Una de las fotografías más icónicas de la historia es 'Le Violon d'Ingres' (1924). Salió de la imaginación surrealista de Man Ray (1890-1976). En su estudio de París retrató a su amante Kiki de Montparnasse, sin ser consciente de que sería recordado por intentar provocar a la sociedad con el cuerpo de una mujer transformado en un instrumento de cuerda.
La fotografía 'Le Violon d'Ingres' (El violín de Ingres) es un fotomontaje abierto a múltiples interpretaciones. Es una imagen con una técnica innovadora en la época. Cuenta muchas cosas, desde un homenaje al genial pintor Ingres y sus desnudos, a un deseo erótico pasando por la fascinación de la música. Todo en una copia de apenas 10x15 cm.
Según la casa Christie´s, esta obra podría llegar a venderse por entre cinco y siete millones de dólares, lo que la convertiría en la fotografía más cara jamás vendida por ellos, por encima de los 4,3 millones de dólares de 'Rin II' de Andreas Gursky, subastada en 2011. Ahora mismo la fotografía más cara es la polémica 'Phantom' de Peter Lik, por la que pagaron 6,5 millones de dólares en 2014.
Por fin se haría justicia y tendríamos en primer lugar una de las obras que más ha influenciado a los fotógrafos, no una mera especulación bancaria. La técnica es prodigiosa. No está hecha con un único disparo, sino con varios procesos que nos recuerda que la manipulación no viene del mundo digital, sino que está en la mente de los creadores que quieren ver el mundo de otra forma.
El contexto histórico de 'Le Violon d'Ingres'
Cuando te sumerges en la historia de la fotografía descubres muchas cosas. Lo primero es que para ser original no es necesario tener una cámara digital, ni siquiera un móvil. En segundo lugar, te das cuenta de que la creación depende mucho de la formación y de la genialidad del autor. Y que esto no es dar solo a un botón, sino un paso más de los muchos necesarios.
'Le Violon d'Ingres' es un ejemplo perfecto de la primera época del surrealismo (1924–1938). La I Guerra Mundial ha terminado, y el mundo ha cambiado. Hubo esperanza en aquel pequeño tiempo de paz y los artistas se agarran a otro modo de mirar a la realidad para cambiar las cosas. Un cuerpo ya no es únicamente un cuerpo, sino que puede verse como un instrumento listo para ser tocado.
No podemos olvidar que el surrealismo sale de una costilla del dadaísmo, un movimiento estético y artístico cercano a la anarquía que quería romper con los valores de la burguesía encorsetada y clasista que se sonrojaba ante un desnudo. El surrealismo prefirió seguir una camino marcado por los preceptos de André Bretón para dejar un poso en la sociedad.
El cuerpo de una mujer era la mejor forma de llamar la atención de la sociedad. Pero no se limitó a mostrarlo según los cánones encorsetados de entonces. Man Ray lo mostró por primera vez como algo distinto. Ofrece al espectador una doble lectura, que la realidad puede ser distinta a como la vemos normalmente.
La espalda de una mujer es algo más que un conjunto de huesos, músculos y carne. No es solo sexo como lo ven las mentes más cerradas. Man Ray demostraba que los objetos no son solo como los vemos, sino como los imaginamos en los sueños.
'Le Violon d'Ingres' y su historia
Man Ray fue un artista estadounidense que abrazó el surrealismo hasta las últimas consecuencias. Hasta tal punto que se fue a París, cuna del movimiento, sin saber una palabra de francés. Él no se consideraba fotógrafo, solo quería aprender a fotografiar sus cuadros. Y su vida fue un ejemplo perfecto del movimiento, pues triunfó con sus disparos y nunca fue reconocido como maestro de los pinceles.
En 1924 decide fotografiar a su musa y amante Kiki de Montparnasse. A partir de esta imagen todos los artistas la eligieron como su modelo. ¿Quién era esta mujer? Fue la musa de los artistas de Montparnasse, desde Man Ray hasta Ernest Hemingway, pasando por los escultores Pablo Gargallo o Alexander Calder. Incluso era la actriz elegida para las películas surrealistas, como 'Le Ballet Mecanique' (1924)
Fue tan importante en la época, modelo de algunas de las obras de vanguardia más importantes, que se atrevió a publicar sus memorias con tan solo 28 años. Tuvo tanto éxito que compraron los derechos para traducirlas al inglés. Ese libro fue censurado por el gobierno de los EEUU. Y la introducción se la escribió el mismo autor de 'Paris era una fiesta'.
La fama la terminó devorando y de lo que dijo Hemingway en sus memorias:
Sin ningún género de dudas, Kiki reinó en esta era de Montparnasse con mucha más fuerza de la que nunca fue capaz la reina Victoria a lo largo de toda su existencia.
Pasamos a lo que comentó su biógrafo Fréderic Kohner cuando la vio en sus últimos días:
Su rostro estaba devastado por la edad hasta el punto de hacerla irreconocible. Era un rostro donde se podía ya sentir la muerte muy cerca, donde ya se podía adivinar el cadáver. El maquillaje escandaloso solo acentuaba la impresión de descomposición que daba.
Murió sola y abandonada, leyendo la mano a los olvidados en los cafés en los que ella tuvo el poder de terminar con las fiestas. A su entierro asistieron todos los que la admiraron. Está enterrada junto a una lápida que dice: 'Kiki, 1901–1953, cantante, actriz, pintora, Reina de Montparnasse'.
Pero volvamos a sus años felices. Man Ray la coloca de espaldas con un turbante, como los desnudos que hizo el pintor Jean-Auguste-Dominique Ingres a comienzos del siglo XIX. Como artista surrealista decide transformar lo que vemos para darle otro significado.
El cuerpo de la mujer se convierte en un instrumento de cuerda por obra y gracia de sus formas y sobre todo por los dos oídos que impresiona en su espalda. Aquí podemos hacer múltiples interpretaciones. Desde sexuales al deseo de Man Ray de ser reconocido también como músico. Cada uno es libre de pensar lo que quiera. Estamos ante una obra magna del surrealismo.
La técnica para conseguir esta imagen llama mucho la atención a los hijos de la informática, a aquellos que nunca han pisado un laboratorio oscuro. Como podemos leer en la página de Christie´s:
Man Ray usó una máscara para quemar las formas de los oídos en el papel fotográfico, en el lugar de la espalda de Kiki. Cortó agujeros en forma de F en una hoja de papel grueso, colocó esta plantilla sobre una hoja de papel fotográfico y luego la expuso a la luz, lo que hizo que los agujeros en forma de F se imprimieran. Luego, la imagen de Kiki se imprimió en la hoja con los agujeros en forma de f, por medio del negativo original y una ampliadora, y las dos exposiciones se combinaron para crear Le Violon d'Ingres. Es a partir de una copia negativa de esta fotografía resultante que se han realizado el presente lote y todas las demás copias posteriores de la imagen.
Es un fotomontaje. No hay rastro de pintura y jamás manchó la piel de su modelo. Hizo la fotografía en el estudio, positivó la imagen y el cuerpo le recordaría a un instrumento. Así que sacó las tijeras, recortó la forma de los oídos del violín y creó una obra inolvidable.
El papel pasó por dos exposiciones a la luz. La primera con la plantilla de los oídos en efe. Luego colocó el papel en la ampliadora y expuso el negativo de la espalda perfectamente colocado. Y metió el papel en los tres baños de revelado. Esto explica por qué el cuerpo está tan suave y los oídos del violín tienen esa nitidez tan marcada. Esa imagen la fotografió y lo que subastan es un positivo de este negativo original.
El papel de 'Le Violon d'Ingres' en la historia del arte
Es una obra maestra. Estamos ante uno de los primeros ejemplos del uso de la metáfora visual. Hasta entonces la fotografía solo mostraba la realidad, un reflejo de la verdad como estuvo condenada desde que la presentó Aragó en 1839.
Man Ray fue capaz de ir más allá y enseñar que la fotografía es una manifestación artística. Es un trabajo de interpretación de la realidad, una incursión en los sueños.
La fotografía liberó a la pintura de la representación de la realidad. Pero eso no significa que no pueda meterse en otros mundos. En las manos de Man Ray la cámara era capaz de hablar otro idioma. Y para conseguirlo, utilizó la técnica fotográfica para plasmar una idea.
'Le Violon d'Ingres' es una imagen canónica, el cambio de dirección de la fotografía. Inauguró un camino nuevo que hoy siguen muchos cuando hablan de matte painting y mundos oníricos con la ayuda del software digital. Y demostró que la técnica no está reñida con el concepto. Para hacer una fotografía no solo es necesario ver, también hay que pensar.
La expectación es máxima. Christie´s ha valorado esta copia de la colección personal del matrimonio Rosalind Gersten Jacobs y Melvin Jacobs en un precio exorbitante.
Su valor radica en la relación directa de este matrimonio con todos aquellos artistas y en la inscripción que aparece detrás de esta pequeña copia: 'Para Hans Richter/ cariñosamente/ Man Ray'. Fue uno de los amigos cineastas del autor.
También parece que es de los pocos vintage que se conservan, es decir, una copia realizada por el autor a partir del negativo original en el mismo año de su realización. Así que si tu familia andaba por París en aquellos años puede que sea interesante buscar en el desván por si tienes algún tesoro escondido en los álbumes de fotos que te enseñaban de pequeño.
Y como siempre sucede, es una de las imágenes más reproducidas y copiadas. Hay murales, portadas de novelas, restaurantes y más con esta fotografía. Se ha convertido en un icono, en un reflejo de aquella época con una historia fascinante y desconocida detrás.
Mientras tanto, los mortales siempre podremos acercarnos a los museos que tienen una copia de la fotografía. No será tan valiosa, pero en el Reina Sofía, en la sala 205.16, por ejemplo, podemos ver una copia mayor que la que ahora se subasta.
¿Es lo mismo? ¿Tiene sentido un precio tan alto? ¿Acaso la particularidad de la fotografía no es precisamente su multiplicidad? ¿Por qué vale tanto la primera de tantas copias? Ya veremos cuando se celebre la subasta.
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