Las alergias son una carga gigantesca para el sistema de salud y la economía. En el mundo hay más de 520 millones de personas con alergia alimentaria, con dos millones en España (la mayoría niños, pero el 3% adultos). Los expertos advierten de que existe una tendencia creciente de las alergias a la comida. La pregunta es qué la está causando.
En aumento. Los casos han aumentado hasta en un 50% en la última década, con un aumento del 700% en las hospitalizaciones por anafilaxia en EEUU. En Europa, entre 2013 y 2019, se experimentó un aumento del 72% en el número de ingresos hospitalarios. Si bien la Organización Mundial de Alergias (WAO) sugiere que más de 170 alimentos están asociados con reacciones alérgicas, hay 14 alérgenos principales y los cacahuetes, los huevos y las nueces suelen ser los más comunes.
¿Qué es una alergia? Antes de entrar en detalle sobre las posibles hipótesis que están desencadenando el fenómeno, es necesario entender qué es una alergia y por qué sucede. Se trata de una reacción exagerada del sistema inmunológico que produce un anticuerpo llamado inmunoglobulina E (IgE). Esta proteína ayuda al sistema inmunitario a combatir a los invasores. Cuando los encuentra se desencadena la producción de una hormona llamada histamina, que hace que los vasos sanguíneos se dilaten, los tejidos se inflamen, la piel pique y las vías respiratorias sibilen, tosan o estornuden, todo con la esperanza de defenderse de la amenaza.
El problema es que, aunque el objetivo sea lidiar con los parásitos, nuestro cuerpo ha empezado a hacer saltar las alarmas con cosas benignas como el polen o el cacahuete. Esto puede desencadenar casos graves, en los que los vasos sanguíneos se dilatan tanto que causan una gran caída en la presión arterial y la inflamación obliga a cerrar las vías respiratorias, una reacción llamada anafilaxia que puede resultar en la muerte.
¿Por qué ahora hay más? Una de las hipótesis barajadas entre los expertos es la de la higiene. A medida que se ha mejorado la limpieza y el saneamiento en las ciudades, las tasas de alergia alimentaria aumentaron. La idea es que con menos gérmenes y parásitos por doquier que combatir, el sistema inmunológico comienza a volverse contra cosas inofensivas como los alérgenos. Es por eso que los países ricos tienen las tasas más altas de alergias. Es decir, aumentan a medida que mejora el nivel de vida.
Teoría de los "viejos amigos". Hay bacterias benignas, incluso útiles, que evolucionaron junto con los humanos y desempeñan un papel importante en el sistema inmunológico: los llamados "viejos amigos". A medida que las personas pasan más tiempo en entornos desinfectados, es menos probable que se reúnan otra vez con ellos. Esta es una de las razones por las que hay un vínculo entre la alergia alimentaria y los bebés nacidos por cesárea: no salir por el canal de parto significa que el bebé no ingiere las bacterias útiles allí. En Dinamarca, se demostró que cuantos más gatos y perros tienes, menos probabilidades tienes de tener un trastorno alérgico.
Los primeros años son la clave. El sistema inmunitario de los bebés es modificable y los primeros meses de vida son vitales para gestionar esas amenazas. Un estudio de 2015 llamado LEAP (Learning Early About Peanut) concluyó que a los 5 años, los bebés que evitaban los cacahuetes tenían una tasa de alergia a los cacahuetes del 13,7%, mientras que los que no lo hacían tenían una tasa del 1,9%. La exposición en una etapa temprana redujo la posibilidad de desarrollar alergia. Por lo tanto, decirles a los padres que eviten los alérgenos puede haber empeorado las cosas.
Deficiencia de vitamina D. Desde que los niveles de vitamina D han disminuido en todas las poblaciones, las tasas de alergia alimentaria han aumentado. Esa vitamina se produce cuando nos exponemos al sol, aunque también se puede obtener con la dieta. Esto sugiere, según algunos expertos, que las personas de los países ricos que pasan más tiempo en el interior de las casas tienen tasas de alergia alimentaria más altas que las que pasan más tiempo al aire libre. Además, los países que están más alejados del ecuador del planeta tienen tasas más altas.
Tratamientos extremos. Si bien no existe una cura para las alergias alimentarias, se están probando tratamientos innovadores y algo más extremos como la desensibilización. Consiste en exponer al paciente a pequeñas cantidades del alérgeno para que poco a poco el cuerpo deje de reconocer la proteína como invasor y no responda a ella. Otra investigación es la inmunomodulación: corregir la acción del sistema inmunológico.
Imagen: Unsplash