Ayer se anunció que se han descubierto siete exoplanetas con un tamaño muy parecido a la Tierra en una estrella que está a, como poco, 40 años luz de nosotros. Y lo más importante de este descubrimiento no son ni siquiera los planetas, sino que puede permitirnos estudiar la atmósfera de uno de ellos.
Estudiar una atmósfera a 40 años luz, como explicaba el astrónomo Guillem Anglada-Escudé, es algo que bien vale un nobel. Y es que, aunque poco a poco nos vamos acostumbrando a los exoplanetas, encontrar cosas 'tan pequeñas' a tanta distancia sigue siendo algo tecnológicamente increíble. ¿Cómo hemos sido capaces de hacerlo?
El tránsito
Aunque los datos solo llegan hasta 2014, en el gráfico superior se puede ver que el uso del tránsito astronómico se ha convertido en uno de los métodos más importantes que usan los astrónomos para identificar la presencia de un planeta alrededor de una estrella.
¿En qué consiste este método? El tránsito es un fenómeno astronómico que ocurre cuando un objeto pasa por delante de otro más grande bloqueando la visión del segundo. La lógica, y la evidencia científica, nos dicen que, si un planeta gira alrededor de una estrella, ese tránsito será regular y, en algunos casos, podremos observarlo como podemos observar el tránsito de Mercurio por el Sol.
Bueno, de la misma forma, aunque no exactamente así. Los astrónomos estudian la luz que viene de cada estrella para analizar si parte de esa luz está siendo bloqueada cuando un planeta transita por ella en la línea de visión desde la Tierra.
En diciembre de 2015, el mismo equipo que ayer anunció el descubrimiento de los siete planetas, descubrió por primera vez tres planetas potencialmente habitables en la estrella TRAPPIST-1. Aquí se puede ver cómo varió el brillo de la estrella cuando se produjo el tránsito de los tres planetas. Algo que, por otro lado, nunca habíamos visto.
Una aguja en un pajar
En realidad, es mucho más sencillo buscar una aguja en un pajar que buscar exoplanetas en el espacio exterior. Según explicó Ignas Snellen, profesor de astronomía de la Universidad de Leiden, se calcula que por cada planeta que conseguimos detectar con este método “hay entre 20 y 100 veces más planetas” que están ahí, pero no conseguimos detectar.
Lo demás se consigue gracias a complejos cálculos matemáticos y modelos astrofísicos. Estudiando cosas como sus órbitas, sus tamaños y el comportamiento de la estrella que orbitan, podemos calcular si las condiciones de cada planeta podrían ser compatibles con la vida. Aún no son todo lo precisos que nos gustaría, pero el avance en los últimos años ha sido espectacular.
TRAPPIST (acrónimo del nombre en inglés del Telescopio Pequeño para Planetas en Tránsito y Planetesimales) es un complejo de dos observatorios robóticos que la Universidad de Lieja tiene en el observatorio de La Silla en Chile. TRAPPIST lleva años rastreando las 60 estrellas enanas frías más cercanas a la Tierra en busca del tránsito de planetas habitables y, todo sea dicho, nos está dando muchas alegrías.
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