Seguimos con nuestro especial sobre réflex digitales. En esta ocasión, después de hablaros sobre los tipos de objetivos, vamos a hablar de los flashes, otro de los objetos esenciales que todo buen aficionado a la fotografía debe tener en su equipo.
Empezaremos definiendo qué es un flash:
Cuando hablamos de flash, en fotografía, nos referimos simplemente a una fuente de luz artificial, que nos permite, básicamente, iluminar una escena, bien porque la luz que tengamos sea insuficiente, o simplemente como complemento a la luz ambiente.
Todas las cámaras del mercado, o casi todas, suelen incorporar un flash, llamado flash integrado, pero el mercado nos ofrece un abanico mucho más amplio, vamos a verlos:
Como decimos, existen varios tipos de flashes, y aunque podriamos clasificarlos según varios criterios, vamos a resumirlos en dos: los flashes integrados y los flashes externos.
Los flashes integrados, como su nombre indica vienen incorporado de fábrica en las cámaras y tienen las siguientes características:
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Son flashes pequeños, y de escasa potencia, por lo que no nos serán muy útiles si queremos fotografiar a cierta distancia del objeto.
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Al tener una fuente de luz pequeña y cercana al objetivo, producen sombras duras y fotos artificiales con lo que en determinado tipo de fotografía nos producirá escenas poco reales.
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Suelen trabajar en automático, aunque la mayoría de las réflex nos permiten jugar con algunos de sus parámetros más generales, como la intensidad o los modos de que disponen los flash
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Evidentemente tienen la ventaja de que al ser integrado, no nos supone un sobrecoste cuando compramos una réflex, por lo que podrá servirnos para comenzar a experimentar con ellos y para sacarnos de algún que otro apuro. Aunque es un flash suficiente para la mayoría de los usuarios, se nos quedará corto en cuanto pretendamos avanzar algo más en iluminación mediante estos dispositivos.
Cuando hablamos de flashes externos, por contra, hablamos de dispositivos que se conectan a la cámara mediante una zapata de conexión, y suelen destacar por lo siguiente:
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Son más voluminosos aunque mejor construidos, dan mayor calidad y las sombras no son tan duras, sobre todo si usamos difusores. Nos ofrecerá, por tanto, más realismo en las imágenes, en cuanto nos hacemos con su manejo
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Son más potentes, por lo que nos permiten usarlos con objetos y escenas más lejanas
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Permiten bascular el cabezal, lo que nos ofrece un mundo de posibilidades, al poder rebotar la luz en diferentes superficies.
Y a grandes rasgos, estas son las características principales de los flashes externos y los flashes integrados, aunque si os interesa el tema, podeis ampliar información y conceptos en nuestros tres últimos artículos del curso de fotografía de Xataka Foto:
31. El flash: Conceptos
32. El flash: Tipos de flash
33. El flash: Modos de flash
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