Dicen que es la tecnología a seguir dentro de poco: los dispositivos wearable. Una traducción un poco complicada porque se refiere a los que llevamos puestos. Ya están aquí, en forma de pulseras cuantificadoras y relojes inteligentes, sin olvidarnos claro del más icónico: Google Glass.
Todavía queda mucho camino por recorrer y cuestiones que resolver, queda por definir cómo serán estos dispositivos que lleguen masivamente y también qué aplicaciones podremos usar. Precisamente, esa es la tarea de Silica Labs, una empresa especializada en crear apps para estos dispositivos. Charlamos un poco sobre esta tecnología con uno de sus cofundadores: Antonio Zugaldía.
Antes de empezar, me gustaría que nos ayudaras a concretar los límites de wearable computing, qué es y qué no es. Creo que es un concepto muy extenso ¿es llevar el móvil en el bolsillo wearable computing también?
Antonio: De momento no está definido. Estamos en los primeros de este nuevo concepto, aunque ya hemos tenido dispositivos de este tipo antes: relojes, comunicadores de ciencia ficción. Sin embargo, es un concepto que estamos empezando a definir ahora. Para mí, wearable computing son dos cosas.
Por un lado, es que la tecnología se adapta a nosotros, y no nosotros a la tecnología. Usar la tecnología de forma natural, en vez de estar sentados delante del ordenador, el hecho de que podamos hacer actividad diarias y recibir información en tiempo real es la dirección del wearable computing.
Por otro lado, son dispositivos que nos hacen repensar cómo tienen que ser las interfaces. Son pantallas más pequeñas y el uso que hacemos es diferente por lo que nos tenemos que replantear su uso. Cuando uno tiene la pantalla de un iPhone, por ejemplo, y quiere hacerlo para Android hace unos pocos cambios, es lo mismo. Cuando llevamos una aplicación a, por ejemplo, Google Glass no vale con cambiar el tamaño de pantalla. El uso y las expectativas son diferentes.
Para mí el wearable computing es la tecnología contextualizada: que sepa cómo andamos, dónde estamos y que en función de este contexto nos dé información que es útil en cada momento. Todavía es un concepto en pleno desarrollo y que queda por definir.
¿De dónde viene la influencia del wearable computing? ¿Viene más impulsado por la ciencia ficción o por el hecho diferenciador que, gracias a la tecnología, podemos llevar a cabo en este momento?
Antonio: El hecho de que la tecnología lo permita ayuda mucho, por supuesto. Lo que está marcando el nacimiento de esta tecnología son los sensores. Cuando apareció el iPhone ya introdujo unos cuantos sensores de movimiento entre otros. Cada vez hay más sensores, el Nexus 5, sin ir más lejos, incluye unos treinta.
La aparición de procesadores específicos está permitiendo un cambio de paradigma en los dispositivos. Todo, como decía antes, está relacionado con la tecnología contextualizada.
¿Puede ser una tecnología muy intrusiva? Entendido de dos formas: por un lado para el usuario que está detrás de esas gafas o llevando esa muñeca, a pesar ser completamente voluntario. Luego, el otro punto conflicto es si es intrusivo o no con los demás. Ya hemos visto casos de sitios que han prohibido la entrada a gente con Google Glass en Estados Unidos.
Antonio: Todo es intrusivo, incluso los zapatos y las gafas. Es tecnología, lo estás llevando en la zona más personal de tu cuerpo: la cara. ¿Por qué has usado esa tecnología tan intrusiva? Tiene una utilidad muy grande. La intrusividad es relativa si tenemos en cuenta lo que podemos hacer con ellas.
Google Glass nos permitirá estar conectados, informados y al final el balance estará en la comodidad y la usabilidad que le demos cada uno de nosotros.
Sobre la privacidad. La primera duda que tiene mucha gente es por qué tomo fotos con las gafas. Cuando entienden que para hacer una foto hay que hacer un gesto bastante obvio es lo mismo que cuando la hacemos con un smartphone. Hay cámaras espías que sí son más intrusivas, económicas y fáciles de usar. La sociedad tiene que ir preparándose para este tipo de tecnologías.
¿Será bien recibida esta tecnología?
Antonio: Cada vez que hay un cambio tecnológico se produce una innovación social y finalmente una reforma legislativa. Ha ocurrido con muchas tecnologías. Con el wearable computing nos acabaremos adaptando igualmente. Todos los cambios que nos hagan la vida mejor serán bien recibidos.
Un aspecto preocupante, a día de hoy, es el grado de dependencia de estos dispositivos con el móvil. De momento parecen más un centro de notificaciones que un dispositivo independiente.
Antonio: Las gafas de Google son algo más independientes pero es cierto que todavía hay una gran dependencia. Las empresas que han salido al mercado con los relojes han sido un poco cobardes: han puesto el potencial pero no el dispositivo final. Me gustaría ver gadgets que ya podamos ver.
Creo que en el caso de los relojes inteligentes hay que ir más allá e ir a dispositivos con pantalla más grande, que la propia correa fuera la batería del dispositivo. Tener un wearable en nuestra muñeca que haga más funciones.
Un ejemplo claro es la invención del reloj de muñeca que empezó con los pilotos de avión. Uno de ellos, pidió a un diseñador que le hiciera un reloj que pudiera ver en todo momento sin tener que sacarlo del bolsillo.
Estamos encasillados con que tiene que ser un reloj, tenemos que romper con esa tradición y buscar un dispositivo diferente. Creo que sería una buena prueba que una gran compañía lanzara un dispositivo de este tipo. Samsung construye cualquier cosa, puede hacer dispositivos de cualquier tipo y ya lo ha demostrado. Eso sí. No es sólo hacer tecnología sino saber aplicarla bien y ese va ser un factor fundamental.
Silica Labs es la empresa que fundasteis hace un año, asentados en Washington DC, ¿cuál es vuestro trabajo ahora mismo?
Antonio: Nuestra empresa surgió a principios de año. No sólo nos dedicamos a crear aplicaciones sino también a crear diseños de aplicaciones. De hecho, uno de nuestros socios fundadores es diseñador. Google Glass es la primera plataforma pero no sólo trabajamos con ella, nos dedicamos a una categoría de producto.
Era una apuesta arriesgada pero es lo que nos gusta. Sabemos que todavía hay mucho camino que desarrollar todavía. La buena noticia es que, seis meses después, tenemos ingresos y vamos creciendo al mismo ritmo que este mercado. También hacemos como agencia: nos pides una aplicación y nosotros te la desarrollamos.
¿Y qué hay sobre las patentes?
Antonio: Uno de nuestros socios fundadores es un abogado defensor de la neutralidad en la red. Tenemos la experiencia legal y estamos en proceso de hacer patentes pero en otro lado, está la idea de empresa de que queremos las patentes como un objeto defensivo y no como uno agresivo para hacer patent trolling al resto de las compañías del sector. Somos conscientes del riesgo de usarlas de forma inadecuada, nuestros objetivos son otros.
¿Cómo ves a Google Glass y qué pretenden hacer con ellas? ¿Será para siempre un dispositivo para desarrolladores o será algo más en el futuro?
Antonio: Nuestra relación con Google es buena y su objetivo es crear un ecosistema para que las empresas puedan crear aplicaciones para sus gafas. Han hecho un gran esfuerzo, a día de hoy su objetivo son los desarrolladores. Después de eso, me da la sensación de que Google esté interesada en que sea un producto que use cualquier persona. Google quiere que lo usemos todo, no sólo para usos profesionales como médicos o policías.
Uno de los problemas, que ya hemos visto con los televisores, es unificar a la gran mayoría de los dispositivos bajo los mismos estándares para trabajar juntos en la misma dirección ¿Se llegará a un acuerdo en este sector?
Antonio: Los mejores estándares no nacen forzados sino de forma orgánica. Muchas empresas empiezan a trabajar en determinada área y cuando ya está asentada se genera un estándar para ir construyendo cosas. Ahora mismo es relativamente caótico. Los principales dispositivos usan Android pero el desarrollo es diferente y no hay API o SDK único para todos.
Es una tendencia fuerte para que Android se encargue de ser el centro de los wearable devices, sólo unos pocos como Fuelband o Pebble no lo utilizan.
Muchas gracias a Antonio Zugaldía por su tiempo y a la organización del DevFest Madrid por hacer posible esta entrevista.
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