Por primera vez en la historia un satélite ha conseguido engancharse a uno ya en órbita para desplazarlo y permitirle seguir funcionando. Era la misión de MEV-1, un satélite de Northrop Grumman que ha vuelto a colocar en órbita a Intelsat 901, un satélite de comunicaciones lanzado en 2001 que se había quedado sin combustible.
MEV-1 ha tardado tres meses en llegar a la órbita del Intelsat 901, que se había trasladado a una zona "cementerio" donde quedan los satélites ya no útiles para no estorbar a los operativos. Recientemente MEV-1 consiguió acoplarse a Intelsat 901, encargándose así del desplazamiento del satélite y de ofrecerle propulsión de nuevo.
Hacerlo no fue tarea fácil si tenemos en cuenta que ambos estaban moviéndose a una velocidad de más de 11.000 km/h. Para conseguir engancharse, el MEV-1 lo hace aprovechando una pieza del propulsor común en casi todos los satélites del mercado. MEV-1 inserta en él una pieza propia que le sirve para hacer la primera conexión y después engancharse correctamente en el anillo del adaptador de lanzamiento.
Cinco años extra de vida
Ahora Northrop Grumman confirma que tras acoplarse con éxito el MEV-1 movió de órbita al Intelsat 901 para que vuelva a estar operativo en una órbita que le permite dar cobertura de telecomunicaciones sobre el Atlántico. Lo hará durante los próximos cinco años, que es el tiempo que MEV-1 se quedará acoplado. Después de esto finalmente pondrán fin a la vida de Intelsat 901, MEV-1 se desacoplará y pasará a remolcar a un nuevo satélite que lo necesite.
MEV-1, lanzado el 9 de octubre de 2019, es el primer "vehículo de extensión de vida" (de ahí las siglas MEV) en el mercado. Está diseñado para acoplarse con satélites geoestacionarios cuyo combustible está casi agotado y su misión es literalmente extender la vida de estos satélites. Mientras tanto, otros como Starlink buscan colocar decenas de miles de minisatélites en órbita.
El éxito de esta misión crea sin duda un nuevo planteamiento para el uso y reciclaje de los satélites en órbita. Actualmente la "basura espacial" es uno de los mayores problemas en la órbita terrestre y el poder extender la vida útil de los satélites ya existentes es algo que, mínimamente, aliviará la saturación en órbita.
Más información | Northrop Grumman
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