Spacex nos dejó a todos alucinados cuando demostró que sus cohetes Falcon 9 podían reutilizarse. Tras el despegue, caían a la atmósfera y eran capaces de aterrizar a la perfección en plataformas específicas para esa parte de la misión.
Ahora una empresa Rocket Labs plantea una alternativa en la que lleva años trabajando. Una que hace que los cohetes no tengan que volver solos, porque al caer con el paracaidas desplegado son cogidos al vuelo por un helicóptero que luego los deposita en una base.
Adiós a la caída de cohetes en el océano
Históricamente los cohetes de las misiones espaciales eran desechables: para poder salir de la atmósfera, las naves espaciales hacían uso de una primera etapa con cohetes que acababan siendo basura en el suelo oceánico tras menos de tres minutos de vuelo.
Hacer esos cohetes reutilizables ha sido toda una revolución para la carrera espacial de nuestros días, y SpaceX con sus Falcon 9 han demostrado que esa idea —que no es en absoluto nueva— fuera al fin plausible.
El cohete Electron de Rocket Labs quiere ser una alternativa al sistema planteado por los Falcon 9. En lugar de que el cohete vuelva solo a tierra y aterrice en unas plataformas especiales, estos cohetes acaban siendo cogidos al vuelo por un helicóptero.
Lo hacen mientras están en la fase final del descenso y el paracaidas ya se ha abierto. La idea no es sencilla porque como comentaba uno de los responsables de la empresa, "tienes que colocar el helicóptero exactamente en el lugar preciso, tienes que saber dónde se producirá el descenso de la primera etapa y frenarlo lo suficiente".
Rocket Lab no es tan conocida como SpaceX, pero presumen de ser la única compañía que junto a la de Elon Musk está llevando satélites a órbita. En los últimos meses han destacado por la presentación de su cohete Neutron y sus misiones interplanetarias "low-cost".
El Electron es un cohete de 18 metros de altura cuyos 12 metros inferiores son los de la primera etapa. El próximo 22 de abril de prevé que realicen la primera prueba definitiva con un lanzamiento desde Nueva Zelanda que acabará en una órbita síncrona con el sol a 520 km de altura.
Esa primera etapa deja de estar activa a 70 km de altura: tras dos minutos y 32 segundos se "despega" de la nave y acaba describiendo un largo arco de descenso que tradicionalmente la habría enviado al fondo del océano.
Cuando esté a una altitud de 13 km se desplegará un pequeño paracaidas, pero es a los 6 km de altura cuando se despliega el paracaidas principal, que es el encargado de frenar el descenso, que a partir de ese momento se produce a 36 km/h.
Es en ese momento cuando actúa un helicóptero Sikorsky S-92, que cuenta con un gancho unido a un largo cable. El helicóptero se encargará de volar por encima del cohete y atrapar los cables del paracaidas, lo que luego permite llevarlo fuera del agua.
Queda por ver si el singular sistema de reutilización de cohetes de Rocket Labs funciona: de hacerlo, estaremos ante otro avance singular que sin duda acelerará aún más el lanzamiento de misiones espaciales de todo tipo.
Vía | IEEE Spectrum
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