La energía eólica está llamada a ser (junto a la solar), una de las grandes protagonistas de la transición energética. De hecho, actualmente el viento ya es uno de los principales actores de muchos de los sistemas eléctricos del mundo. Sin ir más lejos, en España la eólica fue la principal fuente de energía eléctrica en 2021, con alrededor de un 23,3% del total de la producción según datos de Red Eléctrica de España.
Pero lo cierto es que, si queremos seguir descarbonizando la economía, esa cuota debe aumentar de forma notable. Así lo marcan los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que prevén que la potencia eólica instalada en España se duplique para el año 2030, pasando de alrededor de 28 gigavatios actuales hasta 50. Por supuesto, las perspectivas de instalación a nivel mundial también indican un crecimiento importante.
Sin embargo, a la vez que seguimos instalando nuevos parques, los más antiguos empiezan a llegar al final de vida útil. Según datos de WindEurope a fecha de 2020, alrededor de 34.000 aerogeneradores instalados en territorio europeo tienen 15 años o más. Teniendo en cuenta que la vida útil de un aerogenerador suele rondar entre los 20 y los 30 años, esto nos lleva a un futuro cercano donde muchas de estas máquinas serán desmanteladas. Por ponernos en perspectiva, en 2021 se desmantelaron 396 megavatios de energía eólica en Europa, pero las previsiones hablan de desmantelar 11.400 megavatios durante los próximos 5 años. El volumen va a crecer de forma notable.
Como consecuencia, en los próximos años nos juntaremos con cientos de estas máquinas antiguas achatarradas. Pero que no cunda el pánico: actualmente el 80-90% de un aerogenerador es reciclable. Hablamos de materiales como el acero, cobre, aluminio, hierro fundido, hormigón y plásticos que no suponen un reto tecnológico y pueden ser reciclados utilizando los procesos e instalaciones existentes actualmente. Sin embargo, el caballo de batalla está en las palas, un componente mucho más complejo de reciclar dada su fabricación en materiales compuestos (fibra de vidrio, fibra de carbono, resinas y otros polímeros), que requieren de procesos más complejos y costosos.
Dando una segunda vida a las palas de los aerogeneradores
Siguiendo uno de los fundamentos del cuidado del medio ambiente conocido como _la regla de las tres erres_, el primer paso que deberíamos dar para evitar juntarnos como demasiadas palas usadas es reducir la cantidad de ellas que utilizamos. Sin embargo, teniendo en cuenta las necesidades de descarbonización de la economía, las previsiones de instalación a futuro y las previsiones de desmantelamiento descritas anteriormente, salvo catástrofe, parece complicado que eso vaya a ocurrir.
El siguiente paso sería reutilizar. ¿Qué podemos hacer con las palas usadas de aerogeneradores? Esa es la pregunta que se están empezando a hacer muchas startups y universidades a lo largo del mundo. Y la verdad es que las posibilidades son muy diversas.
Dada su forma, su tamaño y que están fabricadas en materiales resistentes y relativamente ligeros, su utilización como elemento arquitectónico o como mobiliario son sin duda las más extendidas. Algunos de estos ejemplos ya han sido instalados alguna vez, mientras que otros son simplemente ideas de estudios de arquitectura o universidades.
Parques infantiles
En Rotterdam en Países Bajos, nos llega este curioso parque infantil fabricado a partir de palas reutilizadas de aerogeneradores promovido por el ayuntamiento. Como se puede comprobar, se cortaron varias palas en partes que sirven como túneles, torres, puentes y toboganes para el disfrute de los niños. Se trata de un lugar pionero, ya que fue construido en el año 2009. Se trata del parque que podéis ver también en la foto de portada.
Posteriormente, otros parques similares se han construido en otras ubicaciones cercanas.
Mobiliario urbano
También en Rotterdam, esta vez en la plaza Willemsplein, nos llega otro ejemplo de utilización de palas de aerogeneradores como mobiliario urbano. En este caso, se han utilizado nueve palas de aerogenerador completas para crear asientos públicos. Como se puede comprobar no han sido cortadas (solo pintadas de rojo), aunque también es ciert que corresponden a modelos pequeños de aerogenerador.
Algunos ejemplos de mobiliario menos ambiciosos pero con diseños llamativos son estos que nos llegan desde la empresa ANMET.
Puentes
La utilización de la palas para la construcción de puentes es quizá una de las aplicaciones más curiosas y espectaculares, pero también una de las que más trabajo supone. Aquí, la pala se convierte en un elemento estructural del puente y surge la necesidad de hacer cálculos más complejos.
Según sus creadores, no es solo una forma encontrar una segunda vida a las palas, sino que pueden llegar a ser competitivas en costes respecto a otros puentes de construcción tradicional. Los diseños pueden ser muy diversos.
Marquesinas o tejavanas
Una aplicación con mucho potencial es el uso de las palas como marquesina para diferentes aplicaciones. Debido a su forma, es relativamente sencillo hacer un corte a la pala que permita su utilización como tejavana. El siguiente ejemplo corresponde a un aparcamiento de bicicletas hecho a partir de un segmento de una pala. Está ubicado en el puerto de Aalborg, en Dinamarca. La empresa REwind también cuenta con un diseño en su catálogo, que puede ser utilizado como parada de autobús.
Barreras acústicas
Otra aplicación interesante con la que cuenta REwind es su catálogo es el uso de la palas como barreras acústicas. Las palas troceadas podrían utilizarse para crear los típicos muros acústicos que habitualmente se utilizan para separar carreteras de zonas peatonales.
Incluso, dado que las palas son huecas, podrías llenarse de tierra e incluir vegetación.
Torres para líneas eléctricas
Un concepto curioso, y que además de alguna manera mantiene un uso relacionado con la generación de energía, es la utilización de las palas de aerogeneradores como torres eléctricas para el transporte de electricidad. Los miembros de la red del Instituto Tecnológico de Georgia, en Atlanta, incluso han llegado a construir un prototipo de 6 metros de altura.
Ahora, después de comprobar que la pala puede soportar el peso y las cargas de los cables, los ingenieros tienen previsto construir un nuevo prototipo utilizando una pala de 36 metros de longitud.
El tamaño puede ser una limitación
Como se puede comprobar en las imágenes, muchos de estos proyectos se basan en palas de pequeño tamaño, que corresponden a las palas utilizadas en los modelos más antiguos y que son los que están llegando al final de su vida útil.
Sin embargo, según pasen los años, las palas que se vayan retirando serán cada vez más y más grandes, abriendo un abanico de posibilidades para su reutilización: ¿por qué no hacer una marquesina para coches en lugar de una para bicis? ¿o puentes muchos más largos?
No obstante, la reutilización de palas más grandes también implica otros hándicaps como la logística. Al final, el coste del transporte de ir a recoger las palas desmanteladas se puede disparar (por la necesidad de transportes especiales), así como su procesado en un taller y su traslado a la ubicación final.
Esta problemática a su vez puede hacer más atractivo utilizar otras técnicas como la trituración o el machaqueo, lo que a su vez limita mucho las posibilidades de reutilización. Otra alternativa suele ser cortar la pala en parque, obteniendo diferentes piezas de un tamaño que cumpla con los estándares de transporte habituales (y más baratos).
Cuando la reutilización no es posible
Pero, por un motivo o por otro, la reutilización no es siempre posible. Puede ser porque la pala tenga daños estructurales que no permitan su reutilización, porque el coste logístico se pueda disparar (hay que recordar que muchos parques eólicos están en lugares remotos) o directamente porque no hay tanto mercado para soluciones basadas en reutilización de palas.
Sea como fuere, la industria ya es consciente de este problema y se están empezando a desarrollar proyectos que permitan aplicar la tercera de las tres erres: reciclar. En ese sentido, a nivel de España ya se han presentado proyectos para contruir una planta de reciclaje de palas en León y otra en Navarra.
Además, de cara a futuro, los fabricantes ya están desarrollando las llamadas palas 100% reciclables, diseñadas desde cero para permitir un más sencillo y más barato proceso de reciclaje. Es el caso de Siemenes Gamesa y su proyecto RecyclableBlade o del fabricantes especialista en palas LM Wind Power y su proyecto ZEBRA.
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