En carnaval es típico que muchas ciudades hagan un cartel para celebrar las fiestas. Y hay artistas que se dedican específicamente a crearlos y aspirar a ganar estos concursos públicos. Es el caso de Rubén Lucas García, que lleva desde hace años participando y siendo elegido ganador decenas de veces, con obras que guardan un gran parecido entre ellas.
Este artista ha sido acusado de generar estos carteles con inteligencia artificial, algo que el propio autor niega tajantemente. Estamos ante un perfecto ejemplo de cómo el arte se enfrenta a un desafío enorme: el de la propiedad intelectual, la originalidad y el uso de herramientas para agilizar la creación. Una situación que con el paso de los años es cada vez más compleja.
Un concursante de carteles muy habitual. Si uno busca el nombre de Rubén Lucas encontrará que ha sido ganador de multitud de concursos, desde el Carnaval de Irún 2024 hasta el cartel oficial del Cerezo en Flor del Jerte 2024 hasta el de Fiestas de San Bernabé en 2023 o el Carnaval de Cartagena 2022. Los premios de estos concursos suelen rondar los 800 euros.
La similitud de colores, formas y personajes es evidente. Sin embargo, muchos de estos concursos no tienen suficientes recursos para ir analizando todos los carteles anteriores y es fácil que pasen el filtro. La polémica ha llegado a provocar quejas por parte de los grupos políticos locales.
El artista niega utilizar IA. Rubén Lucas García, de pseudónimo Sakarino, no dispone de un perfil activo en redes sociales donde mostrar su trabajo, pese al alto número de concursos en los que participa. En respuesta a Xataka, el autor explica que no utiliza la inteligencia artificial y apunta que se está dando a entender algo erróneo.
"Llevo 25 años haciendo ilustraciones y esas cuestione tiran por la borda el esfuerzo de uno", explica García. Ante nuevas preguntas sobre su metodología de trabajo, el autor nos confirma que prefiere no dar más detalles.
Qué dice la normativa de los concursos. Los concursos de carteles tienen unas bases legales definidas y la mayoría coinciden en un aspecto: la obra del ganador debe ser "original" e "inédita". En algunos casos incluso se obliga a realizar una declaración responsable de la originalidad y autoría, manifestando su "carácter genuino" y que "No es copia de otras obras anteriores".
Pocos recursos y cada más difícil de discernir. Diferenciar un trabajo original de uno donde se utiliza la IA es complejo. A medida que pasan los años, las herramientas de generación de imagen están mejorando a un punto tan alto que incluso el ojo experto tiene problemas para asegurar su original.
Si esto lo trasladamos a concursos donde en ocasiones están organizados por ayuntamientos pequeños, tenemos que difícilmente los organizadores podrán asegurar que se están cumpliendo las bases legales.
Devaluación del arte original. El uso de la inteligencia artificial tiene un problema añadido. Más allá de si el trabajo es auténtico o no, hay un problema de saturación. El caso de Rubén García por el momento no es muy habitual, pero el fácil acceso a estas herramientas provoca que el esfuerzo de entrada necesario sea más bajo. La IA facilitará la participación a estos concursos. Y esto puede acabar derivando en una saturación, donde será más difícil que los artistas originales tradicionales destaquen.
El problema legal de fondo: la IA no puede ser autor. ¿Quién ha hecho el cartel entonces? ¿Pepito o la IA? Actualmente, la regulación sobre derechos de autor establece que en ningún caso será la IA. La inteligencia artificial es una herramienta. Un medio. Pero en ningún caso es autor. Legalmente la autoría solo puede corresponder a una persona humana.
Los carteles por tanto nunca serán "de una IA", sino en todo caso hechos "con una IA". Un debate del que los legisladores son muy conscientes y ya están buscando fórmulas para intentar encontrar nuevos marcos legales.
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