Más de 4.000 exoplanetas se han descubierto hasta la fecha, pero muy pocos con condiciones similares a la Tierra o lo suficientemente aceptables para albergar vida. Algunos son prometedores por albergar agua, otros son literalmente un infierno. Ahora una nueva investigación haya el que posiblemente sea el exoplaneta más similar a la Tierra, pero aún queda por confirmar si realmente existe donde se supone que debe estar.
En un estudio publicado en Astronomy & Astrophysics los investigadores dejan ver más detalles sobre Kepler-160d, el nombre técnico del posible exoplaneta en el sistema solar de Kepler-160 a unos 3.000 años luz de nosotros. La estrella Kepler-160 se descubrió hace un tiempo y se conocía la existencia de dos exoplanetas orbitándola: Kepler-160a y Kepler-160b. Analizando datos antiguos recopilados por la NASA descubrieron que en realidad podría haber un Kepler-160c y hasta un Kepler-160d. Este último es el que más curiosidad está despertando.
La estrella adecuada, el lugar adecuado
Kepler-160 es una estrella similar al Sol, a diferencia de otras que emiten radiación infrarroja al ser más pequeñas, Kepler-160 tiene un tamaño similar al Sol y emite luz visible. Su temperatura superficial es parecida a la del Sol, de 5.200 ºC. La estrella es uno de los mayores condicionantes para la habitabilidad de un planeta, ya que este se ve influenciado directamente por su gravedad y la luz que emite.
Pero la estrella no es lo único que se debe tener en cuenta, también dónde y cómo se encuentra el exoplaneta potencialmente habitable. En este caso Kepler-160d parece encontrarse a una distancia adecuada para mantenerse en la zona habitable. Es decir, ni muy cerca de la estrella para que las temperaturas sean demasiado altas ni muy lejos para que se reduzcan más de la cuenta, como ocurre con la Tierra respecto al Sol.
Con esto el exoplaneta consigue algunas condiciones que lo hacen potencialmente habitable dada su similitud con la Tierra. Los investigadores comentan que su periodo orbital es de 378 días, apenas 13 días más que la Tierra. Recibe alrededor del 93% de la luz que recibe la Tierra y gracias a esto se estima que su temperatura media es de 5 ºC (respecto a los 15 ºC de la Tierra). Asumen que el exoplaneta podría albergar agua líquida.
La dificultad de encontrar exoplanetas (y que encima sean habitables)
Lamentablemente no todo son victorias. Kepler-160d aún tiene que ser confirmado como planeta existente. Las probabilidades son altas, pero los científicos aún no han podido demostrar que realmente existe, sólo suponer su existencia por cómo altera las órbitas y el comportamiento de los astros circundantes. Para confirmarlo habrá que observar más en detalle de nuevo a Kepler-160 y analizar los datos.
La mayoría de exoplanetas descubiertos hasta ahora se han realizado en estrellas enanas rojas. Esto se debe a que son más comunes y a que su luz más tenue permite a los astrónomos descubrir mínimas variaciones en el brillo de la estrella debido al paso de un exoplaneta.
Se espera que los instrumentos del próximo telescopio espacial James Webb de la NASA o el telescopio espacial PLATO de la ESA sean capaces de arrojar más luz acerca de este exoplaneta en Kepler-160 y otros que se puedan descubrir en el futuro.
Vía | CNN
Más información | Astronomy & Astrophysics
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