Sí, las noticias falsas, los bulos y las mentiras viajan más rápido que la verdad. Mucho más rápido. Sobre todo, en Twitter. Eso lo sabíamos, pero ese no es el problema, el problema somos nosotros.
Porque nos hemos construido una ficción en la que ejércitos de bots campan a sus anchas por la red de redes divulgando información interesada y no es así. Esas noticias falsas triunfan esencialmente porque las personas las difundimos. Al menos esas son las conclusiones de un nuevo estudio del Instituto Tecnológico de Massachussets.
El mito de los ejércitos de bots
"Descubrimos que la mentira viaja significativamente más lejos, más rápido, más profundo y más ampliamente que la verdad, en todas las categorías de información", explica Sinan Aral, uno de los investigadores. Y los datos son sorprendentes. Por ejemplo, las noticias falsas tienen un 70 por ciento más de probabilidades de ser retuiteadas que las historias reales. Se necesita sumar el alcance medio de seis historias reales para igualar el alcance medio de una falsa.
Pero eso era algo que ya sabíamos. No con esa intensidad, es cierto; pero lo sabíamos. El dato clave es que los bots no cambian el debate. "Cuando eliminamos todos los bots en nuestro conjunto de datos, [las] diferencias entre la difusión de noticias falsas y verdaderas se mantuvieron", explicaba otro de los investigadores, Soroush Vosoughi.
En las entrañas de la investigación
El estudio analiza numerosos casos empezando por el atentado de la maratón de Boston de 2013. En aquel momento, explica Vosoughi, "Twitter se convirtió en nuestra principal fuente de noticias", pero "me di cuenta de que... una buena parte de lo que estaba leyendo en las redes sociales eran rumores, eran noticias falsas".
Para comprobar si se trataba de una impresión personal, los tres investigadores estudiarlo. El enfoque es muy simple: identificar objetivamente las noticias verdaderas o falsas y analizar sus trayectorias de Twitter. Rastrearon aproximadamente 126,000 trayectorias que reunieron más de cuatro millones de retuits entre 2006 y 2017.
Daba igual la categoría (política, leyendas urbanas, negocios, terrorismo, ciencia, entretenimiento o desastres naturales) las noticias se difundían con patrones similares. Es cierto que en temas políticos, las diferencias entre noticias falsas y verdaderas eran mayores, pero en todas las categorías se pueden ver las mismas dinámicas.
¿Por qué compartimos noticias falsas?
Pero, ¿por qué? Los investigadores creen que es porque nos gustan las novedades. "Las noticias falsas son más novedosas y es más probable que las personas compartan información novedosa", explica Aral. Encuestaron a un grupo de tuiteros para comprobarlo.
Y "Vimos un perfil emocional diferente para las noticias falsas y las noticias verdaderas", dice Vosoughi. "Las personas responden a las noticias falsas con sorpresa y disgusto". Frente a las historias reales se producen respuestas relacionadas con la tristeza, la anticipación y la confianza.
Falta seguir investigando, pero el argumento es interesante. Sobre todo, porque muestra que los ejércitos de bots no dejan de ser una caja de resonancia y nos invita a centrarnos de nuevo en nosotros mismos y en la salud de nuestra conversación.
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