Por primera vez, una eyección de masa coronal ha sido vista saliendo de una estrella que no es el Sol. Se trata de una erupción estelar, similar a la onda de radiación y viento solar que se desprende del centro de nuestro sistema planetario en periodos de máxima actividad.
Hasta ahora, los astrónomos habían detectado fulguraciones en otras estrellas distintas a nuestro astro rey, pero nunca correspondían con las llamadas eyecciones de masa coronal. Estos estallidos de plasma y partículas cargadas únicamente se conocían en el Sol.
Los responsables del hallazgo han sido unos astrónomos italianos, según recogen en 'ScienceNews'. Haciendo uso de datos procedentes del Observatorio Chandra de Rayos X de la NASA, en Massachusetts, observaron esta eyección relacionada con una fulguración detectada hace una década, procedente de una estrella gigante llamada HR 9024.
La estrella está a unos 450 años luz de la Tierra, es aproximadamente tres veces más grande que el Sol y diez veces más ancha.
Posibles implicaciones para la vida en planetas de otros sistemas estelares
La eyección contenía la cantidad de material esperado por los científicos basándose en estimaciones realizadas al extrapolar las eyecciones solares a estrellas más grandes. Sin embargo, la energía cinética del estallido fue mucho menos de la prevista según se ha explicado.
Este descubrimiento realizado gracias al empleo de un nuevo método de análisis de esa fulguración captada hace una década, también pone sobre la mesa posibles implicaciones para la existencia de vida en planetas de otros sistemas solares. Una positiva y otra negativa.
Según el astrofísico Julián Alvarado-Gómez del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics en Cambridge, en declaraciones a 'ScienceNews', el fuerte campo magnético de la estrella puede haber detenido la erupción. A partir de una simulación por ordenador, su equipo ha mostrado que un fuerte campo magnético a veces puede actuar como una jaula que mantiene atadas a la estrella las eyecciones de masa coronal.
Esto, que podría ayudar a explicar que un hallazgo de esta naturaleza no se hubiese producido antes, es una moneda con dos caras. Por un lado, un fuerte campo magnético como el que se cree que podría haber actuado en este caso ayudaría a mantener a salvo de una eyección los hipotéticos planetas que estuviesen a su alrededor. Algo positivo.
"La mala noticia es que esta energía tiene que ir a alguna parte y tal vez va a encender más fulguraciones", explica Alvarado-Gómez, ya que el campo magnético no las debilita. Esto significaría que muchos de los exoplanetas potencialmente habitables que los astrónomos han descubierto orbitando en las proximidades de estrellas propensas a las fulguraciones no estarían en las mejores condiciones para la formación de vida y el mantenimiento de sus atmósferas.
Imagen destacada | NASA Goddard Space Flight Center (CC BY 2.0)
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