El rover Perseverance sigue recorriendo Marte en busca de muestras (y alguna que otra cosa rara). La misión de este pequeño vehículo está siendo todo un éxito, pero falta una parte crucial del proyecto: traer esas muestras de vuelta a la Tierra. En la NASA han desvelado sus planes para hacerlo —China tiene los suyos propios—, y la misión es realmente llamativa porque incluye varias sorpresas.
Tendremos rocas marcianas en 2033. La misión se basa en el lanzamiento del Earth Return Orbiter (ERO) en otoño de 2027 y del Sample Retrieval Lander (SRL) en verano de 2028. El primero se situará en la órbita de Marte para recibir las muestras y volver con ellas a la Tierra.
El segundo es una plataforma en la que se recolectarán las muestras que luego se enviarán al ERO mediante el Mars Ascent Vehicle, un cohete de unos tres metros de envergadura.
Más helicópteros en Marte. El proyecto inicial contemplaba el lanzamiento de un segundo vehículo en el SRL llamado Sample Fech Rover, pero la NASA tiene una idea mejor: mandar a Marte dos nuevos helicópteros que son algo así como la versión vitaminada del actual Ingenuity.
Estos vehículos podrán volar, pero además tendrán unas pequeñas ruedas (se ven en la imagen conceptual de la NASA) con las que desplazarse también de ese modo por la superficie marciana.
Brazos robóticos al poder. El rover Perseverance ya lleva 10 tubos con muestras de rocas marcianas preparados que transporta consigo o que ha ido dejando en la superficie marciana. El SRL tendrá acoplado un brazo robótico de unos 2,5 metros de longitud que permitirá recolectar los tubos que lleva el rover Perseverance.
Espera, ya cojo yo ese otro tubo. Pero esos tubos también se podrán recolectar gracias a esos dos helicópteros que la NASA enviará a Marte en 2028. Dichos vehículos contarán también con un brazo robótico —más pequeño, eso sí— que les permitirá coger esos tubos que están en la superficie marciana. Hay una pequeña limitación: los tubos no deben estar a más de 700 metros del SRL.
Unas piedras muy valiosas. Los cambios, afirman en la NASA, hacen que la misión sea "más simple y menos compleja a nivel organizativo". Aún así no es una misión sencilla, pero si esas rocas llegan a la Tierra —algo que algunos plantean como un riesgo para nuestro planeta—, permitirán ser analizadas para saber, por ejemplo, si Marte mantuvo en algún momento un entorno que pudiese servir para albergar formas de vida simples, como microbios.
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