La depresión es una enfermedad con un diagnóstico muy complejo: no hay análisis perfectos o complemente objetivos, y la decisión se suele tomar en base a entrevistas con los pacientes y a su observación. Eso podría cambiar gracias a una investigación de Eva Redei, una experta en enfermedades mentales en la Universidad de Northwestern.
Su recién publicado estudio revela que ciertos marcadores RNA -cadenas identificables en la secuencia del DNA- podrían estar asociados a la depresión clínica en jóvenes. Ese estudio se suma a otro en el que se han identificado nueve marcadores RNA en la sangre que en niveles específicos podrían ser utilizados para diagnosticar depresiones graves en adultos.
De hecho, afirma este último estudio, tres de esas huellas genéticas podrían servir para determinar también quién podría ser receptivo a terapia de comportamiento como posible solución a sus problemas. Aun cuando los grupos de pruebas fueron pequeños (con 32 personas con depresión, y otras 32 en un grupo de control), los resultados parecen prometedores.
De hecho, de los afectados por la enfermedad, el 40% mostró mejoras en su salud mental tras el tratamiento. Al controlar variables como el género o la edad, los investigadores descubrieron esos marcadores, y en los pacientes que se pusieron mejor, se encontró una correlación con esos tres marcadores RNA que podrían ser utilizados para futuras diagnosis.
Imagen | Gerald Gabernig
Vía | FastCo
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