Por primera vez, un grupo de científicos de la Universidad de Sidney ha conseguido utilizar un circuito acústico para almacenar datos un medio óptico. Eso conlleva reducir hasta 100.000 veces la velocidad de transmisión de datos sin perder información. Los expertos señalan que estamos ante un desarrollo muy importante. Pero, ¿para qué queremos un sistema que ralentice la velocidad de transmisión?
Para que las computadoras electrónicas pasen a la historia. Así de simple. Hoy por hoy, dentro de cada ordenador hay cientos de miles de electrones "almacenando y procesando datos". Eso fue revolucionario, pero tiene limitaciones. Limitaciones que la computación cuántica puede resolver: estamos ante un paso que puede ser clave.
El futuro óptico de la informática postelectrónica
Las limitaciones de las máquinas electrónicas son un tema central de las líneas de investigación en ciencias de la computación. Y el equipo australiano llevan años trabajando en resolverlo buscando la añorada computadora óptica.
Frente a las pérdidas de información y la generación de calor de los sistemas basados en electrones, la luz (los sistemas basados en fotones) parece una excelente alternativa. A nivel teórico, los fotones no solo no generan calor, sino que permitirían aumentar hasta 20 veces el potencial de nuestros ordenadores.
Su velocidad (como evidencian los cables de fibra óptica que nos comunican a nivel intercontinental) es proverbial. De hecho, son demasiado veloces. No tenemos microchips que puedan procesar información a esa velocidad. Ahí es donde entra el desarrollo de Moritz Merklein, Birgit Stiller y Benjamin Eggleton.
El microchip fotónico
Lo que ha conseguido este equipo es crear un microchip fotónico que actúa como "buffer acústico" y "mejora nuestra capacidad de controlar la información en varios órdenes de magnitud".
Mientras que la luz tardaría entre dos y tres nanosegundos en pasar por el chip, con el nuevo sistema tarda unos 10 nanosegundos lo que permite a nuestros sistemas procesarlo. Además, la recuperación de los datos fue muy precisa.
Es un paso muy interesante porque dibuja un futuro en el que podemos tener todo lo bueno de una computadora óptica (más velocidad, menos calor, cero interferencias electromagnéticas) con nuestros microchips actuales.
Pero lamentablemente, está muy alejado aún de la computación real (e incluso de la supercomputación). Las estimaciones más optimistas dan entre cinco y diez años de trabajo antes de poder ver estos microchips en funcionamiento. El futuro aún queda lejos.
Imágenes | Sean McAuliffe
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