Las mujeres de media son más pequeñas que los hombres tanto en tamaño como en peso. Así que en un mundo donde cada kilo puede costar varias decenas de miles de dólares extra, lo razonable sería que el espacio estuviera lleno de mujeres.
Pero no. Desde Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer en viajar al espacio, solo un diez por ciento de los astronautas han sido mujeres. ¿Qué explicación dan las agencias a que, aún hoy, los hombres sean los reyes del espacio?
¿Es más barato mandar mujeres al espacio?
"Es una pregunta complicada", respondía Robert Frost, instructor y controlador de vuelo de la NASA, hace unos días en Quora. Efectivamente, tanto el argumento del peso como el de las mayores necesidades alimenticias son buenos argumentos. Pero hay otras cosas a tener en cuenta a la hora de estimar el precio de enviar un hombre o una mujer.
La más importante de ellas es la radiación. La exposición prolongada a la radiación es un factor de riesgo muy serio para desarrollar enfermedades como el cáncer. Por eso, las agencias espaciales (y, en general, todas las instituciones que se enfrentan a este problema, como las unidades de radiodiagnóstico) han establecido unos límites de seguridad. Una vez que se llega a ese límite, ya no se puede viajar más al espacio.
El problema es que la radiación no afecta a hombres y mujeres por igual. De hecho, las diferencias son significativas: en general, los hombres pueden recibir hasta un 30% más de radiación que las mujeres. Y esto también es un factor determinante en el precio de llevar a una persona al espacio.
"Con el alto costo de seleccionar y entrenar a los astronautas, se puede argumentar que el dinero ahorrado usando astronautas varones para misiones más largas puede equilibrar el dinero adicional necesario para transportarlos", explicaba Frost.
Las mujeres en el espacio
Entonces, ¿por qué, aún hoy, hay más hombres que mujeres en el espacio? Si, como dice Frost, los gastos son similares, los porcentajes también debería de serlo. Pero no es así y, de hecho, la desigualdad parece sistémica. En 2013, de los mil nuevos contratos anuales que hacía la NASA, solo el 37% eran mujeres.
Convencidos de que estas diferencias son evitables, innecesarias e injustas, la NASA amplió sus esfuerzos para conseguir diversificar sus equipos. No le ha ido mal: en la última promoción de astronautas las mujeres ya eran el 50%.
Además, la Unión Europea ha puesto en marcha algunos proyectos tecnológicos para mejorar la protección radiológica en un buen ejemplo de cómo la 'perspectiva de género' puede contribuir a aumentar la seguridad de todos los viajeros espaciales y desarrollar tecnologías claves para futuros viajes interplanetarios.
Las mujeres y el espacio han tenido siempre una relación conflictiva, tanto en la historia de la carrera espacial como en la ciencia ficción. Y la tentación permanente es pensar que esta relación se debe a los distintos intereses, gustos y vocaciones.
Pero a la vista de los buenos resultados que están dando las políticas de igualdad en las agencias espaciales, podemos decir que la explicación de por qué hay más hombres que mujeres en el espacio es, sencillamente, porque no nos habíamos tomado el problema en serio hasta ahora.
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