Se lo hemos oído decir mucho a nuestras madres: "no abras y cierres la nevera cada dos por tres que gasta más". Lo cual tiene lógica, porque "se escapa el frío", pero como somos hombres de ciencia, hemos querido comprobar exactamente cuánto cuesta abrir el frigorífico y cuánto podemos ahorrar si andamos con cuidado de abrirlo lo menos posible.
Para ello hemos conducido un pequeño experimento. Durante un mes hemos anotado todas las veces que hemos abierto la nevera al tiempo que medíamos su consumo. También tuvimos en cuenta las compras introducidas en la nevera y la temperatura media exterior, para ver cómo influye también.
Pero antes de enseñaros los datos recopilados e intentar analizarlos y sacar alguna conclusión, una explicación sencilla de por qué al abrir la nevera se incrementa el consumo.
Por qué abrir la nevera afecta a su consumo
La nevera es básicamente un aire acondicionado en miniatura. Tiene un compresor que comprime un gas hasta licuarlo y, al descomprimirlo en la parte interior de la nevera, este vuelve a su estado gaseoso, absorbiendo la energía del interior de la nevera, ya que la necesita para poder cambiar de estado (es un proceso endotérmico).
Luego se libera esa energía a través del intercambiador de calor de la parte posterior de la nevera (por eso las neveras necesitas tener algo de ventilación en la parte posterior) y el compresor vuelve a comprimir el gas para repetir el proceso.
Al abrir la nevera, el aire de su interior, que está más frío que el de la cocina, tiende a "caerse" hacia el suelo, dejando sitio para que entre aire caliente. Esto hace que suba la temperatura interior de la nevera, y que por lo tanto sea necesario el uso del compresor para recuperar la temperatura idónea, lo que, lógicamente, hace que aumente el consumo.
La nevera del experimento
La nevera que hemos utilizado para hacer este pequeño experimento es una nevera de categoría energética A+ con un consumo catalogado de 319 kWh al año.
Tiene un único compresor tanto para el congelador como para la nevera (las hay que tienen dos) y no tiene tecnología inverter (capaz de regular la potencia del compresor), por lo que el compresor simplemente se enciende (con un consumo instantáneo de 90W) y se apaga (ahí la nevera gasta 2W).
Esto afecta un poco a la precisión del experimento, ya que el compresor no se enciende hasta que la temperatura no desciende de la indicada, y a lo mejor eso es una hora después de que yo haya abierto la nevera varias veces, y ese consumo se traslada a las anotaciones del día posterior.
Tampoco ayuda en exceso que el medidor de consumo utilizado, el mismo que usamos para calcular el consumo fantasma de nuestros aparatos eléctricos, no sea capaz de mostrar más de un decimal (si el consumo ha sido 0,82 kWh o 0,87 muestra únicamente 0,8 kWh) pero aun así los datos resultantes son bastante coherentes.
Primera parte: dos semanas de consumo diario
La primera parte del experimento, que en principio iba a ser la única, consistía en apuntar el número de veces que se abría la nevera al día, así como el consumo diario (de 10am a 10am del día siguiente, para ser exactos). Luego se ponía a cero el contador y de nuevo a empezar. También se anotaron las compras realizadas y se consultó la temperatura media diaria según datos de la Agencia Nacional de Meteorología.
Estos son los datos recabados:
Aperturas |
Consumo (kWh) |
Temperatura (ºC) |
Compras | ||
13/11/14 | Jueves | 18 | 0,8 | 18,3 | |
14/11/14 | Viernes | 25 | 1 | 19,6 | Pequeña |
15/11/14 | Sábado | 17 | 0,9 | 16,9 | Grande |
16/11/14 | Domingo | 9 | 0,8 | 16,6 | |
17/11/14 | Lunes | 8 | 0,8 | 16,7 | Pequeña |
18/11/14 | Martes | 13 | 0,8 | 15,1 | |
19/11/14 | Miércoles | 22 | 1 | 14,0 | Mediana |
20/11/14 | Jueves | 7 | 0,8 | 14,7 | |
21/11/14 | Viernes | 12 | 0,8 | 16,7 | |
22/11/14 | Sábado | 5 | 0,8 | 16,8 | Mediana |
23/11/14 | Domingo | 12 | 0,8 | 17,3 | |
24/11/14 | Lunes | 16 | 0,8 | 18,3 | |
25/11/14 | Martes | 16 | 0,9 | 18,4 | Mediana |
26/11/14 | Miércoles | 40 | 1 | 17,7 | Pequeña |
Totales | 246 con compras |
12 kWh | 16,9 ºC de media |
Si convertimos los datos en una gráfica podemos ver rápidamente una correlación entre las veces que se abre la puerta al día y el consumo de la nevera. Nótese que hemos añadido las compras como aperturas equivalentes (por aproximación y comparación): una compra grande equivaldría a ocho aperturas, una mediana a cuatro y una pequeña a dos.
Con estos datos observamos que si abrimos la nevera más de 25 veces al día, el consumo llega al kWh diario, mientras que si nos mantenemos por debajo de las 18 aperturas, el consumo no supera los 0,8 kWh. En porcentaje, no abrir mucho la nevera supone un ahorro de un 20%.
Si transformamos eso en euros, un consumo anual proyectado de 365 kWh/año, a un precio por kWh de 0,1586 euros (la media de 2018, ya con impuestos), son 57,89 euros. Mientras que si moderamos las veces que abrimos la nevera, podemos ahorrar un 20%, que son 11,58 euros al año.
Segunda parte: consumo acumulado
La verdad es que con estas dos semanas de experimento hubiera sido suficiente, pero me picaba la curiosidad y quise hacer una prueba más. Iba a estar una semana intentando abrir la nevera lo menos posible y midiendo el consumo acumulado (sin resetear el medidor cada día), y otra abriendo la nevera sin piedad.
Estos son los datos recabados. En este caso, las compras, aunque señaladas en la última columna, las hemos añadido ya en la primera, para poder hacer cálculos con ellas y que los gráficos se entiendan mejor.
Aperturas |
Consumo Acumulado (kWh) |
Consumo interdiario (kWh) |
Temperatura (ºC) |
Compras | ||
27/11/14 | Jueves | 7 | 0,8 | 0,8 | 14,3 | |
28/11/14 | Viernes | 30 | 1,8 | 1 | 15,6 | Grande |
29/11/14 | Sábado | 18 | 2,7 | 0,9 | 17,5 | Grande |
30/11/14 | Domingo | 25 | 3,6 | 0,9 | 17,8 | |
01/12/14 | Lunes | 20 | 4,5 | 0,9 | 18,0 | |
02/12/14 | Martes | 9 | 5,3 | 0,8 | 15,7 | |
03/12/14 | Miércoles | 10 | 6,1 | 0,8 | 13,5 | |
Totales | 119 | 6,1 kWh | 0,87 kWh de media | 16,1 ºC de media |
Comparando los datos con los de las dos primeras semanas, todo parece encajar. El consumo ha subido muy ligeramente (de 4,87 kWh por cada 100 aperturas a 5,12 kWh) pero es algo lógico teniendo en cuenta que ahora acumulamos los decimales que antes se perdían. También es reseñable que la temperatura media ha bajado casi un grado centígrado.
Y es que lo de la temperatura media es clave para entender los resultados de la semana siguiente, en la que se abrió la puerta de la nevera significativamente más veces (un 53% más) y sin embargo el consumo no sólo no subió, sino que bajó. Aquí los datos.
Aperturas |
Consumo Acumulado (kWh) |
Consumo interdiario (kWh) |
Temperatura (ºC) |
Compras | ||
04/12/14 | Jueves | 20 | 0,8 | 0,8 | 12,2 | |
05/12/14 | Viernes | 19 | 1,6 | 0,8 | 14,1 | |
06/12/14 | Sábado | 24 | 2,4 | 0,8 | 12,3 | Grande |
07/12/14 | Domingo | 59 | 3,4 | 1 | 12,8 | Mediana |
08/12/14 | Lunes | 31 | 4,2 | 0,8 | 13,2 | |
09/12/14 | Martes | 21 | 4,9 | 0,7 | 12,8 | |
10/12/14 | Miércoles | 8 | 5,6 | 0,7 | 11,8 | |
Totales | 182 |
5,6 kWh | 0,8 kWh de media |
12,7 ºC de media |
Y aquí una gráfica con todos los datos de las dos semanas, superpuestos.
Si uno ignora la temperatura media, no entendería los resultados obtenidos, porque abriendo mucho más la nevera (un 53% más) se ha gastado menos electricidad (un 8% menos), otorgando un ratio de 3,07 kWh por cada 100 aperturas.
Sin embargo, si uno se fija en el consumo interdiario y en su relación con el número de aperturas, sigue habiendo una correlación similar. La bajada de las temperatura afecta al consumo total, pero la incidencia de las veces que abrimos la nevera en el consumo sigue siendo porcentualmente muy similar. En este gráfico se entiende perfectamente.
Bueno, creo que con este experimento hemos conseguido resolver la duda de cuánto cuesta abrir mucho la nevera (unos 12 euros al año, orientativamente) y también de paso confirmar que la temperatura exterior afecta sensiblemente al rendimiento de la nevera, ya que un cambio de 3 o 4 grados en la temperatura media exterior (en mi casa no tengo calefacción) ha supuesto un cambio significativo en su consumo.
Esto nos ayuda también a entender otro aspecto clave, especialmente cuando diseñamos nuestra cocina: no conviene poner la nevera cerca de fuentes de calor como el horno o el lavavajillas, o cerca de una ventana con radiación solar directa.
Imagen | Arte_ON
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