Las enfermedades han estado acompañando al ser humano desde antes de su existencia. No es una afirmación que vaya a sorprender a nadie, pero hay un grupo de científicos muy interesados en analizar las enfermedades de nuestros antepasados. En un análisis reciente, acaban de encontrar pruebas de que los neandertales padecían artrosis como nosotros. Pero por causas bien distintas.
Un pulgar maltrecho. El hueso fosilizado de un pulgar neandertal ha servido a un equipo de investigadores para entender un poco mejor cómo la osteoartritis afectaba a esta especie homínida extinta hace decenas de miles de años.
El hueso pertenece a un individuo que vivió hace entre entre 120.000 y 130.000 años y fue descubierto en el yacimiento de Moula-Guercy, situado en el sur de Francia, no muy lejos del cauce del río Ródano.
La vieja compañera. La artrosis, también conocida como osteoartritis, es una enfermedad que se manifiesta en las articulaciones. Los cartílagos que cubren parte del hueso en estas zonas se desgastan lo que facilita el rozamiento entre los huesos.
Este rozamiento causa dolores que pueden llegar a ser severos en las personas que la padecen, pero también puede causar hichazón y rigidez en las articulaciones. Se trata del trastorno articular más frecuente y tiende a aparecer con la edad.
Espejo del alma. Las manos pueden decirnos mucho de una persona. También de una que murió hace más de 100 milenios. Tal y como señalan los investigadores, los neandertales, por el estilo de vida que asociamos con ellos, no presentaban los principales factores de riesgo que se asocian a esta enfermedad, como obesidad o falta de vitamina C.
Sí presentaban otros factores propios, como unos huesos más cortos, que podrían haber facilitado la aparición de esta dolencia. Es por eso que los investigadores señalan el trabajo manual como el causante de la aparición de la artrosis.
La edad podría haber agravado una condición causada en primera instancia por “movimientos repetitivos y vibraciones intensas provocadas por la talla lítica de alta frecuencia o por otro uso de las manos”. Aunque sea imposible descubrir al detalle qué actividad causó la artrosis, los investigadores creen que fue este excesivo y repetitivo uso de las manos el detonante de la reacción inflamatoria.
Tomografía computerizada. Los investigadores analizaron el hueso a través de una tomografía computerizada, lo que les permitió un análisis en detalle y profunidad del hueso, una falange neandertal perteneciente a la colección del Museo Arqueológico de Soyons.
El museo está situado en el departamento de Ardèche, el mismo departamento en el que se ubica el yacimiento donde fue hallado. Los detalles del análisis realizado sobre el hueso, así como los resultados y otros comentarios fueron publicados en un artículo en la revista International Journal of Paleopathology.
Moula-Guercy. Este no es el primer descubrimiento curioso sobre la vida neandertal que nos brinda el yacimiento de Moula-Guercy. A finales del siglo XX, los arqueólogos que analizaban los restos allí encontrados encontraron pruebas de canibalismo entre los neandertales que habitaron el sitio hace más de 100.000 años.
Desde entonces no sólo hemos hallado pruebas de canibalismo entre neandertales en otros sitios arqueológicos sino también muchas pruebas de su ingenio y capacidades no tan distintas de las nuestras. Más de 20 años después, el yacimiento francés sigue dándonos pistas sobre cómo vivían los parientes más cercanos conocidos de la humanidad.
Entender su evolución y sus hábitos de vida quizá no solo nos sirva para conocer el pasado sino que también nos pueda valer para entender mejor las enfermedades del presente. En este caso particular por ejemplo, puede ayudarnos a conocer los posibles factores de riesgo ignorados por no encajar con el modo de vida moderna. Un paso importante a la hora de vencer a ésta y a cualquier otra enfermedad.
Imagen | Pxhere / Cortés-Sánchez, M. et al., 2011
Ver 10 comentarios