Las noticias falsas se han convertido en uno de los principales problemas de la era digital. Miles de fake news han circulado por la red en los últimos años con el objetivo de engañar al mayor número de usuarios posibles con información fraudulenta acerca de personas, instituciones o gobiernos para perjudicar a unos y beneficiar a otros. No se trata de un fenómeno nuevo, pero la inmediatez y la facilidad para publicar contenido con apariencia de veraz en internet le han dado una nueva magnitud, hasta el punto de que es difícil determinar si un suceso de última hora es real o no en las primeras horas de haber acontecido.
Los principales mecanismos de difusión de estas informaciones son las grandes plataformas sociales de internet como Facebook, que en los últimos años se ha visto forzada a tomar cartas en el asunto tras permitir durante cierto tiempo la difusión de informaciones falsas sin ningún tipo de control. Pero no es la única, puesto que Twitter o YouTube también se han convertido en herramientas de desinformación muy peligrosas, esta última especialmente tras la irrupción de los deep fakes.
Las respuestas de estas plataformas frente a las informaciones falsas son desiguales, pero en todas ellas se puede adivinar una misma constante: la incapacidad para eliminarlas por completo. Facebook, Google, Twitter o LinkedIn han implementado en los últimos años medidas para tratar de contener la difusión de fake news, desde mejorar los algoritmos de control hasta iniciar colaboraciones con medios de comunicación y verificadores de datos, pero en la práctica las noticias falsas se siguen difundiendo, aunque con menor impunidad que antes.
Y parece que lo seguirán haciendo. Porque las redes sociales tampoco quieren impedir su publicación mientras no violen algunas de sus políticas de uso, aunque sí están implementando determinados mecanismos para tratar de posicionar mejor el contenido de fuentes veraces.
“Lo que están haciendo las plataformas es introducir el concepto de ‘fuente solvente’, pero es un mecanismo que no va a funcionar porque perderíamos el elemento de contrapoder del periodismo”, explica Carlos Elías, catedrático de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y titular de la Cátedra Europea Jean Monnet sobre ‘Unión Europea, Desinformación y Fake News’.
“El que han generado más fake news a lo largo de la historia es el poder. Los gobiernos nunca serán fuentes fiables ni todo lo que los rodea. Es fuente fiable de lo que dice el gobierno, pero no de la verdad”, continúa Elías.
Por lo tanto, las grandes plataformas de internet no van a comprobar si una información es real o no, eso lo dejan en manos de periodistas, medios de comunicación y verificadores de información, según han informado a Xataka. “Somos una compañía tecnológica, no una compañía de medios”, dijo Mark Zuckerberg en 2016, cuestionado por el asunto, una postura que Facebook mantiene hasta hoy.
“Brindar información confiable en internet es enormemente complejo y una responsabilidad importante. Nos esforzamos por hacerlo mejor que nadie, pero aún nos queda trabajo por hacer. Nosotros queremos enfrentar este desafío mejorando nuestros productos, contrarrestando la acción de los actores maliciosos que buscan difundir la desinformación y dando a los usuarios más contexto sobre la información que ven”, explica Kristie Canegallo, vicepresidenta de Trust and Safety de Google.

Esas medidas sirven para posicionar mejor los contenidos que Google considera fiables, como los que provienen de páginas de credibilidad contrastada tales como medios de comunicación o websites de instituciones científicas, en sus distintas plataformas. Pero no para eliminar toda la desinformación que circula por ellas, que sigue presente apenas hacemos un poco de scroll o pasamos un par de páginas virtuales.
Algo parecido sucede con Facebook, desde donde señalan que “las noticias falsas no violan” los estándares de su comunidad, por lo que no hacen nada contra ellas. Sólo intervienen si esas publicaciones con fake news infringen sus políticas en otras categorías como el spam, los discursos de odio o las cuentas falsas. En estos casos, al contravenir su reglamento eliminan las cuentas, pero si consideran que la información sólo es falsa, simplemente la sitúan más bajas en el feed, sin borrarla.
De esta forma, las principales plataformas sociales dejan en manos de los verificadores la decisión de si una información es veraz o no, sin más filtros, y además se aseguran de que esta resolución no sea vinculante, ya que sólo informan de que una publicación ha sido calificada como falsa, pero no la eliminan y el usuario puede seguir compartiéndola.
Ni pueden ni quieren ser árbitros
Las medidas que están adoptando las principales plataformas sociales están orientadas a dar más contexto y mejores herramientas a sus usuarios, según señalan, pero todas ellas dejan claro que ni pueden ni quieren ser árbitros de lo que es veraz y de lo que no. Para esto confían en los profesionales de la información: periodistas, medios de comunicación y verificadores de datos.
“Una parte de nuestra estrategia es asociarnos con verificadores de hechos de terceros para revisar y calificar la precisión de los artículos y publicaciones. En España nos hemos asociado con AFP, Newtral y Maldita.es, independientes y certificados por la red internacional de verificadores de hechos. Cuando estas organizaciones califican algo como falso, colocamos esas historias significativamente más bajas en el feed. Esto les supone una reducción de vistas de más del 80%”, señalan desde Facebook.
Algo parecido lleva haciendo Google desde hace varios años. El gigante californiano se ha asociado con instituciones como la International Fact-Checking Network (IFCN), la National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine o el equipo de periodistas de Salud de The New York Times para verificar datos y posicionar mejor el contenido fiable en sus redes y buscador. Además, afirman que tienen más de 10.000 evaluadores alrededor del mundo que chequean los contenidos y los resultados que aparecen en su buscador.
Twitter, otra de las grandes redes sociales del momento, sólo señala que colabora con determinados organismos como la UNESCO para prevenir la difusión de contenido falso y ha desarrollado algunas medidas parecidas a las de otras plataformas, aunque sin especificar cuáles. LinkedIn, por su parte, asegura que tiene un equipo editorial compuesto por 65 periodistas en todo el mundo dedicado a detectar y prevenir las noticias falsas, entre otras tareas de comunicación.
Alfabetización digital de los usuarios
Otro punto en el que insisten varias de estas plataformas es en la alfabetización digital de los usuarios, para que estos aprendan a identificar la información veraz de la que es sospechosa de ser falsa.
Desde Facebook aseguran que están invirtiendo en herramientas para que sus usuarios sepan en qué información confiar, como la pestaña de artículos relacionados, que muestra entradas a noticias de web de veracidad contrastada, o la pestaña que informa de que el contenido que se quiere compartir ha sido calificado como falso por verificadores independientes.
Mecanismos parecidos a los que implementó Google hace algún tiempo para que en determinadas búsquedas aparezcan pestañas de páginas de información fiable como Wikipedia. Twitter, en su pestaña Explorar, también recomienda visitar webs oficiales de organismos autorizados en determinadas materias sensibles. En el caso del coronavirus, el enlace dirige al Ministerio de Sanidad.

Equilibrio entre información fiable y libertad de expresión
Este posicionamiento que, a grandes rasgos, comparten las grandes plataformas de internet se debe, por una parte, a la imposibilidad de controlar todo el contenido que circula por ellas, por otra, a que consideran que no es su misión determinar si la información que comparten es veraz o no -por eso buscan la colaboración de medios de comunicación para ello- y, por último, porque no quieren ser acusados de faltar a la libertad de expresión.
“La desinformación puede adoptar muchas formas, manifestarse de diferentes maneras en cada producto y plantear retos difíciles para mantener el equilibrio entre el riesgo de menoscabar la libertad de expresión y la necesidad de proporcionar información fiable a nuestros usuarios”, señalan desde Google.
“Siempre ha habido fake news, la diferencia es que antes sólo las producía el poder y ahora la puede producir cualquiera. Pero si las grandes plataformas coartan la libertad de expresión y sólo priorizan la información oficial, no tendrán ningún futuro. La población no quiere fuentes oficiales, porque mienten. Su interés no es la verdad sino la persuasión”, explica Elías.
“Utilización criminal” de las redes sociales
En el contexto actual de crisis sanitaria por el coronavirus, la desinformación y los bulos en redes sociales están teniendo un especial protagonismo. Tanto es así que el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, afirmó a principios de abril que se están dando casos de “utilización criminal” de las redes sociales, y su homólogo de Justicia, Juan Carlos Campos, señaló que el Gobierno se está planteando realizar cambios legales para impedir “que aquellos que contaminan la opinión pública” salgan impunes.
No obstante, el titular de Justicia no ha explicado cómo se perseguirán esos bulos, y los expertos jurídicos consultados por Xataka consideran que no es factible pensar en una reforma del Código Penal en la situación actual para introducir penas contra estos. Además, señalan que la ley ya contempla mecanismos suficientes para los delitos graves relacionados con la información.
Asimismo, opinan que lo único que pueden hacer redes sociales y Gobierno es proteger el pluralismo informativo, y subrayan que sólo hay delito cuando una persona u organización trata de deformar ese pluralismo intencionadamente, como con el uso de redes de bots.
“Solo es delito cuando, con conocimiento de su falsedad, fabricas un bulo sabiendo que es falso, con la intención de engañar. No es delito cuando difundes un bulo de buena fe, porque simplemente te lo has creído", señalaba Borja Adsuara, profesor y abogado experto en Derecho, al compañero Enrique Pérez.
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marm501
El verdadero bulo, es el bulo; la campaña del gobierno para centrar la atención en los supuestos bulos, (que siempre los hay y siempre los habrá -vease tesis de Schnz, no pactaré con iglesias ,etc.) y quitarla del tema fundamental: España es el país con más muertos por millón del mundo-
mad_max
Si una noticia es falsa y hay pruebas de ello, no hay mas que hablar. Me da igual la ideologia de quien lo diga. La gente tiende a atacar al mensajero en lugar de al mensaje. Es que no me parece tan complicado de entender.
Me da igual si quien muestra las pruebas de que algo es falso es primo segundo de la abuela de una señora que fue empleada del hogar durante 6 meses de un concejal del PSOE en villaconejos.
A ver si nos enteramos que la prensa (y los verificadores, que no dejan de ser una forma de prensa) no tienen que ser neutrales, tienen que ser veridicos. Si consideras que newtral y maldita son de izquierdas, crea un verificador de derechas que desmienta los bulos de la izquierda. Pero los requisitos para un lado y otro son los mismos. Que aportes pruebas.
stansmith
Llega ya un momento que no sabes qué es peor: que ciertas agencias "independientes" digan lo que es verdad y lo que no, o que te diga Twitter que "la mejor información" sobre el covid19 venga del "Ministerio de Sanidad" , ese ministerio que se dedica a comprar bots para dar likes con caritas sonrientes a sus publicaciones de FB, independientemente de lo catastrófico que sea el contenido de este.
pablo_
El problema es que estas compañías se quedan solas. Es decir, buscan contrarrestar lo que a todas luces debería de empezar a considerarse delito cuando en los países donde operan no está registrado como tal. Tampoco hay instituciones públicas independientes que puedan actuar de referencias para estas plataformas. En mi opinión, hacen lo que pueden como pueden. Desde mi punto de vista, debería crearse alguna clase de institución a nivel europeo que se verificara como independiente por las comunidades pertinentes: grupos científicos, expertos acreditados en la materia, etc.
El problema de la alfabetización digital es que es utópica, porque los mismos colectivos que difunden los bulos se han sabido actualizar no solo para difundir mentiras, sino para obstruir la alfabteización digital y cultural de quien los lee. Buscan hacerles creer a sus seguidores que lo que están leyendo no solo es la verdad, sino que les confiere una especie de aire de iluminados. Por ejemplo, con el terraplanismo, no solo defienden que la Tierra es plana y desacreditan a quien defiende lo contrario, sino que impregnan sus discursos de un aire elevado y trascendental que busca empujar al receptor a la conclusión no solo de que la Tierra es plana, sino de que es más inteligente que los que piensan que es esférica.
En definitiva, el problema ya no es que se difundan noticias falsas a secas, es que casi siempre van acompañadas de algo más que hace creer al lector que se está alfabetizando, que pintan el mundo del revés para que crea que está accediendo a la auténtica verdad que se le escapa incluso a expertos con decenas de años de experiencia en el campo, creyéndose por encima de ellos.
En definitiva, probablemente las acciones que estén tomando Facebook, Google y compañía no serán las idóneas, pero sin lugar a dudas, de estar perjudicando a alguien, están perjudicando a colectivos que es vox populi (salvo para los que pertenecen a ellos) que mienten más que hablan.
advallespir
Tampoco es trabajo de google o facebook, la 'verdad' no la tienen ellos.
Hay que educar, y el lector sera el que decida que información leerá o creerá.
Ahora si no gusta lo que la gente lee, el problema no son las noticias, sino la tolerancia.
l0ck0
que sean independientes y que sean fiables son cosas diferentes
kimet
Comenzando por los datos que dan cada dia sobre muertos y contagiados...
aoke
el Derecho a la información resulta menoscabado tanto si se evita el acceso a la información por parte de los ciudadanos, como si se menoscaba la verdad. La manipulación y el menosprecio a la verdad afecta a la capacidad de las personas para tomar decisiones
apertotes
Me acojona ver a tanta gente defendiendo el derecho a una información veraz, a la interferencia en la visibilidad de los contenidos, a las empresas que se dedican a descubrir bulos.
Gracias a todos esos derechos y a verificadores oficiales de información, Galileo Galilei tuvo que desdecirse de su teoría heliocéntrica y se torpedeó el progreso durante siglos en Europa.
Restringir las barbaridades que la gente puede decir en base a una supuesta verdad oficial NUNCA da buenos resultados, por lo menos para la población. Para los gobiernos es cojonudo. Pero que los ciudadanos lo defendamos me parece suicida.
Newtral es la nueva Inquisición y Ana Pastor la nueva Torquemada, señalando con sus largos dedos todo lo que pone en cuestión al BOE, la nueva Biblia.
Si la izquierda actual se mirase en el espejo...
manolomalocalvo1
La mejor forma de no tragarse fake news es no ver news
mcoy69
Lo mejor es que cada uno saque sus propias conclusiones, y cuando encuentre una noticia la investigue, o al menos la compare con la misma en otros medios.
No hay nada mas sospechoso que alguien certificando la verdad...o la mentira.
vegaquark
Pero esto es una batalla perdida...
Internet es genial por que es barato, pero la información de calidad nunca jamas de los jamases va a ser barata. Cuando uno busca calidad, invierte tiempo (trabajo) o dinero (recursos, es decir, tiempo de otros), y está en la mano de cada individuo trabajar la calidad de lo que admite como válido contrastándolo y validando las informaciones dadas.
El gobierno no puede controlar las conversaciones entre personas de la misma manera que no puede ni debe controlar internet (véase neutralidad de la red).
Lo que hace falta es ofrecer la información sin más, y quien quiera será responsable para contrastarla y trabajarla.
Los tierraplanistas o pastafaris no van a dejar de existir, y no por ser capaz de acceder a internet dejas de ser analfabeto. De la misma manera la locura y los intereses cruzados juegan un papel muy importante. No os dejéis embobar por las opiniones ajenas y formad la vuestra que para eso tenéis cerebro. Si tus creencias se desmoronan por que creías algo falso entonces rectifica y punto. No hay que montar un drama. Si te equivocas cambias y a otra cosa. (Como la mitad de este país en las últimas votaciones... Si te equivocas de voto lo cambias para la próxima y santas pascuas).
voaragine
https://pbs.twimg.com/media/EXGxeB6WsAYJbfH?format=jpg&name=medium
chacal0x
Quizás lo suyo sería el poner un servicio en el que cualquier persona se pueda registrar, dando todos sus datos y verificando por movil. Que ese servicio se pueda integrar en todas las plataformas, y que los usuarios verificados voten si una noticia es verdadera o falsa.
¿Como evitar que se falseen las votaciones? Con un coeficiente de votación basado en tu reputación. Esa reputación se gana o se pierde cuando una noticia se verifica sin ningún genero de dudas.
Es decir, imaginamos que sale una noticia "Pedro Sanchez ha robado 5 millones de euros". Y la gente empieza a votar verdadero o falso. Si luego, pongamos que un juez dictamina con pruebas fehacientes que si que los robo, a todos los que votaron verdadero se les aumenta el coeficiente, y a todos los que votaron falso, se les baja". Y es obvio, que si a una persona se le detecta un 90% de votaciones fraudulentas, solo por interes o ideologia, pues se le echaria de la plataforma.