En casa de la familia Torres llevan tiempo sin ver una factura de la luz. En 2014 el padre de familia, Miguel Torres, decidió crear su propio sistema de autoabastecimiento de energía para su vivienda. Quería demostrar que se podía vivir desconectado de las grandes compañías eléctricas y lo ha conseguido.
Tras cinco años, este ingeniero técnico industrial, con residencia en la urbanización Balcón de Olletas, en Málaga, no solo ha logrado llevar la alternativa a su casa, sino que también la extiende a otros hogares y negocios a través de su propia empresa, Atepo.
El sol es la principal fuente de energía de la vivienda. Para ello, la instalación consta de paneles solares con 4,2 kilovatios de potencia pico con baterías para acumular la energía hasta 5 días y colectores para calentar el agua.
En su casa todo es eléctrico, salvo la calefacción para la que cuenta con una estufa de pellet. Además, aunque en Málaga el astro rey se deja ver a menudo, Torres también dispone de un generador con motor de combustión interna, al que ha tenido que recurrir muy pocas veces en este lustro.
Durante este tiempo, en su casa incluso se ha cambiado la forma de utilizar la energía y, como asegura, “se hace una vida mucho más paralela al sol”. Hasta el punto de generar más energía de la consumida. Algo que ha cambiado a principios de este año cuando se compró un coche totalmente eléctrico.
Entonces, como solución más económica y directa, utilizó su sistema de autoabastecimiento para que, siempre y cuando la batería de la vivienda estuviera cargada, los excedentes se destinara para el automóvil. Sin embargo, no es suficiente y ha tenido que hacer un contrato solo para el coche. Su vehículo tiene una autonomía de 400 km y en la actualidad cubre, con la energía solar, el 25% de su carga. Para mejorar esta proporción, este ingeniero está pensando en realizar una ampliación del generador fotovoltaico.
“Cuando me desconecté de la red estaba pagando en torno a los 100 euros al mes”. Así Torres calcula que ha ahorrado 6.000 euros en su factura de la luz. Sin embargo, cuando se trata de números, lo más importante es hablar de la inversión inicial. Para su instalación, Torres contó con una subvención del Programa de impulso a la construcción sostenible de la Junta de Andalucía de 15.000 euros. Gracias a esta cifra logró cubrir el 80% del coste de la instalación.
“Ahora mismo los retornos están entre 4 y 10 años”, asegura Torres. Aunque en cada caso, apunta, “es necesario hacer un plan de retorno de la inversión”. Para ello es clave conocer el tipo de consumo que se realiza. “No es lo mismo una familia que consume en ciertos picos del día que sectores como el industrial o el comercial que necesitan mucha más energía”, explica. Por eso, a alguien que quiera dar el salto al autoabastecimiento le recomendaría que se informe y ajuste su instalación a sus necesidades.
Su objetivo era dar un golpe de efecto
Para este malagueño su plan energético comenzó con la llegada de la crisis. Torres es de los que piensa que “hay que hacer cosas diferentes para ganarse la vida”. Así es que en 2012, tras detectar una línea de negocio, el autoconsumo fotovoltaico, comenzó a trabajar en esa dirección. Sin embargo, la regulación no se lo puso fácil.
En 2013, se puso en marcha una gran reforma energética que trajo consigo el llamado impuesto al sol - derogado en 2018 - por el que se obligaba a los usuarios con sistemas de autoconsumo conectados a la red a pagar por la energía que ellos mismos generaban. “Esta forma de legislar en contra me lleva en buena parte a tomar la decisión”, asegura Torres.
Aunque el salto no lo dio hasta un año después, cuando recibió la subvención. Reconoce que lo que él hizo no fue lo más inteligente. “Fue un gasto muy importante y si no hubiera sido por la ayuda hubiera sido imposible”, explica. Sin embargo, buscaba “dar un golpe de efecto, hacer las cosas diferentes y trasladar un mensaje de que sí se puede”.
Si echa la vista atrás, asegura que cambiaría muy poco de su instalación. Se tomó su tiempo para elegir cada parte del sistema. Sin embargo, con el paso de los años, es imposible que la tecnología no haya avanzado, así es que, como él mismo cuenta, hoy quizás elegiría paneles más eficaces - con la misma superficie podría tener un 20% más de potencia - o baterías de litio, más asequibles en la actualidad.
¿Cómo ha cambiado la legislación?
En la actualidad, gracias al Real Decreto Ley 15/2018 y después al Real Decreto 244/2019 se ha conseguido avanzar en la regulación de este tipo de instalaciones. Por ejemplo, se permite que instalaciones conectadas a la red que generen un excedente de energía puedan venderlo y los pequeños consumidores puedan acogerse a lo que se denomina compensación simplificada. De este modo, el cliente obtiene por la energía sobrante un ingreso que fija la comercializadora y que generalmente es menor al precio al que se paga.
Aún así, Torres cree que todavía se podría hacer más. Por ejemplo, reclama más posibilidades para compensar los excedentes. “La compensación simplificada está dando muchas malas interpretaciones y es necesario buscar un reparto dinámico - que permita minimizar los excedentes y maximizar la energía autoconsumida - para que sea mucho más práctico tener este tipo de instalaciones”, explica.
Aunque lo que más indigna a este experto es la libre interpretación que hace cada Comunidad Autónoma de la actual ley estatal. “Es inaudito que con la misma legislación en Andalucía pidan, por ejemplo, autorizaciones que no son necesarias en Castilla y León o Navarra”, explica, a la vez que reclama que desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), dependiente del actual Ministerio para la Transición Ecológica, lo supervisen y “no traten a los ciudadanos de diferente forma”.
Torres recuerda que “España es de los países de Europa con mayor potencial solar” y lamenta que “en la actualidad tengamos un nivel de implantación muy bajo, debido a la demora provocada por las anteriores legislaciones”. Sin embargo, para este ingeniero, aunque considera que se ha avanzado, “el peligro está latente porque los gobiernos pueden cambiar de estrategias en cualquier momento y retroceder”. Eso solo el tiempo lo dirá.
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