"El desarrollo de la computación cuántica puede representar una ventaja estratégica para una economía. Tener ordenadores cuánticos, ser el poseedor de esa tecnología y que los demás dependan de ti es un poco lo que ocurría hace muchos años con la computación tradicional. Europa ve que países como Estados Unidos y China están tomando la delantera en esta área y necesita ponerse al día para no quedarse atrás como en el campo de la microelectrónica.
Hace menos de diez años Europa tenía la ventaja científica en este campo. La hemos perdido porque en un plazo de cinco años un par de empresas y laboratorios internacionales han invertido muchísimo dinero en potenciar a unos pocos grupos y conseguir un avance exponencial en esta materia. Esto demuestra lo importante que es observar qué es estratégicamente interesante y no perder la pista. Este es un campo muy claro que de alguna forma construyó Europa porque la computación cuántica hace veinte años era física de locos.
Europa fue capaz de mantener una investigación muy básica, muy rompedora que entonces no tenía un futuro muy claro, la avanzó muchísimo y cuando ha llegado el momento de realizar la transferencia al mundo de la industria nos hemos quedado atrás". Juan José García Ripoll, investigador del Instituto de Física Fundamental del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), compartió con nosotros estas declaraciones durante la conversación que mantuvimos con él en octubre de 2019, pero hoy, más de cuatro años después, siguen describiendo a la perfección la coyuntura a la que se enfrenta Europa en esta área.
Francia ha tomado la iniciativa para despertar a una Europa que sigue dormida
El Viejo Continente planea colocar en el espacio en 2024 su primer satélite de órbita terrestre baja para telecomunicaciones cuánticas: Eagle-1. Como cabe esperar, este proyecto está liderado por la Agencia Espacial Europea. China, sin embargo, lleva más de siete años llevando a cabo experimentos en el ámbito de las comunicaciones cuánticas. Y con éxito. Hace apenas dos semanas y de la mano de Rusia consiguió transmitir un mensaje cifrado a una distancia de 3.800 km, todo un récord en este campo de investigación.
Esta iniciativa francesa persigue espolear a Europa y acabar con una fragmentación que está impidiendo al Viejo Continente desarrollarse al ritmo al que lo están haciendo EEUU o China
En este contexto el paso hacia delante que acaban de dar los máximos responsables de varias empresas francesas involucradas en el desarrollo de las tecnologías cuánticas persigue espolear a Europa. Y también acabar con una fragmentación que está impidiendo al Viejo Continente desarrollarse al ritmo al que lo están haciendo EEUU o China. Uno de estos ejecutivos es Neil Abroug, el director de la estrategia de Francia en el ámbito de las tecnologías cuánticas, quien asegura que "si Europa quiere tener un papel importante necesita establecer sinergias entre el esfuerzo que están haciendo algunos países a nivel nacional y lo que está sucediendo a nivel europeo".
En el terreno práctico lo que proponen estos expertos franceses es, sencillamente, que la Unión Europea destine más dinero a la investigación y el desarrollo de las tecnologías cuánticas. Al fin y al cabo su potencial de crecimiento es presumiblemente ilimitado. No obstante, también será necesario combatir la fragmentación debido a que, según estos expertos, se está comportando como un cuello de botella que ralentiza el desarrollo de Europa en este ámbito. Y la única forma de alcanzar este objetivo consiste en coordinar el esfuerzo de todos los países para conseguir que remen en una misma dirección y se enfrenten a los desafíos que plantean las tecnologías cuánticas de manera conjunta.
Más información: Euractiv | The Quantum Insider
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