Los anquilosarios eran seres extraordinarios. Recubiertos de la cabeza a la cola por placas de huesos denominadas osteodermos, eran auténticos acorazados de la naturaleza que podían dejar para el arrastre la dentadura de cualquier depredador que tuviese la osadía de hincarles el diente. Además, poseían una cola en forma de maza, también endurecida con placas de hueso, con la que replicaban a los atacantes con contundencia.
Un adversario temible para cualquier cazador del Mesozoico del que ahora sabemos que no era el más peligroso de la familia. Y es que a este peculiar dinosaurio le ha salido un primo chileno aún más amenazante: una nueva especie de anquilosaurio con una cola afilada que actuaba, según los científicos que han estudiado el descubrimiento, como una especie de hacha.
El estudio que informa de este hallazgo, publicado en Nature, señala que lo primero que llamó la atención de los investigadores sobre esta nueva especie de anquilosaurio era su cola, compuesta por siete pares de osteodermos aplanados que formaban una sola estructura y se asimila a los macuahuitl, las espadas de madera con filos de obsidiana de los guerreros mesoamericanos.
Un investigador consultado por el New York Times acerca de este descubrimiento explicó al rotativo estadounidense que es probable que esas placas de hueso estuviesen cubiertas de vainas afiladas de queratina, el material que recubre los cuernos y las garras de muchos animales. De tal forma que un golpe de esta particular cola pudo provocar serios cortes en los infelices depredadores que tratasen de cazar a los anquilosaurios.
Una evolución dispar
Los anquilosaurios vagaron en grandes grupos por Laurasia, el supercontinente del que una vez formaron parte América del Norte y Asia, y se fueron disgregando con el paso de los milenios. Las especies más famosas de estos animales fueron las que desarrollaron las colas con mazas, pero no eran los únicos de esta familia, que se fue diversificando con los años y la separación geográfica. Otros, de hecho, no tenían colas en forma de maza.
Aquellos anquilosaurios del norte han sido ampliamente estudiados, pero aún hay mucho por investigar en sus parientes de Gondwana, supercontinente en el que se ubicaban las actuales América del Sur y la Antártida. El espécimen que nos ocupa fue descubierto en la región chilena de Magallanes, la más meridional del país latinoamericano.
Al parecer, cuando Laurasia y Gondwana se separaron, a finales del Jurásico, los anquilosaurios de uno y otro territorio siguieron trayectorias evolutivas muy diferentes, por lo que es posible que este sea sólo el primero de muchos descubrimientos sorprendentes sobre este ya de por sí sorprendente dinosaurio en América del Sur.
Reproducción digital de los restos óseos de la cola encontrados en Chile
Imagen 1 | sporst
Imagen 2 | Zuchinni uno
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