Era un año especialmente interesante para Pyonyang. Se marcaba el 70º aniversario de su fundación desde la separación entre las dos Coreas. También es el momento en el que, según el discurso oficial, se ha convertido ya en una potencia militar capaz de defenderse a sí misma. No necesitan una mayor militarización y ahora pueden centrarse en el desarrollo económico. Por otra parte, Kim Jong-un está embarcado en un aperturismo político con China y Estados Unidos que podría culminar en un enfriamiento de las tensiones.
Un clima propicio para los sentimientos esperanzadores para la población norcoreana, que como cada año (unas dos o tres veces cada año) se engalanó y se dirigió a la plaza de Kim Il-sung para corear vivas al líder o desfilar mostrando la cohesión y el poderío de su brazo armado.
Fotos: Ahn Young-joon, AP Photo, Kin Cheung, Ng Han Guan.
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