánicos que reducen a la larga las emisiones de gases de efecto invernadero de los combustibles fósiles.
¿Por qué China? Porque tiene la materia prima y abundante energía renovable con la que acelerar el desarrollo de los SAF. Y está haciendo inversiones y movimientos regulatorios para tratar de transformar la aviación como ya ha hecho con la energía solar y los coches eléctricos.
Por qué no han despegado los SAF. La producción de SAF es cara y no puede —ni debe— competir con la producción de alimentos, lo que favorece la escasez de materia prima. Tampoco está recibiendo un apoyo político contundente, lo que frena su desarrollo con respecto a las energías renovables.
Un fracaso sonado es el de Fulcrum BioEnergy, la startup estadounidense dedicada a los biocombustibles de aviación que, aun con el apoyo de BP y aerolíneas como Cathay Pacific y United Airlines, no ha logrado despegar.
Todos los ojos puestos en China. A pesar de las dificultades, Cathay, la aerolínea bandera de Hong Kong, mantiene el objetivo de que los SAF representen el 10% de su consumo de combustible en 2030, y su CEO, Ronald Lam, cree que será posible gracias a China.
Cathay está colaborando con la empresa estatal china State Power Investment Corp. (SPIC) para producir SAF. SPIC planea tener cuatro plantas operativas para 2026 y una capacidad de producción de entre 200.000 y 400.000 toneladas anuales.
Es un biocombustible viable. COMAC, una empresa pública china que fabrica aviones comerciales, completó recientemente un vuelo de prueba de su avión C919 —con capacidad para 168 pasajeros— utilizando SAF de Sinopec, el mayor refinador de petróleo del país.
Los reguladores mueven ficha. Este año, la Autoridad de Aviación Civil de China ha empezado a otorgar licencias de aeronavegabilidad a productores de SAF y ha inaugurado el primer centro técnico del país dedicado al combustible de aviación sostenible, publica hoy Reuters.
Ubicado en Chengdu, el centro tiene como objetivo establecer estándares y realizar investigaciones de productos. Tiene instalaciones de prueba para nuevos productos y planea desarrollar un sistema de certificación para combustibles sostenibles. No solamente por los beneficios ambientales, es también una cuestión estratégica.
Futuro. Cuando los reguladores impongan nuevas políticas orientadas a adoptar combustibles de aviación más sostenibles, China estará preparada. Las empresas de biocombustibles ya han invertido más de mil millones de dólares en la construcción de las primeras plantas de SAF a la espera de que el sector se dispare.
Si esto no ocurre, el consumo interior de China justificará de todos modos la inversión. China es el segundo mayor mercado de aviación del mundo y consume aproximadamente el 11% del combustible de aviación global. Se espera que el consumo de SAF en China pase de 0 a 2,5 millones de toneladas al año para 2030.
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