Hace un par de años Sony decidió coger el toro por los cuernos con la gama de compactas y acabar con la idea de que esta categoría estaba acabada frente a otros formatos también compactos como las bridges o las CSC. ¿Habían dejado de ser atractivas para los usuarios avanzados o semiprofesionales? Sony dijo que no.
Este verano en 2014 nos llegará la tercera generación de la gama RX100. Novedades en apariencia discretas pero que esconden algunos avances importantes como la introducción de un filtro de paso bajo o un visor electrónico que se esconde en su diminuto cuerpo de menos de 300 gramos. En Xataka ya hemos tenido oportunidad de probarla.
Sony sigue apostando fuerte en las compactas
Nos sentamos en la mesa con la gente de Sony y lo primero que nos avisan, como suele ser normal cuando estamos en una etapa tan temprana, es que no es un modelo final. Razón por la que no podemos compartir ninguna de las fotos que hemos hecho con esta cámara. Cae en nuestras manos y lo primero que nos llama la atención es el peso: realmente ligera, un tamaño muy comedido y bastante cómoda si no tenemos las manos especialmente grandes.
La construcción está muy bien lograda: botones bien distribuidos sin apenas margen para pulsarlos sin querer (recordemos el infame botón de grabado en la Sony NEX-7) y muy robustos, especialmente la ruleta de modos de disparo que hace que no cambiemos sin querer. Parece fácil pero es todo un reto diseñar algo tan pequeño pero a la vez manejable.
La bisagra es bastante robusta y versátil ya que la podemos colocar en un montón de ángulos diferentes, incluido de frente nuestra para hacer autorretratos. Un detalle que se agradece pero con lo pequeña que es no sé si es la mejor cámara para realizar estas fotografías con un elevado riesgo de que acabe golpeando el suelo.
Sony ha sacrificado un poco de objetivo para meterle una apertura mínima f/1,8 a un objetivo que en las pruebas que hemos hecho en interiores ha demostrado muy buenos resultados: rápida en el enfoque, muestra de colores bastante natural… Queda por ver muchos detalles todavía pero la impresión es que el sensor CMOS de 1 pulgadas sigue siendo la mejor opción en la gama alta de compactas.
A los japoneses ya se le nota la experiencia con las anteriores RX100 y resuelve muy la navegación por los diferentes ajustes y configuraciones cuando disparamos en manual. Un buen detalle que no todos los fabricantes siempre saben crear correctamente.
El añadido del sensor electrónico es un detalle que se agradece. Como el flash, se esconde dentro del cuerpo de la cámara y aunque no es tan cómodo de usar como el que incorporan algunas CSC cumple bien con su papel aunque personalmente se me ha hecho más cómodo disparar mirando directamente a la pantalla.
Queda mucho por ver pero la primera sensación, dentro del contexto y las circunstancias en las que hemos podido probarla, es que la renovación está más que justificada. No tanto para quien ya la tiene, es una compacta con mucho recorrido, sino para quien esté buscando una cámara pequeña pero potente. Dentro de poco os contaremos más en detalle con nuestro análisis pero Sony está muy convencida de seguir reinando en esta gama un año más.
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