El nombre del telescopio espacial que quiere descubrirnos los secretos del universo parecía adecuado. James Webb no fue científico ni ingeniero, pero fue una figura clave en los inicios de la exploración espacial y fue máximo responsable de la NASA entre 1961 y 1968. Nuevos documentos han revelado algo que no se sabía de su pasado, y ahora eso está provocando presiones para que este organismo cambie el nombre de este gran observatorio espacial.
Qué ha pasado. Hace unos días la revista Nature revelaba cómo documentos internos de la NASA apuntaban (de nuevo, como veremos más adelante) a las presiones que estaba recibiendo la agencia para cambiarle el nombre al telescopio espacial James Webb. Se publicaron casi 400 páginas de correos en los que quedaba patente que el legado de James Webb era más problemático de lo que parecía. La NASA lo sabía, pero no hizo ni ha hecho nada al respecto.
El 'terror lila'. A mediados del siglo XX se produjo una vergonzosa persecución de empleados federales homosexuales. Similar a la caza de brujas de Joseph McCarthy —aunque ahí se perseguía a comunistas— este proceso veía a los gays y a las lesbianas que trabajaban para el gobierno como un riesgo para la seguridad nacional. Se les vigilaba, se les acosaba y se les despedía. Era el 'terror lila' ('lavender scare'), nombre que se basaba en la asociación del color lavanda con la homosexualidad.
Webb y la persecución homosexual. Antes de dirigir la NASA, Webb era el segundo máximo responsable del Departamento de Estado en EEUU. En un libro de historia sobre el 'Lavender Scare' publicado en 2004 se indicaba que "Webb se reunió con el Presidente Truman el 22 de junio de 1950 para establecer cómo la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Comité Huey deberían 'colaborar en la investigación homosexual'". Lo cierto es que antes de que Webb dejara el Departamento de Estado en 1952 se despidió a un gran número de empleados LGBTQ+.
El 'Lavender Scare' también estuvo presente en la NASA. Durante su mandato entre 1961 y 1968 en la NASA se se produjo el interrogatorio a Clifford Norton, de quien se sospechaba que era gay. Tras horas de proceso, se le despidió por "conducta inmoral, indecente y vergonzosa".
La NASA evitó la polémica antes del lanzamiento. Hace años que se hablaba del tema: en 2015 un periodista ya descubría aquel secreto del pasado de Webb, y hace un año se creó un movimiento para rebautizar al telescopio espacial. Más de 1.200 personas —muchas de ellas, astrónomos y astrofísicos— firmaron una petición para cambiarle el nombre, pero no sirvió de nada.
La NASA investigó el tema y concluyó que "no había evidencias" que apoyaran esa petición de rebautizar el observatorio espacial. Así lo indicó Karen Fox, responsable de comunicación en la agencia, que explicaba en NPR que los esfuerzos por esclarecer los hechos "no han desvelado evidencias que garanticen un cambio de nombre". La misión, que había sufrido varios retrasos, acabó lanzándose el 25 de diciembre de 2021, meses después de la polémica.
Pero la presión crece. La publicación de las citadas 400 páginas con correos internos demuestran que la NASA estaba al tanto del pasado de Webb y aún así habían hecho la vista gorda. El colectivo LGBTQ+ de la comunidad científica está insistiendo en que ese cambio es necesario y el coste de realizarlo sería simbólico.
La NASA ya ha cambiado nombres en el pasado: el Large Synoptic Survey Telescope acabó llamándose Vera C. Rubin Observatory en 2019 en honor a esta científica y a su trabajo, clave en el descubrimiento de la materia oscura. La agencia ahora tiene un serio problema de imagen y de reputación con la comunidad LGBTQ+, pero sobre todo con los científicos LGBTQ+.
Chanda Prescod-Weinstein, cosmóloga teórica en la Universidad de New Hampshire, afirmaba que el cambio era posible y recordaba que era bueno rectificar: "como científicos a menudo nos damos cuenta de que estamos equivocados, y establecemos un nuevo camino".
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