SpaceX lo ha conseguido. Según los expertos había una probabilidad del 50% de que las condiciones meteorológicas no hiciesen posible el lanzamiento. Esto fue lo que sucedió el pasado 27 de mayo, que era el día en el que se iba a llevar a cabo inicialmente, lo que ha provocado que todos los que lo hemos seguido en directo hayamos estado en vilo hasta el último momento. Afortunadamente, hoy todo ha salido bien.
Esta ha sido la primera vez que una empresa privada coloca a dos astronautas en órbita. Los elegidos han sido Bob Behnken y Doug Hurley, dos experimentados astronautas de NASA que tienen sobre sus hombros una enorme responsabilidad: llevar a buen puerto esta misión para demostrar que el ambicioso modelo de transporte espacial que Elon Musk y Tom Mueller empezaron a idear en 2002 es seguro y viable. Lo que está en juego es nada menos que el regreso a la Luna a corto plazo y el inicio de la colonización de Marte.
Pero aún hay algo más. Algo muy importante para el programa espacial estadounidense. Si Demo-2, que es como se llama oficialmente esta misión, transcurre como se espera que lo haga y dentro de aproximadamente 19 horas la nave Crew Dragon en la que viajan Behnken y Hurley consigue acoplarse correctamente a la Estación Espacial Internacional, Estados Unidos dejará de depender de las cápsulas Soyuz rusas para colocar a sus astronautas en el espacio.
En qué consiste esta misión y por qué es tan importante
Los recursos que es necesario movilizar para llevar a cabo un lanzamiento como el que acabamos de presenciar en el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral son impresionantes. El cohete Falcon 9 que se ha encargado de colocar en órbita la nave Crew Dragon ha utilizado algo más de 500 toneladas de combustible si sumamos el de la primera y la segunda etapa del vehículo espacial. Como combustible ha usado kerolox, una combinación de RP-1, que es un derivado del petróleo similar al queroseno, y oxígeno líquido criogenizado. Un apunte interesante: el RP-1 se almacena en el depósito a -7 °C y el oxígeno líquido a nada menos que -207 °C.
Ahora mismo la nave Crew Dragon ya se encuentra orbitando la Tierra en órbita baja, a varios cientos de kilómetros de altura sobre la superficie terrestre, y permanecerá en esta trayectoria durante 19 horas para irse acercando paulatinamente a la Estación Espacial Internacional, que se encuentra a 410 km de altura y se desplaza a 27.000 km/h. Cuando la nave alcance la posición de la estación espacial deberá acometer el acoplamiento, una maniobra delicada que se llevará a cabo de forma semiautomática bajo la supervisión de Bob Behnken, que también se encargará del desacoplamiento cuando finalice la misión.
La nave Crew Dragon permanecerá en órbita baja durante 19 horas para irse acercando paulatinamente a la Estación Espacial Internacional, que se encuentra a 410 km de altura y se desplaza a 27.000 km/h
Cada astronauta tiene bien delimitadas sus funciones. Como acabamos de ver, Behnken se encargará de supervisar el acoplamiento y el desacoplamiento de la cápsula Crew Dragon con la Estación Espacial Internacional, y Doug Hurley se encargará de dirigir el lanzamiento, el aterrizaje y la recuperación de la nave. Los dos astronautas permanecerán en la estación entre 6 y 16 semanas (la duración exacta de la misión todavía no ha sido fijada por NASA), de manera que cuando termine su trabajo allí volverán a la cápsula, que se desacoplará de la estación e iniciará su reentrada en la atmósfera terrestre. La Crew Dragon aterrizará de forma controlada sobre la superficie terrestre utilizando unos paracaídas.
Esta misión es muy importante por varias razones. En una de ellas hemos indagado unos párrafos más arriba: servirá para demostrar la viabilidad operativa de las naves diseñadas por SpaceX como medio de transporte de personas al espacio. Además, permitirá a Estados Unidos evitar la dependencia que tiene actualmente de Rusia y su nave Soyuz. Y hay algo más: este hito también promete ser el pistoletazo de salida de los vuelos espaciales comerciales que pretenden transportar al espacio a personal civil, con toda seguridad previo pago de una cantidad de dinero que estará al alcance de muy pocas personas.
El regreso a la Luna y la colonización de Marte están un paso más cerca
Si todo sale bien y la misión Demo-2 concluye con éxito dentro de varias semanas la humanidad habrá dado un paso hacia delante muy importante en la consecución de dos nuevos hitos: el regreso a la Luna y el inicio de la colonización de Marte. A finales del año pasado Donald Trump ordenó a NASA adelantar a 2024 la próxima misión a la Luna, y los vehículos de SpaceX tendrán un rol esencial en este programa.
Regresar al satélite natural de nuestro planeta es interesante por varias razones. Una de ellas es estudiar la viabilidad de la extracción del helio-3 que se acumula bajo su superficie, un elemento que podría resultar clave en los futuros reactores de fusión nuclear. Pero en un plazo previsiblemente mucho más corto la Luna será una parada necesaria de camino hacia Marte porque su reducida gravedad permite a las naves despegar con mucha menos energía de la que necesitan para escapar de la gravedad terrestre.
Colonizar Marte sin establecer previamente una base en la Luna no será posible. Pero Elon Musk parece tenerlo todo atado, tanto que en varias ocasiones ha asegurado que su plan pasa por colocar a los primeros hombres en el planeta rojo en 2025. Veremos si consigue cumplir su objetivo, pero, desde luego, hoy ha dado un paso muy importante en esta dirección.
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