Adivinar el futuro es un ejercicio a menudo inútil, pero eso no impide que buena parte de la economía mundial se base en tratar de predecir qué va a ocurrir en diversos campos. Eso es también válido en el segmento tecnológico, donde las tendencias van y vienen y donde todos tratan de adelantarse al futuro para ser los primeros en la "siguiente gran cosa".
No es fácil contar con datos reveladores en este sentido, pero la empresa de inversión Y Combinator ha descubierto una forma de identificar qué tendencias parecen ser las más interesantes de cara al futuro. Y para hacerlo solo ha tenido que mirar a todas esas startups que tratan de lograr financiación a través de su empresa. Esas startups y sus ideas de futuro son lo que precisamente tratan de hacernos vislumbrar hacia dónde nos dirigimos. El problema es que muchas de sus ideas son básicamente refritos de grandes tendencias o de otras grandes servicios y productos.
Los rivales a batir ya no son Facebook o Google, sino Uber y Airbnb
Los responsable s de Y Combinator explicaban cómo desde que pusieron en marcha esta aceleradora de startups han recibido miles de solicitudes de startups con todo tipo de ideas sobre esa próxima gran revolución. Nunca habían estudiado esas solicitudes de forma conjunta, pero ahora lo han hecho con la ayuda de Priceonomics y han logrado extraer datos interesantes.
Por ejemplo, se puede ver cómo las startups han dejado de ver como competidoras de sus ideas a gigantes como Facebook, Google, Twitter o Microsoft -que en realidad casi nunca lo fue- y ahora ven como rivales a Uber, Airbnb o Instagram. Es evidente que muchas aprovechan el tirón de las nuevas ideas que proponen esos servicios para dar giros de tuerca sobre ellos. En ese estudio también queda patente cómo los gigantes del pasado -eBay, Yahoo, MySpace- ya no son apenas mencionadas en esos planes de negocio de las solicitudes.
También se revelaba cómo el auge de las apps móviles ya no es tan pronunciado: en los últimos tiempos los servicios web parecen haber recuperado relevancia para las startups, que además han migrado a los modelos de monetización. Mientras que antes los modelos se basaban en la publicidad, estos han bajado un 60% en todos estos años: ahora las startups conciben muchos de sus negocios como SaaS (Software as a Service): o pagas, o no podrás utilizarlos.
Slack, en la cresta de la ola, ¿adiós al blogging?
En cuanto a tipos de negocio especialmente destacables, en Y Combinator revelaban como todo lo relacionado con el blogging se ha venido abajo de forma estrepitosa, y en mensajería y comunicaciones el correo electrónico pierde su habitual relevancia frente a las soluciones de mensajería y, sobre todo, frente a Slack, que de repente se ha convertido en protagonista de las aplicaciones empresariales. También se ha visto como los bitcoin tuvieron su momento pero las startups ya no apuestan por ellas y sí por la cadena de bloques, que puede ser aplicada a otros muchos escenarios.
Esas startups también revelan cómo el interés por el hardware es patente, y cada vez más proyectos están dirigidos a productos físicos en los que por ejemplo los sensores también cobran relevancia. Los drones están en auge, aunque no de forma especialmente llamativa según el estudio, que revela también tendencias en el sector de la sanidad: aquí lo que pita es el sector de los fármacos y los análisis sanguíneos.
Por cierto que como era de esperar los smartphones son protagonistas en hardware, pero como ocurre con los wearables y los mucho menos relevantes relojes inteligentes -aquí no hay mucho futuro según estas startups- ese interés por desarrollar ideas con ese foco se ha estabilizado.
Donde sí hay una explosión clara en en dos de las tendencias que ya han demostrado tener muchas posibilidades. Una es la realidad virtual, y otra, cómo no, la inteligencia artificial, con el aprendizaje profundo (o automático) como referente de un campo que parece que puede tener papeletas para cambiar nuestras vidas de forma notable en los próximos años.
La mayoría de startups tratan de aprovechar aquello que vende
En ese estudio de Y Combinator también hay un análisis de los términos más populares por parte de los que solicitan esa financiación, y aquí las aplicaciones (7,2%) y los vídeos (4,1%) parecen ser protagonistas. Entre los términos que más habían crecido en su uso -las tendencias de futuro- eran Slack, vehículos autónomos, IoT y realidad virtual.
En el lado contrario están los términos que sufrieron una reducción en la frecuencia con la que aparecían en esas solicitudes: ahí se puede apreciar qué tendencias han dejado de serlo, y aparecían bitcoin y las criptomonedas como claras destacadas.
Los datos del estudio son desde luego interesantes, pero hay que tener en cuenta que aunque en Y Combinator destacaron todos estos apartados, su relevancia real es discutible: los porcentajes con que aparecen en esas solicitudes de las startups son ínfimos -muchos no pasan del 1% o el 2%- lo que que hace que aun cuando efectivamente este estudio pueda servir de indicativo, no presente conclusiones realmente contundentes sobre el futuro de la tecnología.
De hecho la sensación que queda tras leer el informe de Y Combinator es que todas esas solicitudes simplemente siguen las tendencias que otros han creado -los que ya han triunfado, claro- y las refuerzan con algunas iteraciones y versiones paralelas aplicadas a otros escenarios. La idea es iterar sobre lo que parece que va a funcionar a corto plazo, desechar lo que no está de moda y vendérnoslo como la próxima gran revolución. Difícil lograr triunfar con esa mentalidad, nos tememos, pero al menos sí se confirman tendencias ya asentadas.
Vía | TheMacro
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