A menudo pensamos que la historia la escriben reyes, guerreros y otros “grandes personajes”. Sin embargo esta visión pasa por alto detalles que, siglos después, afectan a la vida de numerosas personas. Es el caso del reciente hallazgo arqueológico realizado en Albacete, que podría darnos pistas sobre algo tan relevante cultural y económicamente como el queso manchego.
Una oveja de casi mil años. El descubrimiento de unos huesos pertenecientes a una oveja del siglo XI ha sido objeto del interés de un equipo de investigadores del CSIC, expertos en zooarqueología, liderados por Marta Moreno García. Los restos óseos fueron hallados en el yacimiento arqueológico de La Graja, en el municipio albaceteño de Higueruela.
Un sacrificio. La investigación sobre estos restos acaba de comenzar, pero las primeras pruebas, que incluyen la datación por Carbono 14 de los retos, han comenzado a dar resultados, algunos de los cuales fueron presentados la semana pasada en una rueda de prensa. La prueba del radiocarbono, dató estos restos ente el año 1025 y el año 1050 e.c., tal y como explican los involucrados en la investigación.
Las primeras pesquisas han señalado también algunos aspectos relevantes sobre cómo murió la oveja. Por ejemplo, unas marcas halladas en el cuello indicaron a los investigadores que había sido sacrificada conforme a la tradición musulmana, si bien el hecho de que el esqueleto estuviera completo indica que el animal no fue despiezado para el consumo de su carne. También sabemos que la oveja llegó a la edad adulta y fue sacrificada entre los 6 y los 8 años.
La Graja. Los restos fueron hallados en el yacimiento de La Graja, descubierto tan sólo hace dos años. En este yacimiento se encontraron los restos de una alquería, un tipo de asentamiento rural andalusí, heredero posiblemente de las villas romanas durante el periodo de asentamiento musulmán en la península Ibérica.
De las palabras a los hechos. El descubrimiento ayudará a complementar las fuentes historiográficas con las que contamos sobre las alquerías. Hasta ahora las fuentes que nos hablaban de estos asentamientos eran tan sólo escritas, por lo que cada nuevo hallazgo resulta de especial interés para quienes estudian el periodo.
Como explica Moreno García en una nota de prensa, el hallazgo de estos restos supone un hecho “inusual en el panorama ibérico de las alquerías, abriendo la puerta a revolucionar el mundo de las alquerías que se conocían sólo a través de texto, porque aquí vamos a tener la evidencia directa.”
Y de la corte a los campos. Y es que hasta ahora los restos arqueológicos relacionados con la presencia musulmana en la península se centraban en entornos urbanos. Este “salto al campo” puede ofrecernos valiosa información sobre la historia socioeconómica de la península y, por ende de España.
Para comprender estos factores es relevante entender también el papel de lo que Fran Valera, vicepresidente de la diputación de Albacete se refería en su intervención como “el Ál-Andalus pobre”.
El queso y la lana. El hallazgo puede ayudarnos a entender la herencia socioeconómica de las alquerías así cómo su herencia en la agricultura contemporánea.
Los responsables del estudio señalaban que esta oveja podría haber formado parte de los rebaños cuya lana era extraída para ser procesada en talleres textiles de ciudades de la región como Chinchilla, Iniesta o Cuenca. Estos textiles habrían sido exportados después a través del Mediterráneo hacia otras ciudades de la esfera islámica medieval.
Los análisis de esta oveja quizá nos puedan contar cómo fue el paso de la ganadería ovina a lo largo de casi un milenio y cómo fue el paso de las ovejas medievales andalusíes a las actuales razas ovinas manchegas y castellanas, notablemente, la oveja manchega, la raza responsable del queso homónimo.
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Imagen | Doputación de Albacete / Ayuntamiento de Higueruela
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