En la década de los 80 la microinformática comenzó a conquistarnos visualmente. La cosa era distinta en el terreno del audio, y ni los ordenadores de 8 bits ni los primeros PCs podían hacer mucho más que emitir unos tristes pitidos.
Ordenadores como el Amiga o el Atari ST cambiaron ese panorama, pero el mundo del PC siguió sin prestar atención hasta que de repente empresas como Creative Labs y Turtle Beach causaron toda una revolución con sus tarjetas de sonido. Pronto se convirtieron en un componente clave de cualquier PC, pero de repente dejaron de ser necesarias y hoy en día prácticamente nadie tiene una tarjeta de sonido dedicada en su equipo. ¿Por qué?
La era Sound Blaster
El sonido no fue al principio tan importante para quienes trabajaban en este ámbito, y los primeros juegos apenas sí acompañaban la trama de algunos pitidos.
Pronto los desarrolladores de videojuegos se dieron cuenta de que era igual de importante añadir una buena música al juego, y eso hizo que por ejemplo se iniciara la era de las chiptunes, música sintetizada electrónicamente que aprovechaba los limitados recursos de estas máquinas para generar bandas sonoras sorprendentemente notables para la época.
En los PCs aquel logro iba por detrás, pero el creciente éxito de este tipo de máquinas hizo que algunas empresas vieran un interesante mercado que aprovechar. Así fue como nació Creative Labs, que se convirtió en líder absoluto del segmento con el lanzamiento en 1989 de las primeras Sound Blaster, las tarjetas que se convirtieron en referencia indiscutible para usuarios y jugones.
Creative de hecho enfocó estos productos de forma especial a los gamers de la época. Su tecnología EAX era en la época reclamo notable para quienes querían la máxima calidad de sonido en videojuegos, y a mediados de los 90 el auge de los contenidos multimedia, de las películas en DVD y de la música (en CD o con el formato MP3 y Winamp dominándolo todo) se confirmó aún más su dominio.
Un error estratégico fatal
Pero firmas como Creative y sus rivales (Turtle Beach, por ejemplo) acabaron cometiendo un error fatal: la integración de componentes cada vez más potentes en las placas base de los ordenadores permitía prescindir de tarjetas de sonido dedicadas en muchos casos.
Creative no se dio cuenta del problema y siguió apostando por tarjetas dedicadas, más caras y que dejaban un amplio margen de beneficio, en lugar de crear chips integrados que pudieran usar los fabricantes de placas base. Su experiencia en este campo hizo que en buscar un futuro de colaboración con otros fabricantes quisieran seguir dominando el mercado por separado como habían hecho en el pasado.
No solo Creative cometió el error. Otras como la citada Turtle Beach también quisieron ir por su propio camino, y eso hizo que los fabricantes de placas base se buscaran una alternativa mucho más barata pero igualmente funcional.
En 1997 Intel creó el códec de audio AC'97 (de ahí el nombre) que se acabaría convirtiendo el estándar en placas base, módems y tarjetas de sonido. Con este códec se soportaba una arquitectura de audio de 16 o 20 bits con soporte de sonido 5.1 para los PCs, entre otras características.
Más tarde, en 2004, Intel daría un nuevo paso con la salida de Intel High Definition Audio, un codec aún más llamativo, pero lo importante es que ambos códecs se podían soportar en soluciones mucho más baratas para los fabricantes de placas base .
De repente la tarjeta de sonido dedicada se había vuelto casi un capricho.
Esa fue la oportunidad que aprovecharon fabricantes que no tenían ninguna experiencia en el mundo del audio para meterse de lleno en este segmento. La ganadora de la batalla fue sin duda Realtek, un fabricante de chips de Taiwán que se fundó en octubre de 1987 y que se encontró casi sin comerlo ni beberlo con un mercado perfecto para su estrategia.
Realtek se encargó de producir esos chips baratos y funcionales que se podían integrar en las placas base de los fabricantes para dar soporte a los códecs que como el AC'97 o más tarde el Intel HD Audio acabaron dominando el mercado. Hay muchas otras empresas que acabaron compitiendo con Realtek, desde luego, pero la cuota de mercado de este fabricante sigue siendo envidiable.
¿Qué fue de las tarjetas de sonido?
El auge y caída de las tarjetas de sonido se produjo por tanto en pocos años, y hoy en día la mayoría de usuarios de ordenadores no cuentan con tarjetas de sonido dedicadas en sus PCs.
Eso no quiere decir que hayan desaparecido, no obstante: la propia Creative ha seguido ofreciendo tarjetas de sonido internas y externas o DACs que se conectan por ejemplo vía USB para mejorar las prestaciones de sonido de estos equipos y también de consolas.
Estas tarjetas pueden mejorar desde luego las prestaciones de audio de estos equipos, pero para muchos el coste no compensa: los chips de audio integrados suelen ser "suficientemente buenos" para el gran público.
En Creative por ejemplo ofrecen características para gamers como el Scout Mode que teóricamente ayuda a los jugadores de FPS a detectar a enemigos más fácilmente amplificando los sonidos lejanos, aunque las críticas al resultado son numerosas.
Sin embargo quienes aprecian un buen sonido sí suelen contar con estas soluciones para escuchar música o ver películas con ese punto más de calidad que pueden ofrecer estas tarjetas de sonido y DACs externos.
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