Quienes tuvimos la fortuna de vivir el inicio de la microinformática en los 80 tenemos recuerdos difusos de aquellos años. Recordamos con cariño máquinas y videojuegos de antaño, pero quizás no tengamos tan claro lo que costaban esos juegos y esos ordenadores.
Precisamente esa es la idea de este tema: hacer un pequeño viaje al pasado con ayuda de viejos recortes publicitarios que revelan una situación llamativa: los videojuegos de la época no costaban más de lo que cuestan ahora, pero ay, amigo: los ordenadores eran carísimos. Y si no, que se lo digan al pequeño Macintosh.
Un dispar viaje al pasado de la tecnología en España
La inspiración del artículo llegaba hace unos días a partir de un curioso artículo que un usuario publicó hace dos años analizando justo eso, pero en el mercado norteamericano.
En Xataka quisimos trasladar esa idea al mercado español, donde recolectando publicidad de revistas impresas de la época —gracias a publicaciones como 8bit Load que actúan como fantástica hemeroteca— hemos recordado qué costaban aquellos juegos, aquellos ordenadores y aquellos periféricos en la segunda mitad de los años 80.
Para no hacer el tema demasiado largo, lo que hicimos fue seleccionar algunos productos de esos años y anotar su precio en pesetas en ese año. A partir de ahí era posible, con una calculadora que tuviera en cuenta la variación del IPC, saber lo que ese producto (juego, aplicación, ordenador, periférico) hubiera costado en nuestros días. El resultado han sido estos dos grupos de productos de software en primer lugar:
Juego / Programa |
Año |
Precio original (pesetas) |
Precio equivalente en 2021 (EUROS) |
---|---|---|---|
Pinball Wizard (Amstrad 464, 664, 6128 cinta) |
1985 |
1.900 |
33,31 |
Pinball Wizard (Amstrad 464, 664, 6128 disco) |
1985 |
2.900 |
50,84 |
Mini Office (Amstrad) |
1985 |
3.900 |
68,37 |
Archon (Spectrum, Amstrad, C64) |
1985 |
2.500 |
43,83 |
Summer Games II (C64) |
1985 |
2.300 |
40,32 |
Exploding Fist (C64) |
1985 |
2.900 |
50,84 |
Rocky (Spectrum) |
1985 |
1.800 |
31,56 |
HardBall (Spectrum, Amstrad) |
1986 |
2.300 |
37,06 |
Elite (Spectrum) |
1986 |
2.800 |
45,12 |
Elite (C64) |
1986 |
4.200 |
67,68 |
International Karate (Spectrum, Amstrad, C64) |
1986 |
1.850 |
29,81 |
Phantis (Spectrum, Amstrad CPC, MSX/2, PC) |
1987 |
875 |
13,40 |
El Lingote de Erbe (Spectrum, Amstrad, C64, MSX) |
1987 |
3.500 |
53,59 |
Gunship (Spectrum) |
1988 |
2.750 |
40,16 |
Gunship (C64) |
1988 |
3.580 |
52,28 |
Gunship (PC) |
1988 |
8.950 |
130,71 |
R-Type (Spectrum, Amstrad, C64) |
1989 |
875 |
11,97 |
Navy Moves (Spectrum, Amstrad, C64, MSX) |
1989 |
875 |
11,97 |
Chuck Yeager (C64) |
1989 |
1.200 |
16,41 |
Shinobi (Amiga) |
1989 |
2.500 |
34,19 |
Y de productos hardware en segundo lugar:
Producto |
Año |
Precio original (pesetas) |
Precio equivalente en 2021 (EUROS) |
---|---|---|---|
Commodore 64 |
1985 |
50.000 |
876,59 |
Canon MSX |
1985 |
64.000 |
1.122,04 |
Toshiba MSX |
1985 |
69.500 |
1.218,47 |
Sinclair QL |
1985 |
110.000 |
1.928,51 |
Apple Iic |
1985 |
276.789 |
4.852,63 |
Apple Macintosh |
1985 |
560.789 |
9.831,68 |
Impresora Seikosha 5420 |
1985 |
299.900 |
5.287,81 |
64 KB de RAM para MSX |
1985 |
21.700 |
380,44 |
Amstrad CPC 6128 fósforo verde |
1985 |
109.500 |
1.919,74 |
Amstrad CPC 6128 monitor color |
1985 |
134.500 |
2.358,04 |
Amstrad CPC 464 fósforo verde |
1985 |
66.900 |
1.172,88 |
Amstrad CPC 464 monitor color |
1985 |
95.900 |
1.681,31 |
Auriculares Beach Head |
1986 |
3.300 |
57,86 |
ZX Spectrum +2 |
1987 |
495 |
8,68 |
Joystick Magnum |
1988 |
3.300 |
50,51 |
Atari 520 ST |
1989 |
74.900 |
1.024,32 |
Amiga 500 |
1989 |
97.500 |
1.333,39 |
Juegos mitiquísimos que oye, no eran nada caros
En aquel artículo en el que nos inspirábamos una cosa quedaba clara: el precio de las aplicaciones profesionales era elevado —pero no desorbitado— para la época. "Un desarrollador que necesitase Fortran 80, el compilador de BASIC, COBOL-80, y quizás WordStar para escribir la documentación tenía que gastarse 1.436,50 dólares, que serían 3.954 dólares en dinero actual".
Nosotros apenas dedicamos tiempo a esas aplicaciones, que de hecho ni siquiera encontramos demasiados en los listados de precios de las revistas consultadas que siguen disponibles en repositorios como el de 8bit Load. En la imagen superior de Coconut aparecen aplicaciones para el Atari ST, y por ejemplo Microsoft Write costaba 15.000 pesetas (unos 263 euros actuales).
En realidad quisimos centrarnos en los videojuegos de aquella época, y aunque seguro que echáis muchos en falta, podéis hacer vosotros mismos las mismas cuentas: basta con localizar el juego en cuestión en listados como los de la publicidad de Mail Soft o Coconut, y luego usar calculadoras como esta que permiten hacer la conversión de pesetas en cierto año a euros del actual.
Esa tabla de videojuegos que hemos recopilado cuenta varias historias. La primera, la de cómo los juegos variaban bastante de precio, pero lo hacían de forma especial según la versión: comprar el Elite para Spectrum (2.800 pesetas) salía bastante más barato que comprarlo para el Commodore 64 (4.200).
La cosa era aún peor si comprábamos juegos para los PCs de la época: el Gunship del C64 salía por 3.580 pesetas, pero si lo querías para tu flamante PC, te costaba 8.950 pesetas, una pequeña fortuna que al cambio representarían 130,71 euros actuales, y eso que el juego no era precisamente una maravilla visual.
La publicidad de entonces hacía una cosa muy bien: venderte el juego mucho mejor de lo que era (o más bien, de lo que podía ser con los recursos de entonces).
Las portadas —recuerdo especial para el maestro Azpiri— eran casi clickbait: una promesa fantástica de juegos que técnicamente eran limitados, pero que igual, eso sí, ofrecían a menudo horas y horas de entretenimiento a pesar de gráficos y músicas que a día harían reír a las nuevas generaciones.
Y a falta de servicios como Steam, Game Pass o Epic Games, de cuando en cuando surgían packs realmente estupendos como aquel "lingote" que Erbe vendía con "10 juegos de oro para tu ordenador".
El precio, 3.500 pesetas de la época, era un verdadero chollo: equivaldrían a algo más de 53 euros actuales, pero había verdaderas joyas como 'Arkanoid', 'The great escape', Gauntlet' o 'Winter Games'. En realidad todos esos juegos lo eran.
Pero como vemos, los precios no eran especialmente exagerados en ningún caso si los comparamos con los precios actuales. Los grandes títulos AAA rondan los 60 euros en nuestros días, y la mayoría de juegos de entonces estaban más cerca de los 30 en la mayoría de sus versiones.
Estamos hablando además de una época en la que aún no había llegado la que fue la gran revolución de la famosa edad dorada del software español: cuando Erbe, la distribuidora de referencia de la época, logró establecer como precio universal aquellas 875 pesetas para juegos en las principales cuatro plataformas: Spectrum, Amstrad, C64 y MSX.
Aunque antes de aquella época los precios variaban, solían oscilar entre las 2.000 y las 4.000 pesetas. Eran bastante elevados para los jovencitos de la época, y aunque las dobles pletinas eran la opción para quienes se buscaban la vida, la llegada de esos juegos a 875 pesetas permitió que muchos usuarios ampliasen sus colecciones de forma notable. De repente el dinero de los domingos y el que los familiares te daban en cumpleaños rendía un montón.
El legendario (y dificilísimo) 'Navy Moves' es un buen ejemplo de aquel movimiento que hizo que salvo algunas excepciones todos los que querían comprar un juego tuvieran mucho más fácil adquirirlo.
Por supuesto no siempre esos precios eran generalizados. La llegada de las máquinas de 16 bits de Atari (con sus ST 520 y 1040) y Commodore (Amiga 500 sobre todo, que era el más asequible) hizo que los juegos de esas plataformas, que eran la envidia de los usuarios de microordenadores de 8 bits, también saliesen más caros.
Probablemente la diferencia compensaba, desde luego: aunque en esencia el desarrollo del juego era idéntico, los gráficos y las músicas hacían que uno casi estuviese jugando como lo hacía en las recreativas, que eran las que marcaban la referencia en eso de "dónde puedo jugar a la mejor versión de un juego".
El repaso a los videojuegos se queda aquí, pero como vemos los precios de los videojuegos no eran en casi ningún caso desorbitados. Comparándolos con la época actual casi salíamos ganando, aunque la era de las suscripciones que estamos viviendo con Game Pass —o con las continuas ofertas que llegan de otras servicios y plataformas— hace que ciertamente ahora el abanico de posibilidades sea realmente amplio.
El hardware era para pudientes: cuando imprimir (mal) era un lujo
Los juegos eran asequibles, pero la historia cambia totalmente para el mundo de los ordenadores, que eran en aquella época un pequeño lujo. Algunos, de hecho, eran difícilmente alcanzables para la mayoría de los usuarios.
Como sucede hoy en día, los fabricantes aprovechaban la oportunidad que les brindaban las revistas impresas para incluir publicidad de sus ordenadores y periféricos.
Es curioso ver cómo los enfoques no eran muy distintos a los de hoy en día y que los catálogos de productos de las tiendas trataban de aprovechar el espacio para mostrar las ofertas más sugerentes en cada caso.
El caso es que el hardware no era en absoluto barato. Los ejemplos son numerosos, como veíamos en la tabla inicial, y tenemos el ejemplo más representativo en la imagen que encabeza todo este tema: el legendario Macintosh que se lanzó en 1984 costaba 560.789 pesetas en 1985: nada menos que 9.831,68 euros actuales.
Aquella máquina era absolutamente prohibitiva, pero aquellos ordenadores de 8 bits que muchos disfrutamos no eran especialmente baratos. No hemos logrado encontrar recortes con el precio de venta de los míticos ZX Spectrum 48K —aparecen en algunas tiendas, pero siempre sin especificar los precios— , pero sí por ejemplo los de distintos modelos de los Amstrad.
El Amstrac CPC 464 con monitor de fósforo verde —eso de que te vendieran el pack con el monitor fue un acierto— costaba el equivalente a 1.172,88 euros de hoy en día, y era un ordenador básico de 8 bits. Los ejemplos se repetían por doquier, por ejemplo con el Commodore 64.
Técnicamente superior a sus coetáneos en muchos apartados, el C64 no fue tan popular en España, pero era más barato que el Amstrad, aunque claro está, este último tenía monitor incluido en ese precio.
Aunque algunos periféricos cotidianos como los joysticks o los auriculares no tenían precios exagerados, la cosa cambiaba en algunos ámbitos especializados y menos evolucionados. Es el caso de las impresoras, que en aquella época eran matriciales: lentas y limitadas.
Aún así, imprimir salía muy caro: el modelo de la imagen superior no es exactamente el que tenía ese precio, pero el aspecto era similar y las prestaciones también: imprimir ni siquiera se medía en páginas por minuto, sino en caracteres por segundo, y aquella Seikosha 5420 era lo más de lo más en el año 1985 e imprimía a 106 caracteres por segundo. Su precio también era lo más de lo más.
Con el tiempo el equilibrio entre precio y prestaciones fue mejorando, no obstante. Lo demostró la llegada de las máquinas de 16 bits ya citadas, que tenían precios elevados pero que justificaban más esas prestaciones que ofrecían a sus usuarios.
Así, el prodigioso Amiga 500 con el que todos quedábamos boquiabiertos al ver juegos como 'Defender of the Crown' costaba según la publicidad de 1989 97.500 pesetas —aunque como ocurre ahora, los precios pudieran bailar entre unas tiendas y otras—, que equivaldrían a 1.333,39 euros de hoy en día.
El precio era elevado, sí, pero cuatro años antes había que pagar 134.500 pesetas (2.358,04 euros en la equivalencia actual) por un Amstrad CPC 6128 con monitor a color. Y ciertamente no había color entre una máquina y otra, ¿no creéis?
Sin duda, un viaje al pasado curioso. Uno que pone en perspectiva lo mucho que hemos avanzado tecnológicamente, y lo relativamente poco que se han movido las cosas en cuanto a coste de esos juegos y de esos ordenadores.
La informática es ahora mucho más accesible y potente, desde luego, pero para quienes vivieron aquellos años quizás este tema haya sido tan agradable de leer como para mí escribirlo.
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