Imaginamos que en las misiones espaciales toda la tecnología es lo último de lo último, pero lo cierto es que en algunos casos eso no es así. El ejemplo lo tenemos en la CPU del rover Perseverance que recorre ahora mismo la superficie de Marte.
Ese procesador no es nada nuevo: está basado en los PowerPC 750 que se lanzaron a finales de 1997 y que acabarían siendo el corazón de los míticos iMac (G3) de colores que Apple lanzó en 1998 y que supusieron una de las primeras sorpresas de esa renovada empresa tras la vuelta de Steve Jobs.
200 MHz son suficientes para Marte (de momento)
La propia NASA confirmaba las especificaciones del rover Perseverance para la misión Mars 2020 hace tiempo. En su artículo dedicado al "cerebro" del rover explicaba cómo el ordenador central, llamado Rover Compute Element (RCE) cuenta con dos unidades idénticas que permiten que el vehículo pueda seguir operando aunque una de las dos unidades falle.
Esas especificaciones técnicas son sorprendentes porque en realidad parecen más propias de proyectos de hace 20 años. El procesador es un RAD750 fabricado por BAE Systems Electronics, Intelligence & Support, una empresa especializada en la industria aeroespacial.
Este procesador se lanzó en 2001 y como el resto de microprocesadores de la familia está preparado para soportar las radiaciones extremas a las que se enfrentan las misiones espaciales.
El RAD750 es básicamente un PowerPC 750 reorientado a este tipo de aplicaciones. Es el mismo procesador que IBM y Motorola/Freescale lanzaron y que formó parte de los iMac de 1998, aunque Apple lo renombró para meterlo en la familia de procesadores bautizada como PowerPC G3 —que incluía otras variantes posteriores del PowerPC 750— y lo aplicó tanto a esos iMac como a los PowerBook G3 o incluso los Power Macintosh G3.
Como este, está fabricado en fotolitografía de 150 o 250 nm (cuando hoy en día las CPUs más modernas usan procesos de 5 nm), y cuenta con 10,4 millones de transistores, una cifra muy modesta para los cientos e incluso miles de millones de transistores de los procesadores y GPUs actuales.
También es sorprendente cómo el RAD750 funciona a 200 MHz, lo que la NASA destaca indicando que esta es "10 veces la velocidad de los ordenadores integrados en los rover Spirit y Opportunity" que también se enviaron a Marte.
Ese procesador cuenta con 256 MB de RAM, una ROM de 256 KB y una unidad de almacenamiento Flash de 2 GB.
Estos procesadores pueden ser antiguos y modestos en potencia comparándolos con los actuales, pero esa preparación para soportar radiaciones extremas mientras se mantienen operativos no es barata: se estima que el coste de uno de estos procesadores ronda los 300.000 dólares.
Estos procesadores han formado parte de numerosas misiones y vehículos espaciales usados por la NASA —hablamos de su integración en la nave Orion hace años— , tales como el telescopio espacial Kepler, el Lunar Reconnaissance Orbiter o la nave espacial Juno, entre otros.
Es irónico cómo los procesadores de nuestros móviles son varios órdenes de magnitud más potentes que el incluido en el Perseverance pero aún así esa modesta CPU es más que suficiente para cumplir con su tarea en el planeta rojo. De hecho el helicóptero Ingenuity de esa misma misión está basado en un Qualcomm Snapdragon 801 (mucho más potente que el RAD750) y en Linux, como vimos recientemente.
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