La Unión Europea está planteando medidas para abordar los problemas ecológicos que plantean los dispositivos electrónicos. La vida útil de los mismos es uno de los puntos de enfoque, y el Plan de Acción para la Economía Circular de 2020 esconde un anexo en el que se recoge el escenario de obligar a los fabricantes a actualizar durante más tiempo y más rápido. En concreto, hasta cinco años de actualizaciones y plazos exigentes, de apenas dos meses, para actualizaciones de seguridad. Sobre el papel, buena idea. Si hablamos de aplicación real, inviable.
Lo que se propone: cinco años de actualización de seguridad. El anexo al borrador plantea que los fabricantes deben proporcionar actualizaciones de seguridad durante "al menos cinco años", con un importante matiz: cinco años después de su fin de comercialización. En otras palabras estos cinco años se suman, como mínimo, al año (o dos años) de comercialización del teléfono. Estas actualizaciones de seguridad deben llegar, como máximo, tras dos meses de la publicación del código fuente.
¿Y qué pasa con las actualizaciones de sistema operativo? Algo similar. En el caso de las llamadas "actualizaciones de funcionalidad", la UE plantea tres años de actualizaciones después de la fecha de finalización de comercialización. En otras palabras, si un móvil sale hoy al mercado con Android 12, se actualiza al año siguiente a Android 13, y deja de venderse, debería actualizarse hasta Android 15. A esto se le suma que la UE quiere que las actualizaciones de sistema lleguen en un máximo de 4 meses a más tardar tras la publicación de su código fuente.
Y, por supuesto, ni se te ocurra ralentizar el teléfono. Además de estos plazos, la UE pone sobre la mesa que los fabricantes deben realizar pruebas de rendimiento para asegurarse de que las actualizaciones no "muestren un impacto negativo en el rendimiento". En otras palabras: actualizaciones durante tres años que hagan que el teléfono vaya siempre a mejor.
Te pintaron pajaritos en el aire... Propuesta llamativa, pero inviable. El principal modelo de negocio de los fabricantes Android está en las gamas económicas. Este gran volumen de lanzamientos a lo largo del año y supone imposibilidad práctica de actualizar todos los modelos que salen al mercado durante los plazos propuestos. Y no es solo porque al fabricante no le salgan las cuentas.
Los móviles más vendidos no pueden actualizar durante tanto tiempo. Una parte de la responsabilidad en actualizaciones en Android recae sobre el fabricante. O la libera, o no. O la lanza rápido, o no. Pero hay otra parte de capital importancia, relacionada con el hardware del dispositivo. Los procesadores de nuestros teléfonos tienen ciclos de vida y drivers que se actualizan durante cierto tiempo. En SoCs de gamas económicas (entrada, entrada-media y algunos de gama media), es sencillamente imposible mantener soporte durante periodos tan largos.
De hecho, móviles tan populares como el Nothing Phone (1) no actualizarán a Android 13 hasta 2023. Adaptar versiones nuevas al Snapdragon 778 no es tan sencillo (y hablamos de un móvil que tiene una ROM prácticamente AOSP), y los desarrolladores ya han advertido que por las limitaciones de esta plataforma de Qualcomm este chip sufrirá bastante cuando vaya más allá de esta versión.
Y tampoco deberían hacerlo, irónicamente, si quieren durar. Nos obsesionamos con las actualizaciones, pero estas pueden hacer que nuestro móvil funcione peor. Una nueva actualización de sistema puede venir de la mano de un mayor consumo de recursos, de código desarrollado para funcionar mejor en dispositivos con componentes nuevos, y de múltiples problemas si intentamos adaptarlo a un móvil antiguo.
Tema aparte son las actualizaciones de seguridad. Aquí Samsung es el mejor ejemplo, actualizando móviles de hace ocho años para corregir problemas en el GPS. El peso de estas actualizaciones es mínimo, con código que tan solo afecta a las líneas que hay que corregir.
Pero es que Apple.... Cada año que Apple estrena un nuevo procesador, este suele estar al menos un año por delante de la competencia en potencia bruta y eficiencia. Esto tiene una razón de ser, y permite que los ciclos de vida de los iPhone estén notablemente por encima de los de Android. Del mismo modo, la ventaja de controlar por completo hardware y software propietario está muy lejos respecto a las combinaciones en Android. Compre usted los componentes que quiera y adapte su software como pueda.
¿El fin de las capas de personalización? Hablar de Android es hablar de capas de personalización, el principal motivo por el que los fabricantes tardan tanto en actualizar. Obligar a actualizar el sistema en un plazo inferior a cuatro meses implica adaptar la capa a todos y cada uno de los teléfonos en un plazo relativamente corto. Quienes tengan una ROM alejada del código de AOSP, tendrán imposible cumplir plazos salvo que metan la tijera.
Nada en firme, aún. El borrador de la UE recoge esta propuesta, pero no hay nada cerrado. Todos soñamos con un futuro en el que los teléfonos Android se actualicen durante años, funcionen sin perder rendimiento y los fabricantes dejen de cargar y cargar las capas de personalización. Pese a esto, los ciclos de Android tienen un sentido (para los fabricantes), y es que su modelo de negocio está en vender gama media y gama de entrada. Quizás esto plantee la necesidad de limpiar catálogo y de no apostar tan a la ligera por plataformas que quedan obsoletas en un par de años. La UE tiene la última palabra.
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