Arranca noviembre, repasas cuántos días libres te quedan por disfrutar en el trabajo y descubres, oh, sorpresa, que tienes aún los suficientes para organizar una escapadita breve y barata, sobre todo barata, previa a la Navidad. Un viaje rápido. Quizás Londres. Tal vez París. Así que abres Google, tecleas Ryanair o EasyJet y buscas vuelos. Lo lógico, ¿no? Compañías low cost para un viaje low cost.
La realidad es mucho más complicada.
La posibilidad de volar a precios low cost se ha ido convirtiendo poco a poco en una quimera. Primero por el encarecimiento de los billetes. En más de una ocasión el propio CEO de Ryanair ha sugerido que las tarifas deberán incrementarse y que habrá que decir adiós a los billetes más baratos, los famosos pasajes a 10 euros.
Segundo, porque a menudo los billetes low cost acaban encareciéndose con gastos extra, como los derivados del equipaje o la selección de asientos. De hecho algo tan sencillo como una maleta puede hacer que, si se suman todos los costes, un billete con una aerolínea tradicional salga más barato que en otra low cost.
Low cost, pero... ¿Siempre low cost?
Sí, llevan la etiqueta low cost. Sí, su política de tarifas suele ser agresiva. Y sí, lo más probable es que si recurres a un comparador como Skyscanner los vuelos de Ryanair, EasyJet o Wizz Air, por citar tres ejemplos, sean los mejor posicionados en precios. Eso no significa sin embargo que sean la opción más económica.
No al menos si tienes pensado viajar con equipaje. Y no hace falta que se trate de enormes bultos facturados. Llega con que quieras llevar contigo una mochila y una pequeña maleta para que la comparativa se desequilibre hasta tal punto que la misma ruta (en idénticos días) salga más barata en Iberia que Ryanair.
Para comprobarlo llega con comparar algunos vuelos escogidos al azar, que es lo que hemos hecho nosotros con unas cuantas compañías. Unas son low cost. Otras, "tradicionales". Las aerolíneas aplican precios dinámicos que fluctúan y hacen que las comparativas resulten complicadas —un mismo vuelo Madrid-Londres puede costar más o menos en función de variables como la demanda, el día o incluso la hora—, pero aun así el ejercicio arroja algunas conclusiones interesantes.
¿Qué tal una escapada a París?
Imagínate que quieres despedirte del invierno a lo grande, con unas vacaciones en París la primera quincena de marzo. Sales de Madrid el 10 y regresas el 15.
Lo primero que haces es buscar en Ryanair. Ida por 36,97 y vuelta por 28,9. El horario de vuelta no es el mejor para aprovechar el día en la capital francesa, pero los precios son buenos y sigues adelante con la compra. Total: 65,87 euros.
Cuando la aerolínea despliega las opciones de asiento descubres sin embargo que ese es el precio de la tarifa "Basic" y que solo incluye una "bolsa pequeña". ¿Cómo de pequeña? Debe de caber debajo del asiento y ajustarse a unas dimensiones muy concretas: máximo 40 x 20 x 25 cm. Es decir, una mochila o bolso de mano.
Te vas para varios días, así que ves la siguiente opción: la tarifa "Regular", que te permite llevar contigo en cabina una maleta de mano de hasta 10 kg de 55 x 40 x 20 cm, un bulto que podrás guardar en el compartimento que hay sobre tu asiento. La tarifa incluye el embarque preferente, pero tiene un hándicap: añade un coste de 20,93 euros a cada uno de los billetes, tanto el del ida como el de vuelta.
Ya no sale por 65,87. Ahora son 107,72.
¿Y si probamos con EasyJet, otra aerolínea low cost? La escapada sería en esta ocasión del 10 al 14 de marzo porque no hay vuelo el 15. La aerolínea permite ir por 37,99 y volver por 41,37. Menos de 80 euros en total. Te informas sobre el equipaje y ves que puedes llevar un bulto que debe caber bajo el asiento, 45 x 36 x 20 cm. En su web la compañía precisa que no debe sobrepasar los 15 kg de peso.
Avanzas en el proceso de compra y te sale un mensaje que informa de esa limitación y la posibilidad de contratar la tarifa Essentials o Standard Plus, que entre otras ventajas relacionadas con los asientos o el proceso de embarque, permite añadir una maleta de mano extra y más grande: 56 x 45 x 25 cm.
¿Problema? Son 50,48 euros más. "Por persona y vuelo", aclara.
Los 79,36 euros dan un estirón. Ahora ya son 180,32. El extra no se corresponde solo con la maleta, pero es la forma de poder viajar con más equipaje si no eres miembro del programa EasyJet Plus o has reservado una de sus tarifas Flexi.
En un último intento pasas de las firmas low cost y pruebas suerte con Iberia. La misma combinación. 10-15 de marzo. Madrid-París. Ida por 45 euros. Vuelta por 58. Total 103,91. A priori sale más caro que con Ryanair y EasyJet. La cosa cambia cuando nos fijamos en el equipaje. En el caso de Iberia la tarifa básica ya incluye un equipaje de mano de hasta 10 kg y 56 x 40 x 25 cm. Prácticamente las mismas dimensiones y peso del bulto extra que encarece el billete de Ryanair.
Por si las moscas consultas la política de equipajes de Iberia y compruebas que, efectivamente, la compañía informa de que "todas" sus tarifas permiten llevar una maleta de mano (56 x 40 x 25 cm y 10 kilos) y un accesorio personal (40 x 30 x 15 cm) a bordo. ¿Conclusión? Los 103,91 euros de Iberia no suben ni bajan.
Resumiendo, Ryanair: 108,37. EasyJet: 180,32. Iberia: 104,41.
¿Un caso excepcional?
El ejemplo anterior es solo eso, un ejemplo. Uno que sale de una búsqueda relativamente simple. Por supuesto, Iberia no siempre es más barata que EasyJet. Ni las aerolíneas tradicionales salen siempre más económicas que las low cost si se añade equipaje extra. Sin embargo ayuda a entender que, si se tienen en cuenta los costes que implica viajar con compañías como Ryanair, hay ocasiones en las que estas firmas dejan de ser tan low cost. A veces no son siquiera las más baratas.
En nuestra comparativa encontramos otros ejemplos.
Por ejemplo, un vuelo Madrid-Londres con salida el 13 de enero y regreso el 17. Con British Airways es posible sacarse un billete de ida y vuelta por 113,75 euros. Al desglosar el servicio se comprueba que la clase económica incluye dos piezas de equipaje de mano, igual que Iberia, con la que forma parte de la alianza IAG.
Ryanair ofrece a priori mejores precios en su tarifa Basic (82,26 € entre ida y vuelta), pero de nuevo si estamos dispuestos a volar ligeros de equipaje. Al añadir un bulto de 10 kg a bordo esa cifra aumenta de forma considerable. El pasajero paga a cambio de la maleta extra y embarque prioritario 22,25 euros por vuelo.
De nuevo la imagen final cambia. Los 82,26 euros se quedan en 126,76.
En otras ocasiones Ryanair o EasyJet se mantienen como las opciones más económicas incluso con el extra del equipaje, pero ya no resultan tan atractivas como lo parecen en un principio, antes de que el cliente avance en la compra.
De nuevo se entiende mejor con un ejemplo práctico: un Barcelona-París con salida el 13 de enero y regreso el 17 cuesta con AirFrance 121,64 euros con la tarifa "Light", que permite llevar una bolsa y equipaje de mano con un máximo de 12 kg.
Con Ryanair la misma ruta y los mismos día cuesta 64,43 euros. La mitad. ¿Problema? Esa ventaja se reduce considerablemente al pasar de la tarifa "Basic" a la "Regular", que permite llevar el equipaje de 10 kilos. En ese caso el precio de la low cost asciende hasta los 105 euros, solo 16 menos que con Air France.
La otra factura de las low cost
Los extra que gravan los billetes de las low cost no son ninguna novedad. Al contrario. Ya han dado pie a un resolución (no vinculante) a nivel comunitario en 2023, con toque de atención incluido por "las divergencias en las normas y precios sobre equipaje de mano", y varias sentencia de alcance comunitario y nacional.
En 2014 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitió una que advierte que las aerolíneas "no pueden imponer un suplemento al equipaje de mano si este tiene un peso y dimensiones razonables". Y hace meses, en España, Consumo multó con más de 150 millones de euros a cuatro low cost por ciertas prácticas del sector.
¿Cuáles? En el listado se incluye "la falta de transparencia" en las ventas que hace que un billete anunciado por 50 euros en la web de la compañía acabe quedándose en realidad en 90, el cobro por la selección de asientos en ciertos casos o —exacto— la aplicación de cargos por viajar con equipaje de mano a bordo de la cabina.
De nuevo, nada nuevo bajo el sol. En agosto de 2023 Moncloa emitía un comunicado en el que ya avanzaba que Consumo había abierto un expediente a varias low cost por "sobrecostes por equipaje de mano" en las cabinas.
"A través de la práctica de desgajar servicios tradicionalmente incluidos en el precio del billete y cobrar al pasajero un suplemento por ellos, estas compañías ofrecen en su publicidad precios muy competitivos —señalaba La Moncloa—. No obstante, este precio inicialmente ofertado en la publicidad no se corresponde en la mayoría de casos con el precio que al final acaba pagando el consumidor".
La Ley 48/1960 de Navegación Aérea es clara al respecto. Estipula que el transportista debe "transportar conjuntamente con los viajeros, y dentro del precio del billete, el equipaje con los límites de peso, independientemente del número de bultos, y volumen que fijen los reglamentos". Las compañías aéreas defienden sin embargo su libertad para determinar sus precios y recurren a normativa como el Reglamento CE nº 1008/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo.
"Tenemos permitido fijar los precios de nuestros productos, es un derecho fundamental según la ley europea. No hay suficiente espacio en el interior del avión, por lo que lo limitamos para que quienes quieran tener la comodidad de llevar una bolsa adicional, la lleven", argumentaba durante una entrevista hace unos meses Eddi Wilson, uno de los máximos directivos de Ryanair.
La política de equipaje de la compañía señala que sus tarifas incluyen "una bolsa personal pequeña, como un bolso de mano o una funda de portátil". No más de 40 x 20 x 25 cm. Lo suficiente para que se acomode bajo el asiento delantero. "Si necesitas llevar equipaje adicional, hay varias opciones disponibles", detalla la low cost antes de citar alternativas, como el paquete que incluye una maleta de 10 kg que deberá ir en el compartimento superior y prioridad durante el embarque.
Organizaciones como OCU han prestado atención también a los cargos extra y reclaman a firmas como Ryanair, EasyJet, Wizzair, Vueling o Volotea el reembolso de los "cargos por equipaje de mano cobrados indebidamente". "Que anuncien los billetes a un precio y luego cobren por distintos conceptos no está bien: la norma establece que el precio final a pagar por los servicios aéreos debe incluir desde el principio todos los cargos aplicados", lamentaba la OCU este verano.
Por entonces sus cálculos mostraban que las compañías estaban cobrando cargos por el equipaje de mano que, en función del caso, se movían entre 6 y 75 euros.
La otra clave: los precios
Los cargos no son la única clave. Tras una caída de beneficios del 46% y un batacazo en bolsa, hace poco el CEO de Ryanair deslizó que el precio promedio de los billetes podría incrementarse más de un 30% a lo largo de los próximos cuatro o cinco años. Según precisa Fortune, eso haría que las tarifas pasasen de los 44 euros que marcan su media actual a alrededor de 55 o incluso 60 euros.
No es la primea vez que adopta un discurso similar. Hace unos años, en plena pandemia, Michael O´Leary ya advertía con el fin de la era de los vuelos low cost. Al menos tal y como podían entenderse hasta hace unos años.
"Me parece absurdo cada vez que vuelo [al aeropuerto de] Stansted. El desplazamiento en tren a Londres es más caro que el billete de avión", lamentaba el directivo. En su opinión, volar es "demasiado barato". "Ha sido mi obra. Gané mucho dinero haciéndolo. Pero en última instancia no creo que viajar en avión sea sostenible a medio plazo con una tarifa media de 40 euros", zanjaba O´Leary.
La realidad es que en un escenario marcado por la inflación, los costes del combustible y la recuperación del turismo internacional tras la pandemia, los billetes ya se han encarecido. Tanto los de las compañías tradicionales como los de las low cost. Aunque, eso sí, a diferente ritmo. O eso al menos es lo que mostraba hace un año un informe elaborado por Mabrian, que concluía que los precios de los vuelos se habían incrementado un 31% durante los 24 meses anteriores.
Ese porcentaje ocultaba dos cifras bastante diferentes. Mientras en las aerolíneas convencionales el alza habría sido del 40%, entre las low cost se limitaba al 6%. Al menos en su web la firma no detalla sin embargo si al elaborar su cálculo tuvo en cuenta los cargos extra que pueden gravar el billete (y el precio inicial) durante el proceso de compra, una práctica denunciada por Consumo y la OCU.
Sea o no así, el estudio de Mabrian deja botando otra idea igual de interesante: con un precio medio de 130,54 euros en junio de 2023 entre las compañías low cost, las opciones para viajar a bajo coste parecen cada vez más complicadas.
Aún más si se quiere hacer con un trolley.
Imágenes | Henri Bergius (Flickr), Henry Burrows (Flickr), Eric Salard (Flickr) y Jounigripen (Flickr)
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