Cuando decimos que el negocio de la sangre en Estados Unidos es importante, no hablamos de un eufemismo. En 2016, este país fue el mayor exportador de sangre humana y derivados del mundo. Estos productos suponen, al menos, el 1,9% de los ingresos por exportación, según el Observatorio de la Complejidad Económica, algo que compite directamente con la venta de automóviles, fármacos o de los combustibles.
Sin embargo, antes de los años 90, el control del negocio de los hemoderivados estaba en manos de empresas europeas. En apenas dos décadas se han vuelto las tornas, y Norteamérica es, actualmente, uno de los mayores vendedores de sangre humana del mundo. ¿Cuál es la razón? Una epidemia y el extraño mundo del negocio de las donaciones parecen estar detrás de ello.
Estados Unidos exporta productos derivados de la sangre humana por un valor de más de 25.000 millones de dólares al año, un 1,9% del total de sus exportaciones. A su vez, este país importa unos 20.000 millones de dólares en productos hemoderivados. Esto convierte al "oro rojo" en un negocio que se equipara, por ejemplo, a la venta de material quirúrgico, a la de los refinados de petróleo o a la venta de medicamentos.
En el 2016, el valor de sus exportaciones superaba por varios miles de millones al de sus grandes competidores: Suiza, Alemania e Irlanda. ¿Y a dónde exporta la sangre? Los principales consumidores somos los europeos. Aunque en Europa también se recoge y se preparan productos derivados de sangre humana, gran parte de las transfusiones europeas se realizan con plasma o sangre procedente de Estados Unidos, de donde se compra y se importa en circuitos cerrados de unas pocas empresas especializadas.
Estas se encargan de transportar la sangre, procesarla, almacenarla y luego distribuirla en los países de destino. En España, la importación de sangre estadounidense supone uno de los principales productos, constituyendo un 7,5% del total importado, con un valor de unos 772 millones de dólares. La razón principal de la importación a países con donaciones voluntarias es compleja, pero se explica por las cifras de recogida.
Muchos de los países que importan sangre no recogen suficiente con las donaciones voluntarias. Entre los países europeos que importan sangre de EEUU también se encuentran Reino Unido, Francia o Italia... Por otro lado, el país norteamericano también importa sangre de Europa, lo que muestra un cuadro bastante complejo en el flujo de este "oro rojo".
Los porqués del negocio
Para explicarlo hay que tener en cuenta varias razones. En primer lugar, las zonas donde más se dona sangre normalmente no coinciden con las zonas donde se necesita. La necesidad de tratar la sangre de manera especial y rápidamente hace necesario su paso por los circuitos de transporte de las empresas preparadas especialmente para trabajarla. Esto implica que en muchas ocasiones la sangre se desplaza del país donde se recoge.
En segundo lugar, todos los componentes de la sangre tienen una fecha de caducidad estricta. Mientras que algunos productos duran semanas, otros apenas un día, por lo que la demanda no coincide necesariamente con el stock. Las necesidades, que dependen principalmente del grupo sanguíneo, son las que dirigen este flujo de transporte de sangre, por lo que los bancos deben estar constantemente importando y exportando.
Para hacernos una idea de los costes, según La Cruz Roja, la producción de medio litro de sangre cuesta, más o menos, unos 150$, sin contar los procesos implicados en su uso dentro del hospital (mano de obra de los médicos, productos y material quirúrgico, etc.).
En España, y en otros sistemas de donaciones voluntarias, el coste de los productos de la sangre humana los asume en gran parte el Estado, aunque el proceso de preparación puede tener costes adicionales. Aquí cada Comunidad Autónoma regula los convenios que tienen los bancos de sangre con los centros. Los bancos, a su vez, están reunidos dentro de la Red Nacional de Bancos de Sangre, que se encarga de certificarlos. Todos los hospitales pueden pedir sangre a los bancos, aunque los hospitales privados normalmente pagan por ella.
¿Y esta sangre de dónde viene? Mucha procede de las donaciones locales, pero también existe una buena cantidad procedente de la importación, y que es "comprada" por los bancos si no hay sangre suficiente necesaria. Además, gran parte de la sangre recogida "sobrante" termina en estas mismas empresas privadas, donde se separan sus elementos y se procesa para que sea más duradera. Más adelante, estas empresas devuelven a los bancos los hemoderivados procesados, tras pagar el coste del procedimiento. En ocasiones, todo este flujo implica varios países, por lo que se exporta e importa sangre constantemente.
En cifras redondas, Estados Unidos produce y mueve al año casi el doble de dinero en sangre humana que Suiza, por ejemplo, que es el mayor productor y exportador europeo. El precio de los productos hemoderivados depende muchísimo del país, la zona y el convenio. Existe una gran diferencia entre los países donde la gestión es privada y donde es mayormente pública, como en España, en los que se regula el precio de la sangre de manera local, entre otras cosas porque no se puede hacer negocio con las donaciones voluntarias.
El relato de un éxito
A pesar de que el flujo de venta de de sangre y derivados ha variado a lo largo de los años, EEUU ostenta las mayores cifras en exportación a nivel mundial desde hace décadas. Existen varias explicaciones para esto. Remontémonos a 1986: una enfermedad inesperada comienza a hacer mella en la sociedad. Se llama encefalopatía espongiforme bovina, también conocida como la enfermedad de las vacas locas.
Este problema alarmó enormemente a la sociedad entre el 86 y el 96, una década en la que el miedo a la carne de vacuno impregnaba todos los comercios. No es para menos, esta patología es causada por priones, proteínas "rotas" que son capaces de destruir el tejido cerebral, y que desembocan en la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. El problema de estos priones es que lo contaminan todo.
Al final miles de litros de sangre y plasma tuvieron que ser descartados por miedo a la contaminación con estos priones. Tal fue la preocupación que la exportación europea de sangre recibió un duro golpe y se decidió prescindir de las reservas existentes. De pronto, se necesitaba una cantidad abominable de sangre con la que tratar a las víctimas de accidentes, pero no se disponía de la necesaria en los bancos. Encima, la donación voluntaria no conseguía suplir las necesidades totales.
¿Cuál fue la solución? Invertir el flujo e importar sangre. Como la enfermedad de las vacas locas estaba presente en prácticamente toda Europa, además de otras cuestiones económicas que no vienen al caso, la sangre comenzó a importarse desde Estados Unidos. Además, la enorme diferencia entre la donación remunerada y la voluntaria es una cuestión que parece haber sido crucial.
La OMS lleva años queriendo aumentar el número de donaciones voluntarias, sin embargo, las cifras de donantes de estos países, no alcanzan los números de los países que remuneran la donación. En España el único banco privado de sangre, perteneciente a Grifols, decidió cerrar en el 89 tras la presión social y administrativa. En cambio, la empresa se centró en la importación de sangre estadounidense, algo que ayudó a fortalecer el negocio de EEUU ya que Grifols es una de las empresas que más sangre, y dinero, mueve en el mundo.
Aunque el modelo de negocio es muy complejo, muy dependiente de cada país y de las necesidades del momento, la enfermedad de las vacas locas le dio la oportunidad a EEUU de incrementar su negocio, algo que el país ha sabido aprovechar con la remuneración y una legislación que promueve lo privado. Este último hecho ha terminado de cimentar el negocio de la sangre, un modelo multimillonario que mueve este tejido humano por todo el mundo. Mientras tanto, el panorama mundial sigue cambiando, a medida que evolucionan las técnicas de extracción y conservación. Pero hay algo que no varía en ninguna parte del planeta Tierra: cada gota de sangre, proceda de donde proceda, cuenta.