Pensábamos que la Vía Láctea formaba parte de Laniakea, pero una superestructura aún más grande rige sus movimientos

  • Nuestra galaxia forma ser parte de una enorme estructura conocida como cuenca de atracción Shapley

  • La limitada comprensión de la energía oscura y la materia oscura solo añade incógnitas a nuestra posición en el universo

Un láser de ESO apuntando a la Vía Láctea
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¿Podría la Vía Lactea ser solo una pequeña parte de una estructura cósmica mucho más grande y compleja de lo que pensábamos? Es lo que creen los científicos tras ejecutar algoritmos modernos sobre la base de datos astronómicos más completa.

En corto. Los datos más recientes sugieren que nuestra galaxia, la Vía Láctea, podría ser parte de una estructura cósmica mucho más grande de lo que se pensaba. El hallazgo promete redefinir nuestra comprensión del universo y empequeñecer aún más nuestra posición como parte de él.

El nuevo mapa del universo local. En 2014, un equipo de astrónomos liderado por R. Brent Tully de la Universidad de Hawái llegó a portada de la revista Nature con el descubrimiento de Laniakea, un supercúmulo de 100.000 galaxias del que la Vía Láctea, y nosotros mismos, formamos parte.

Este vecindario tiene un diámetro de 500 millones de años luz, que no está nada mal. Pero una década después, los datos que Tully y sus colegas han seguido recabando indican que la Vía Láctea reside en una estructura aún más grande: la cuenca de atracción Shapley.

Bienvenidos a Shapley. Si seguimos ampliando nuestro campo de visión, como si tuviéramos una cámara con lente gran angular, llegaríamos al plano supergaláctico y nos toparíamos con la madre de todas las concentraciones de materia de nuestro universo local.

La cuenca de atracción Shapley es una acumulación masiva de cúmulos de galaxias que, valga la redundancia, atrae gravitacionalmente esas otras estructuras de por sí gigantescas. Una región que, como la gran muralla Sloan, tiene el dominio gravitacional de todo el vecindario.

Cosmicflows-4. Los investigadores analizaron el movimiento de 55.877 galaxias compilados en la base de datos Cosmicflows-4. Aplicando algoritmos modernos, los astrónomos pudieron observar el universo con mayor precisión, descubrieron estructuras antes desconocidas, y llegaron a la conclusión de que nuestra galaxia podría ser parte de la cuenca Shapley.

Si bien es más pequeña que la gargantuesca pared galáctica Sloan (de 1.370 millones de años luz), la cuenca de atracción Shapley es lo bastante grande para influir significativamente en el movimiento y la formación de galaxias a lo largo del tiempo, lo que cambia nuestra comprensión de los flujos cósmicos y las estructuras masivas en la evolución del universo.

La incógnita de la energía oscura. Que la Vía Láctea forme parte de una estructura mucho más grande y compleja de lo que creíamos solo nos recuerda lo limitados que son nuestros conocimientos sobre la energía y la materia oscura.

El universo es un 66,2% energía oscura y un 28,8% materia oscura, pero ambas continúan siendo enigmas. Encontrar estructuras de materia cada vez más grande solo añade incógnitas que nos invitan a reconsiderar nuestro lugar en el cosmos. Misiones como el telescopio Euclid de la ESA serán claves para desentrañarlas.

Imagen | Yuri Beletsky (ESO, CC BY 4.0)

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