No digas eólica, di mejor eólica "made in China". Que el gigante asiático ha conseguido convertirse en una pieza fundamental de las tecnologías renovables, incluidos los aerogeneradores que aprovechan las rachas de viento, no es nada nuevo. El propio sector europeo ha alertado de la huella creciente de la industria china. No por conocida la tendencia dejan de ser sin embargo sorprendentes los datos que ayudan a dimensionarla. Sobre todo cuando aportan perspectiva sobre su evolución y cuál es, ya a día de hoy, la cuota de las empresas asiáticas.
La consultora Wood Mackenzie, con sede en Edimburgo, acaba de publicar un informe que pone el termómetro al sector. Y el resultado es llamativo.
¿Cómo evolucionan los pedidos de turbinas? Esa es la primera pregunta que responden los analistas de Wood Mackenzie, que antes de sacar la lupa para estudiar los diferentes mercados y compañías se centran en la demanda global. Y su balance es positivo. Bastante, de hecho. Según sus datos, el registro mundial de pedidos de turbinas eólicas se despidió de 2022 con buenas noticias por partida doble: la adquisición del equivalente a 44 gigavatios (GW) el cuarto trimestre y 136,6 GW en el cómputo de todo el año. En ambos casos son cifras récord.
¿Cómo se traduce eso en inversión? Los autores calculan que la inversión anual rondó los 74.200 millones de dólares y, en líneas generales, la entrada de pedidos experimentó un alza interanual del 90% durante el último trimestre del ejercicio y un 30% si lo que se analiza es el conjunto del año fiscal. Los datos son buenos también si nos centramos en la offshore, la eólica marina: el ejercicio pasado alcanzó también nuevos récords, con 19 GW en pedidos recibidos.
¿Y cuál es el papel de China? Pues a tenor de los datos de WoodMac bien podemos hablar de un papel fundamental. Y eso quizás suponga quedarse cortos. La consultora calcula que China acaparó cerca del 65% de la capacidad de pedidos durante el cuarto trimestre, porcentaje que se elevó incluso al 70% en el conjunto del ejercicio. Es más, la clasificación de entrada de encargos la lideraron tres OEM (original equipment manufacturer) con sede en el gigante asiático: Envision Energy, Mingyang y Goldwing, con más de 17 gigavatios cada uno.
"Esta actividad fue impulsada por el posicionamiento de las desarrolladoras para cumplir con el plan quinquenal número 14 de China, que destaca el desarrollo de energía verde en la nación asiática", destaca el estudio, que deja otro indicador clave: el 80% de la actividad asociada a la eólica marina procedía de China.
¿Y el resto? He ahí una de las claves. La entrada de pedidos fuera de China experimentó una caída interanual del 15%, lo que la dejó en 41 GW, alrededor de 9 gigawatios por debajo del promedio de capacidad de pedidos de los últimos cuatro años. El fenómeno es tan importante que el propio Luke Lewandowski, director de investigación de Wood Mackenzie, se detiene en la letra pequeña del análisis.
¿Qué lectura hace de los datos? "Hemos visto una actividad increíble en China, pero sus elevadísimos números han enmascarado de alguna manera una desaceleración de los OEM occidentales, que se han visto afectados por los desafíos de la cadena de suministro y los aumentos de costos", advierte el analista de Wood Mackenzie, y prosigue: "Esto ha tenido un impacto negativo tanto en la entrada de nuevos pedidos como en la actividad de instalación fuera de China".
Capítulo aparte merece Norteamérica, donde la entrada de pedidos fue "relativamente estable", con un alza del 7%. "Estamos viendo ya la reacción positiva a la Ley de Reducción de la Inflación, con un incremento del 22% en los pedidos del segundo semestre con respecto al primero en EEUU", zanja.
¿Qué opina el sector fuera de China? A lo largo de los últimos meses los grandes fabricantes europeos ya han reconocido la complejidad de un escenario marcado por el contexto macroeconómico y geopolítico, con desequilibrios en el mercado, la deriva de los precios o las interrupciones en la cadena de suministros, entre otros factores, como la lentitud de los permisos. En octubre Wind Europe ya calculaba que durante el tercer trimestre de 2022 los pedidos de turbinas habían caído alrededor de un 36% si se comparaban con el mismo período de 2021.
Ese contexto se completa con la sombra del gigante asiático. "China está comenzando a ganar algunos pedidos en Europa de turbinas eólicas. Están llamando a la puerta", reflexionaba a finales de 2022 Giles Dickson, directivo de WindEurope, en The Financial Times. Los cálculos del diario muestran que si en 2018 los grandes fabricantes chinos acaparaban alrededor del 36,6% de las nuevas instalaciones de turbinas a nivel mundial, en 2021 rondaban ya el 53,5%.
Imágenes: Xinhua y Wood Mackenzie
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