El espacio ya no es cosa de dos con la llegada de China, así que EEUU ha ideado un plan bélico por si acaso: "fuego espacial"

El espacio se ha convertido en un dominio militar esencial, con capacidades ofensivas y defensivas cada vez más necesarias para proteger intereses estratégicos

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Atrás han quedado los años en las que dos naciones parecían iniciar una carrera espacial a solas que prometía muchas curvas. El tiempo no solo ha modificado la importancia de cada actor, ha añadido nuevos y estimulantes protagonistas, con China a la cabeza. Quizás por ello, Estados Unidos ponía en “orbita” su Fuerza Espacial hace unos años, la primera rama militar en 70 años, y hace poco inició una especie de “gira” por Europa exponiendo el desafío que suponía China. Lo último: tipificar una guerra en el espacio sin medias tintas.

El nuevo rol ofensivo del espacio. La noticia no es otra que la Fuerza Espacial de Estados Unidos, desde donde se ha comenzado a hablar abiertamente sobre el uso de armas ofensivas en el espacio, marcando un cambio estratégico en su postura militar.

Durante años, los líderes del Pentágono evitaron discutir el tema por temor a desencadenar una carrera armamentista en el espacio, pero la creciente amenaza de China y la siempre latente de Rusia ha llevado a un cambio de narrativa en la nación. Ambos países han probado tecnologías capaces de destruir o deshabilitar satélites estadounidenses, lo que convierte al espacio en un dominio crítico para la seguridad nacional.

“Fuegos espaciales”. El término exacto es "fuegos integrados espaciales", un nombre mencionado recientemente en un documento de planificación del Comando Espacial de Estados Unidos que refleja esa idea de tener sobre el papel un esquema, un "por si acaso" de la necesidad de acciones ofensivas y defensivas contra objetivos tanto en el espacio como en la atmósfera terrestre.

Dichas acciones podrían incluir ciberataques a satélites, armas de energía dirigida para cegar sensores orbitales, satélites capaces de capturar dispositivos enemigos con brazos robóticos o armas antisatélite (ASAT) que destruyan físicamente satélites. Además, no hay que olvidar que aunque estas tecnologías ya han sido probadas por potencias como Rusia y China, su uso puede generar grandes cantidades de escombros espaciales, aumentando los riesgos para todos los actores en órbita.

La amenaza en clave estadounidense. Contaba al respecto el medio ArsTechnica que China ha desarrollado capacidades espaciales avanzadas que integran satélites en sus operaciones militares en tierra, mar y aire. Siendo así, el enfoque, conocido como Anti-Access/Area Denial (A2AD), buscaría evitar la intervención de Estados Unidos en la región del Indo-Pacífico, amenazando objetivos clave como portaaviones y sistemas de alerta temprana.

Por su parte, Rusia ha probado misiles ASAT y, según informes, estaría desarrollando armas nucleares capaces de inutilizar la órbita terrestre baja durante años, violando tratados internacionales.

El rol de la Fuerza Espacial. Como decíamos al inicio, la Fuerza Espacial, creada en el año 2019, busca garantizar esa "superioridad espacial" de Estados Unidos de cara a un futuro con posibles conflictos. Para ello, se están desplegando constelaciones masivas de satélites más pequeños y resistentes, los cuales reemplazan a los costosos sistemas tradicionales.

Además, se están considerando conceptos como satélites defensores equipados con propulsión avanzada para proteger activos críticos en órbita. Todas estas medidas buscan disuadir ataques y garantizar que Estados Unidos mantenga sus capacidades operativas incluso en escenarios de conflicto.

Políticas y cambios administrativos. Es la última de las patas a tratar, pero igual de importante. La inminente llegada de Donald Trump a la presidencia el próximo mes de enero podría influir en el futuro de la Fuerza Espacial (curiosamente, comenzó su andadura con su primer mandato). A este respecto, el programa “Proyecto 2025” de la Fundación Heritage propone un enfoque más agresivo, incluyendo el desarrollo de sistemas ofensivos para complicar los cálculos enemigos y garantizar una ventaja estratégica. Aunque Trump ha evitado apoyar públicamente dicho proyecto, varios de sus autores han sido nominados para puestos clave en su administración, lo cual no deja de ser una pista.

En definitiva, lo que sí parece claro es que la geopolítica tiene en el espacio, en su concepto más amplio, un enclave por conquistar lleno de aristas Su dominio militar, y con ello las capacidades ofensivas y defensivas cada vez más necesarias para proteger intereses estratégicos, en este caso de Estados Unidos frente a adversarios como China y Rusia, parecen ocupar la agenda de las defensas. Mientras tanto, la Fuerza Espacial de Estados Unidos se prepara para un futuro en el que las operaciones espaciales serán cruciales en conflictos globales, enfrentando el desafío de equilibrar el desarrollo tecnológico con la prevención de una carrera armamentista más allá de nuestro planeta.

La palabra guerra, en el espacio, ya no se esconde.

Imagen | US Space Force

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