La buena salud creativa que en los últimos años ha mostrado Marvel se encuentra en sus márgenes, concretamente en un grupo de series y personajes más o menos menores en cuanto a fama mediática, alejados de los principales iconos de la editorial.
En esas cabeceras un grupo de autores han podido y pueden trabajar con libertad, experimentando, jugando y oxigenando un universo de ficción que, víctima de unos códigos inamovibles (la continuidad, los crossovers…), padecía una asfixia preocupante en el cambio de siglo.
De ese grupo de autores que transformaron las cosas ha destacado David Aja, un dibujante vallisoletano que es una de las más importantes firmas del mainstream. Con él hemos hablado en exclusiva para realizar una panorámica de su carrera.
Los comienzos (meteóricos)
David Aja (Valladolid, 1977) estudió Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, tras lo que comenzará una carrera en el mundo de la ilustración. "Empecé en el 2000 haciendo de todo, libros infantiles, prensa, El País, revistas... hacía absolutamente de todo".
Unos inicios ajenos al cómic, pero Aja pronto conseguirá entrar en el arte de la historieta, y en el mercado estadounidense. "Profesionalmente empecé con Marvel, el cómic me molaba como medio pero no había encontrado la manera de ganarme las habichuelas con él. En un salón de cómic conocí a Mike Marts, que me puso en contacto con Waren Simons, Editor de Marvel".
Entrar por Marvel en el mundo del cómic profesional parece que es hacerlo por la puerta grande, como una sensación de vértigo, pero en realidad todo resultó más fluido y natural. "Entonces alrededor de 2004, había unos títulos, 'Spiderman Unlimited', 'X-Men Unlimited'… historias de once páginas que encargaban a dibujantes y guionistas para tantear nuevas firmas".
A David Aja le encargan dos, ya que su estilo, proviniendo de la ilustración, se mostraba heterogéneo o directamente cambiante y adaptado a las circunstancias (lo cual se entiende perfectamente: no es lo mismo una ilustración de prensa que un libro de texto, por ejemplo, y el ilustrador adoptaba un estilo para cada situación).
Marvel quiso probar al dibujante, así que entregó material más cartoon, infantil, y por otro lado algo ya cercano a su reconocible estilo. "Me sirvió para ver por dónde me sentía yo cómodo, que no era otra cosa que hacer lo que yo quería, no forzar mi estilo".
Un estilo que es perfectamente reconocible: su dibujo cruza las influencias de dibujantes estilizados como el clásico Alex Toth, David Mazzuchelli o Frank Miller, a los que añade una batería de influencias diversas, incluso ajenas al mundo del cómic, que le dan un carácter único y sorprendente, a la vez que fácilmente asimilable por el lector marvelita.
"¡Me influye de todo, no termino si empiezo con las influencias!: he leído cómics toda la vida, me han inspirado muchas cosas, desde Winsor McCay y Will Eisner a Bernard Krigstein, Alberto Breccia… Frank Miller, es obvio… hasta las últimas lecturas, que me influyen, y el mundo del arte y del diseño también me influyen mucho, ilustradores, el constructivismo ruso...".
Hay una amalgama, una experiencia y un eclecticismo que llevan a un estilo único. Una amalgama en la que no es ajeno el universo de los superhéroes, por descontado, aunque no desde la óptica del fan irredento.
"A los cinco o seis años ya estaba leyendo Marvel y DC, hacia los diez u once años me regalan el 'Dark Knight' de Frank Miller! Pero los superhéroes los abandoné muy pronto. Lo último que recuerdo seguir era las 'Crisis' [en las tierras infinitas], 'Question', el 'Daredevil' de Nocenti... Y como lector de superhéroes lo que más me gustaba eran los “Extras”, miniseries de cuatro números, como el 'Lobezno' de Chris Claremont y Miller, o 'El Hombre máquina' de Barry W. Smith".
En el estilo contenido de esas series limitadas encontraba el dibujante su patrón, que el lector "pueda coger una serie que no dure mucho y que vea con su principio y su final, con todo ahí dentro".
Y en los 90 Aja, se desvinculó de los superhéroes: "me interesaban las cosas que sacaba 'La Cúpula': Peter Bagge, Lapham con 'Balas Perdidas', Daniel Clowes… nada, no sabía nada de Marvel en aquellos años, cuando entro en Marvel no había leído a Jim Lee… de superhéroes solo algo de Grant Morrisson como 'Doom Patrol', pero poco más. Es cuando entro en Marvel cuando me pongo las pilas, descubro 'Planetary' de Warren Ellis y John Cassaday, 'Sleeper' y 'Gotham Central' de Brubaker [y los dibujantes Sean Phillips y Michael Lark respectivamente] y claro, cosas que estaba sacando Marvel, me tenía que poner al día porque estaba dentro (risas)"
Marvel por dentro
Y tanto que estaba dentro. Cuando acaba aquellas dos historias le encargan 'Lobezno', un Giant-Size Wolverine con David Laphan y antes de acabar aquella colaboración, un fill-in de 'Daredevil', 'The Secret Life of Foggy Nelson' (con Ed Brubaker).
"Y mientras hacía el fill-in, me acuerdo que ni lo había terminado, me sale el 'Iron Fist' con Ed Brubaker. De hecho recuerdo que me encargaron la portada del número 1 cuando estaba haciendo el primero de 'Daredevil'. La serie de 'Iron Fist' no estaba ni escrita pero necesitaban una portada para las promos, y es curioso que en la portada el logo que lleva en el pecho no estaba ni diseñado, no es exactamente el logo que luego aparecerá en los cómics".
El 'Inmortal Puño de Hierro' es su primer trabajo de gran éxito. Se trata de la revisión de un personaje más o menos olvidado que, con guiones de Matt Fraction y Ed Brubaker, se extendió seis números. Justo lo que buscaba Aja, el espacio adecuado para explorar un personaje a través de una historia. Y de paso, jugar con el medio.
Las páginas de Aja son una prueba de su eclecticismo aderezado con un talento propio, impactante, para crear soluciones gráficas con las que iluminar sus narraciones.
Inventivo, estilizado, sorprendente y devolviendo en el seno de Marvel al primer plano la forma, su estilo prácticamente supuso el inicio de una nueva era Marvel, la de esa "cara B" con autores de marcada personalidad artística (Javier Pulido, Javier Rodriguez, Marcos Martín, Emma Ríos, Michael Allred…) y guiones cuanto menos divertidos a cargo de los guionistas más solventes de Marvel, como los citados Fraction o Brubaker.
Pero el camino en ascenso de Aja no se agota con 'Iron Fist', se reservaba un as en la manga, una serie cuya importancia es ya indiscutible en una década para la que Marvel casi es antes un productor de cine y no de cómics. Claro que 'Ojo de Halcón' no es cualquier cómic, y mucho menos un atrezzo más alrededor de las películas de 'Los Vengadores'.
Ojo de Halcón, la obra cumbre
Entre 2012 y 2015 se publicará la serie que posiblemente ya queda como el mejor cómic del género de superhéroes de la década, o uno de los mejores. Lo es sin apelar a los rasgos obvios del género (o quizá gracias a ello), en un tebeo sin trajes, sin poderes, sin grandes sagas o poderosos villanos. En el que el héroe resulta humanamente frágil, permanente magullado, emocionalmente inepto pero con un corazón puro y empático que le lleva a asumir la defensa de los más débiles de su barrio.
'Hawkeye'/ 'Ojo de Halcón', es una serie que el colorista Matt Hollingsworth, el escritor Matt Fraction y el propio David Aja firman sin separar conceptos (guión/dibujo/color…) porque el resultado final es una amalgama natural antes que un ensamblado. Una serie muy personal en el seno de la editorial del cómic industrial por excelencia, que ha supuesto un éxito. La obra tiene más dibujantes en ocasiones puntuales, destacando la aportación de Javier Pulido en su anual.
En 'Ojo de Halcón' David Aja experimenta, crea páginas de una sofisticación desarmante y, bien, es un lugar común pero inevitable, entrega 'Pizza Is My Business'. Común porque está en cada texto sobre el autor. Inevitable porque es una obra maestra en la que todo está contado desde la perspectiva de un perro: lo que ve, lo que huele, lo poco que puede entender del lenguaje humano… una arquitectura en viñetas y páginas más próximas a Chris Ware que, en fin, al canon Marvel.
Los premios llovieron y Aja se convertirá en uno de los autores del mainsteam norteamericano más importantes del planeta. Haciendo lo que le da la gana, disfrutando y entregando un tebeo de superhéroes que no se parece a ningún otro aunque homenajea con inteligencia la tradición y los mejores títulos del pasado Marvel.
El dibujante ve su obra en perspectiva: "En el momento que has terminado algo empiezas a ver fallos, no estás contento, cambiarías cosas. Esto en parte es bueno porque siempre me dejará la cosa de seguir trabajando". Pero más allá de este espíritu autocrítico sano, advierte una toma de posición importante con las historias de este arquero Vengador.
Matt Fraction, David Aja y Matt Hollingsworth reciben una colección con carta blanca y total libertad, hasta el punto de poder buscar unos derroteros imprevistos, para la serie. "Teníamos libertad en todo: portadas, diseños, en los argumentos. Yo creo que esto ha tenido una influencia muy importante, porque en Marvel y fuera de Marvel Hawkeye ha abierto la posibilidad de buscar un nuevo tipo de lectores. Especialmente lectoras. No tengo ni idea de por qué la serie tuvo ese éxito, ¡ojalá lo supiera, repetiría la fórmula toda mi vida!".
El número uno, en este contexto, era sobre un tipo (el propio Ojo de Halcón) que sin usar traje de superhéroe ni nada del estilo, salva un perro. El pronóstico fue, por parte de Marvel, de seis números. No solo no se canceló: este número uno tuvo "siete ediciones de grapa, y además ese número se ubicaba, en las librerías, en zonas que no eran el escaparate propio de los cómics de superhéroes".
Todo esto ayudó, y por supuesto la calidad de 'Ojo de Halcón'. Insisto: pese a su sabor a clásicos como el 'Daredevil' de Miller o los trabajos de Jim Steranko en los años setenta, la serie no se parecía a nada previo, ni seguía las modas del momento. No es poca cosa para alzar al podio de las grandes ventas a un cómic.
Pero más allá de las historias del arquero David Aja no ha parado. Durante la serie, o poco antes, sigue publicando números especiales con los 'Nuevos Vengadores', 'Vengadores Secretos' o 'Lobezno', muestras de su capacidad para jugar y sorprender, que se hace extensible a las portadas.
La evolución la defiende Aja como un acto de atrevimiento personal, frente a una cierta autocensura del propio autor: "Hay que hacer cosas y presentarlas, hacer lo que a uno le gusta hacer, con una forma propia, y eso puede ser algo diferente que a Marvel le guste. Y si la editorial lo aprueba, pues hay que contar con la suerte. Con 'Hawkeye' la tuvimos, por lo que sea cuajó y ha sido muy influyente".
Hazme esa portada: rompiendo moldes
En la charla con David Aja no he querido obviar sus excelentes portadas, tanto las de sus series como dibujante principal como aquellas que ha entregado para cómics ajenos. Unas portadas alejadas de lo mainstream y las fórmulas usuales en los comic-books de Marvel o DC.
Desde las portadas diseñadas para aquellas series de las que es también autor ―como 'Puño de Hierro' y 'Ojo de Halcón' o los numerosos números sueltos que ha ilustrado― hasta obras asumidas para títulos en los que su presencia es únicamente la de portadista: 'Scarlet Witch', 'Karnak', o incluso para los cómics del universo 'Star Wars'.
El propio autor explica mejor que nadie su visión de lo que debe ser una portada: "Es lo mismo y lo más importante: hacer lo que me gusta a mí. A partir de ahí, pienso en qué es una portada, que no es solo algo bonito: hay un diseño y hay una utilidad. 'Iron Fist', con unas portadas con mucha masa de blanco en su diseño, era una época de portadas súper abarrotadas, y cuando mirabas la estantería de la librería solo veías un mejunje marrón. Vi que si en mis portadas metía dos franjas blancas, muy marcadas, eso resaltaría. Era una cuestión técnica, de hacer la portada visible entre otras muchas."
Y ¿varía el concepto de una serie a otra, o ve evolución en su carrera como portadista? "La portada es lo que va a vender un cómic. A partir de ahí me gusta, según colecciones, buscar una misma estética o temática. Por ejemplo, las de 'Scarlet Witch' que estoy haciendo ahora, uso color negro y rojo, juego con este tipo de conceptos."
Conceptos que han llevado a la obra y el arte de David Aja a recibir los premios más prestigiosos, como cinco premios Eisner o dos Harvey. Al final la mirada personal, insobornable, se impone con su obra como una vía, posiblemente la mejor, para que los cómics sigan siendo un mundo excitante y asombroso.
Foto | Jose Emilio Amo
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