En la actualidad, el consumo de música se produce principalmente a través de plataformas de streaming. Si queremos escuchar una canción o un álbum, simplemente tenemos que entrar a una app como Spotify, buscar su nombre y ¡voilà! A mediados de la década de los noventa, varios años antes de la llegada del iPod, el panorama era completamente diferente.
La industria musical impulsaba su ecosistema de distribución, cuyo pilar principal era el disco compacto (CD), pero la llegada del formato de compresión MP3 y los avances a nivel de conectividad empezaron a desafiarlo. Las personas podían copiar una gran cantidad de música en sus ordenadores, ya sea proveniente de CDs o descargada de Internet.
La industria de la música estaba cambiando
Algunos actores de la industria tecnológica vieron en este escenario una oportunidad. ¿Para qué llevar un reproductor como el Discman de Sony si se podría utilizar un dispositivo mucho más pequeño capaz de prescindir incluso de los discos compactos? Estaba naciendo una nueva era en el consumo de música con la llegada de los reproductores de MP3.
Si bien aparecieron en el mercado algunas opciones como el MPMan F10, Diamond Multimedia, que posiblemente recuerdes por sus tarjetas gráficas o de sonido, fue la compañía detrás del primer reproductor de MP3 portátil comercialmente exitoso. Estamos hablando del Río PMP300, un dispositivo que llegó mucho antes que el iPod de Apple.
El anuncio en 1998 del Río PMP300, que prometía almacenar hasta 60 minutos de música, desató la furia del sector musical estadounidense. Como recoge CNET, la Asociación de la Industria de Grabación de Estados Unidos (RIAA) temía que el dispositivo impactara negativamente en su ecosistema de distribución, por lo que desarrolló ciertos artilugios legales para evitar su comercialización.
La RIAA señalaba que el reproductor violaba la Ley de grabación de audio en el hogar de 1992 que establecía que los dispositivos de grabación de audio digital debían pagar regalías e incluir un sistema de gestión de copias para prevenir la copia de música ilegal. “Sabemos que Diamond dice que es un reproductor, pero entendemos que es un grabador”, decían.
“Es un dispositivo de reproducción, no un dispositivo de grabación”, aseguraba Diamond en su defensa. Después de muchas idas y venidas, los tribunales de California, estado donde se había presentado la demanda, determinaron que el Río PMP300 no era un dispositivo de grabación, por lo que finalmente no se consideraba una violación de la legislación vigente. Por consecuencia, las ventas continuaron hasta convertirse en un éxito.
Pero, ¿qué características tenía el dispositivo? De acuerdo al manual de usuario, como mencionamos, tenía 32 MB de memoria interna, pero los usuarios tenían la posibilidad de ampliarla con tarjetas SmartMedia de 16 MB. Como dato curioso, el iPod original, que llegó al mercado en 2001, se ofreció con 5 GB de memoria y se promocionó con el exitoso slogan “1.000 canciones en tu bolsillo”.
A nivel de conectividad, el Río PMP300 tenía un conector propietario que funcionaba con un cable con un puerto paralelo que se conectaba al ordenador. Para transferir la música (archivos MP2 y MP3), era necesario utilizar el programa Music Match. Y no funcionaba con una batería interna, sino con pilas AA, que brindaban entre 8 y 12 horas de autonomía.
En cuanto al diseño, este curioso reproductor de MP3 destacaba por sus pequeñas dimensiones, del tamaño de una baraja de cartas, y su pantalla LCD, aunque esta solo mostraba el número de pista y el tiempo de reproducción. El sistema de control, con un pequeño teclado circular con los botones saltar, reproducir y detener tampoco pasaba desapercibido.
La revista Time señala que Diamond ofreció el dispositivo a partir de la Navidad de 1998 a un precio de lanzamiento de 200 dólares. Más tarde también presentó una versión con 64 MB de memoria interna y carcasa transparente que costaba 50 dólares más. La compañía vendió 200.00 unidades de este modelo.
Después de fusionarse con S3 Incorporated y pasar a llamarse SONICblue lanzó otros dispositivos de la serie Río que no alcanzaron el mismo nivel de éxito. El iPod, con la ayuda de iTunes, es convirtió en el disruptor más conocido de la industria de la música, pero productos como el Rio PMP300 sin dudas habían empezado a sentar las bases de los cambios que llegarían más adelante.
Imágenes: Staarline (Freepik)
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