Las predicciones de Elon Musk no siempre se cumplen, pero cuando lo hacen, le ahorran un mal trago.
En febrero de 2018, Elon Musk hizo una contundente promesa: si el cohete Vulcan Centaur de su principal competidor volaba para 2023, se comería su sombrero con mostaza. Seis años más tarde, la digestión sombreril no será necesaria.
El origen de la promesa
Como muchas promesas y predicciones de Musk, esta surgió para corregir a una persona que estaba criticando uno de sus productos: el Falcon Heavy. Esa persona era Doug Ellison, ingeniero del programa de rovers marcianos de la NASA.
Según Ellison, el cohete más potente de SpaceX ofrecía menos impulso específico que los cohetes de United Launch Alliance (ULA); salvo en su versión desechable, que es más cara que un Atlas V de gama alta.
Ellison había extraído los datos de la web sobre rendimiento de vehículos de lanzamiento de la NASA, pero Musk le contestó que no eran exactos, ya que se referían a la versión Block 1 del Falcon Heavy en lugar de la actual Block 5.
"Incluso si fueran exactos, un Falcon Heavy totalmente desechable, que supera con creces el rendimiento de un Delta IV Heavy, cuesta 150 millones de dólares en vez de los más de 400 millones de dólares que cuesta el Delta IV Heavy", añadió el empresario.
El Delta IV Heavy es el cohete más potente de ULA, muy por encima del Atlas V. Ha lanzado algunas cargas muy importantes para la NASA, como la Sonda Solar Parker, la nave que tocó el sol y batió todos los récords de velocidad de los objetos de origen humano.
Fue entonces cuando otro usuario de Twitter, David L., se metió en la conversación para matizar un dato: "El Delta IV Heavy cuesta menos de 400 millones de dólares, no más. El coste de lanzamiento de la Sonda Solar Parker Solar es de 389,1 millones de dólares".
Esta contestación irritó a Musk, a juzgar por el dardo envenenado que lanzó como respuesta: "Ese contrato es de hace tres años, antes de que ULA cancelara todas las versiones medianas del Delta IV. Las misiones futuras tienen todos los costes fijos del programa Delta acumulados, por lo que el precio es ahora de más de 600 millones de dólares por misiones contratadas para lanzar después de 2020. Es una locura".
El tuit desató una guerra entre CEOs que resumiré más abajo, pero antes que eso, desencadenó la promesa de Musk de comerse su sombrero.
Recordemos que estamos en 2018. Los planes de ULA eran reemplazar sus cohetes por el nuevo Vulcan Centaur con motores de Blue Origin (la empresa aeroespacial de Jeff Bezos) a partir de 2020.
Cuando un tercer usuario de Twitter le señaló estos planes a Musk, el magnate contestó lo siguiente: "Tal vez ese plan funcione, pero me comeré mi sombrero con una guarnición de mostaza si ese cohete lanza una nave espacial de Seguridad Nacional antes d 2023". Tory Bruno, CEO de ULA, contestó con un escueto: "wow".
Esperando al Vulcan Centaur
El Vulcan Centaur de ULA está destinado a reemplazar los cohetes Atlas V y Delta IV, incluyendo el Delta IV Heavy, cuyo último vuelo está programado para marzo de 2024.
Sin embargo, el vuelo inaugural del Vulcan Centaur se ha retrasado varias veces desde 2018. En primer lugar, porque Blue Origin tardó bastante tiempo en entregar a ULA los dos primeros motores BE-4 de la primera etapa. Estos motores usan metano líquido en lugar de hidrógeno líquido, y no han volado en ningún cohete aún: se estrenarán con el Vulcan y se usarán también en el futuro cohete New Glenn de Blue Origin.
Elon Musk se la tiene jurada a Jeff Bezos y ha estado metiéndose con ULA por el retraso de los motores hasta hace un par de años. "Os puedo mandar unos motores de recambio, por si acaso", le dijo a Bruno en una ocasión. "Gracias por la oferta, pero he oído que vuestros pájaros necesitan bastantes para volar y no querría que os quedarais cortos", contestó Bruno, refiriéndose a los casi 40 motores de metano que utiliza cada Starship.
Los motores acabaron llegando, pero el debut del Vulcan se volvió a retrasar por la explosión, durante unas pruebas en tierra, de una segunda etapa del cohete, llamada Centaur V. Y más tarde por una fuga de hidrógeno en la primera etapa.
Esos problemas también quedaron atrás, y el cohete estuvo finalmente listo para volar a finales de 2023. Su primera misión, programada para la Nochebuena, era enviar a la Luna la misión CLPS-1, el regreso de Estados Unidos a la superficie lunar después de 50 años. No obstante, el final abrupto de un ensayo húmedo obligó a mover el lanzamiento al 8 de enero de 2024: la semana que viene.
Este último retraso ha evitado que Musk tenga que comerse su sombrero, como él mismo se ha encargado de recordarnos. Pero no es que el Vulcan Centaur no haya podido lanzar su primera misión de Seguridad Nacional en 2023, es que no ha volado en absoluto.
La primera misión del Vulcan para la Fuerza Aérea de Estados Unidos está programada para el segundo trimestre de 2024. Y que el Pentágono la autorice depende de que sus dos misiones previas (CLPS-1 y Dream Chaser) salgan bien.
Contra Tory Bruno y su socio Jeff Bezos
ULA es una joint venture de los históricos fabricantes de cohetes Lockheed Martin y Boeing. Se creó para proporcionar servicios de lanzamiento para el Gobierno de Estados Unidos, especialmente el Pentágono y la NASA, y ha tenido un papel destacado en el lanzamiento de satélites militares y de reconocimiento; es decir, de Seguridad Nacional.
SpaceX lleva años presionando para competir en igualdad de condiciones con ULA. La compañía demandó con éxito al Gobierno de Estados Unidos para que sus cohetes Falcon 9 y Falcon Heavy pudieran lanzar misiones espaciales de Seguridad Nacional, lo que empezaron a hacer en 2017. Pero Elon Musk siguió tachando a ULA de monopolio.
"Boeing y Lockheed reciben un subsidio anual de mil millones de dólares aunque no lancen nada. SpaceX no", tuiteó Musk de forma incendiaria en 2017. Se refería a un contrato único de ULA con el Gobierno de Estados Unidos que exige que siempre haya un cohete listo para una misión de Seguridad Nacional. La presión debió de dar sus frutos porque ahora ULA se encuentra en venta.
¿Quién va a comprar el fabricante de cohetes? Para sorpresa de nadie, una de las candidatas más rumoreadas es Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos.
El Vulcan Centaur y los motores BE-4 de Blue Origin acabarán volando, posiblemente la semana que viene. Pero la venta de ULA marcará el inicio de algo nuevo. Solo el tiempo dirá si es la victoria definitiva de SpaceX o una nueva etapa, aún más intensa, de la enemistad entre Elon Musk y Jeff Bezos.
Imágenes | Tesla (YouTube), Tory Bruno (X)
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