Hace unos días el proyecto SETI anunciaba que uno de sus potentes radiotelescopios había captado una misteriosa señal del espacio que era especialmente potente y que parecía provenir de una estrella situada a 95 años luz.
Ya entonces alertábamos de la posibilidad de que todo fuese una falsa alarma, y así ha sido finalmente: la Academia de Ciencias Rusa ha emitido un comunicado tras estudiar la señal del radiotelescopio en el que indica que con toda probabilidad procede de nuestro propio planeta.
De señal extraterrestre, nada
En su estudio este organismo indicó que "La señal con una longitud de onda de 2,7 cm fue detectada en la dirección de uno de esos objetos "el sistema HD164595 en Hercules) en 2015. El procesamiento y análisis de la señal revelaron su más que probable origen terrestre".
Varios astrónomos habían expresado su cautela ante este descubrimiento, y parece que definitivamente la señal no era la esperada. Habrá que seguir buscando, algo que desde luego no pararán de hacer en el proyecto SETI.
Muchas suspicacias previas
En Eureka Daniel Marín explicaba en su análisis del tema como había demasiados elementos que hacían difícil pensar que esa señal fuera realmente extraterrestre. El tipo de radiotelescopio, la intensidad de la señal y el uso de un receptor con un ancho de banda enorme para los estándares SETI iban en contra de esa hipótesis que se barajaba.
La procedencia de esas señales que al final son falsas alarmas es variada, pero lo cierto es que la cosa pintaba mal desde el principio. La intensidad de la señal hacía pensar que si procedía de una baliza situada donde se estimaba que estaba originada la potencia necesaria hubiera sido de trillones y trillones de vatios de potencia. De hecho se hubiera necesitado cien millones de veces la potencia de todas las centrales energéticas de la Tierra, afirmaban en The Conversation.
Tampoco ayudaba el hecho de que la señal se detectase en una banda tradicional de las comunicaciones militares y no en una mucho más lógica para los astrónomos, que esperan que si alguna vez se detectan esas señales lo hagan en la longitud de onda del hidrógeno, de 21 centímetros. Como indicaban en ese artículo, otras falsas alarmas se habían detectado en el pasado procedentes de aparatos tan sorprendentes como un microondas.
Javier Jiménez, compañero en Xataka, ya nos comentaba esos días que todo sonaba demasiado raro: el "chivatazo" había llegado más de un año después de descubrirla y justo antes de que el 28 de agosto los radiotelescopios Allen (ATA) y el Green Bank anunciaran que había estado buscando y no habían encontrado nada.
También hay intereses ocultos, apuntaba Javier. Este anuncio podría haber incluso estado impulsado por Yuri Milner para atraer atención a su proyecto espacial (Breakthrough Initiatives) dado que un par de días antes le habían robado la bandera de su gran apuesta de este año (el viaje a Centauri), un ambicioso proyecto del que ya hablamos en Xataka. Demasiadas evidencias en contra, desde luego.
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