Saturno no necesitaba más lunas para ser un planeta fotogénico, pero vaya si las tenía. Las últimas observaciones han elevado el recuento oficial de los satélites de Saturno a 274: casi el doble que todos los demás planetas combinados.
Júpiter se ha quedado atrás. A principios de 2023, Saturno arrebató a Júpiter el título de "planeta con más lunas" al anunciarse el hallazgo de 62 nuevos satélites saturnianos para un total de 145. Los astrónomos ya sospechaban entonces que quedaban todavía satélites tenues orbitando Saturno.
Había indicios en las observaciones del planeta anillado que se hicieron con el telescopio Canada-France-Hawaii (CFHT) entre 2019 y 2021. El reto: vincular cuidadosamente cada punto de luz (las potenciales lunas) con distintas tomas para confirmar que se trataba de un mismo objeto con una órbita estable.
128 lunas nuevas. A lo largo de 2023, un equipo liderado por el Instituto de Astronomía y Astrofísica de la Academia Sinica, en Taiwán, continuó el trabajo de seguimiento y análisis de aquellas señales con observaciones adicionales.
El equipo reunió pruebas suficientes para designar 128 lunas nuevas, que la Unión Astronómica Internacional ha reconocido de manera oficial esta semana, aumentando el total de satélites saturnianos a 274.
Lunas irregulares. Los 128 satélites recién descubiertos se clasifican como lunas irregulares: lunas con forma de patata de apenas unos pocos kilómetros de diámetro que presentan órbitas retrógradas (giran alrededor de Saturno en el sentido contrario a su rotación).
Se diferencian de las lunas regulares (como Titán o Encélado) en que orbitan a distancias mucho mayores, siguiendo trayectorias muy inclinadas o elípticas, por lo que la mayoría fueron "capturadas" gravitacionalmente por Saturno en lugar de haberse formado en el disco protoplanetario original.
El desafío de ponerles nombre. Por el momento, las 128 nuevas lunas están identificadas con denominaciones provisionales de letras y números (S/2020 S1, S/2019 S14, etc.). Como todas las lunas de Saturno, recibirán nombres que procedan de la mitología gálica, nórdica o inuit.
En general, se clasificarán en función de sus características orbitales y su posible origen común. El grupo Norse tiene varios subgrupos: Phoebe (cercanas a la luna Phoebe, por lo que podrían haber surgido de choques capaces de fragmentarla), Mundilfari (provenientes de colisiones recientes) o Kari (provenientes de capturas múltiples o fracturas). Y así, sucesivamente.
¿Cuántas nos quedan por descubrir? A pesar de los avances en telescopios y técnicas de análisis de imágenes, parece que hemos llegado al límite de lo que podemos detectar en las cercanías de Saturno, al menos de manera sistemática con la tecnología actual.
Hay pruebas de que podría haber objetos aún más pequeños, pero las limitaciones instrumentales sumadas a la luz dispersada por el planeta, la atmósfera terrestre y la propia sensibilidad de los telescopios dificultan ver mucho más allá.
Imagen | Cassini (NASA, ESA, ASI)
En Xataka | Tras años de investigación y misterio, al fin sabemos cómo se formaron los grandes anillos de Saturno
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Rosonator
En realidad Encelado, pese a ser tan famosa, es un satélite muy muy pequeño, 500km de diámetro. De hecho en Saturno, pese a haber tantas lunas, lo cierto es que solo Titán está en el mismo rango de tamaño que las cuatro grandes lunas galileanas de Júpiter. La fama de Encelado reside en que, pese a su tamaño pequeño, tiene un albedo altísimo por ser completamente blanco (toda la superficie es hielo), y por eso fue fácil de ver desde hace mucho. Eso y su volcanismo de vapor de agua, claro.