Este verano la OMS declaró el "estado de emergencia global" en República Democrática del Congo (RDC), un año después de que un nuevo brote de ébola afianzase la epidemia. Sin embargo, el mero hecho de que la enfermedad haya sido utilizada con fines electoralistas en varias ocasiones, ha desembocado en un clima de desconfianza donde los congoleños creen que el personal sanitario es el culpable de la situación sanitaria del país. Como consecuencia de esta situación, acaba de ser asesinado un periodista que se dedicaba a divulgar e informar sobre los riesgos de la enfermedad.
¿Qué ha pasado? Según informan desde el Observatorio de la Libertad de la Prensa en África, el periodista Papy Mumbere Mahamba fue apuñalado en su propia casa el pasado domingo. Posteriormente, su mujer fue herida por los mismos atacantes y su casa destruida por un incendio. Mahamba trabajaba en una radio local de la provincia de Ituri (situada al norte de la república congoleña) concienciando sobre los riesgos de la actual epidemia de ébola. De hecho, según informa la BBC, su muerte llegó justo cuando acababa de organizar un nuevo programa de sensibilización para la misma radio.
Clima de desconfianza. Esta es la razón principal por la que el periodista Papy Mumbere ha perdido la vida. Los congoleños llevan más de 25 años viendo como en sus tierras se suceden guerras, elecciones fraudulentas y auge de la corrupción y el terrorismo. De ahí que el papel de los líderes comunitarios sea tan importante: "los ciudadanos no se fían de nadie". Y es que, según contó a El País Papa Ndivito (presidente de la Federación de Empresas Congoleñas de Butembo), la enfermedad ha sido utilizada como excusa para cancelar procesos electorales, algo que acentúa aún más el clima de desconfianza: “El ébola existe, aunque se haya utilizado con fines políticos, la enfermedad está aquí, entre nosotros”, explicó.
La realidad del personal sanitario. En línea con el contexto anterior, durante el último año, los médicos que trabajan por mitigar el virus ven entorpecida su labor diariamente. Según han relatado varios médicos a la BBC, a pesar de que se trata de una epidemia cuyos efectos son visibles y tangibles, hay personas que piensan que, en realidad, lo que está matando a gente son los tratamiento administrados. Para hacernos una idea, del 1 de enero de 2019 al pasado 24 de julio, la OMS registró 198 ataques contra instalaciones y trabajadores de la salud. En total se contabilizaron siete muertos y 58 heridos.
Epidemia. Según la OMS, desde que en el verano de 2018 la enfermedad se reactivó de forma masiva en República Democrática del Congo y hasta la fecha, se han registrado más de 2.000 muertes y 3.000 infecciones relacionadas con el virus. Para más inri y según datos de Unicef, el 30% de los infectados por ébola son niños. Sin embargo, a pesar de que la epidemia esté lejos de ser mitigada, la comunidad internacional ha reducido su aportación hasta el punto que la propia OMS ha denunciado que "no alcanza ni siquiera para cubrir la mitad de las necesidades actuales".
La malaria. A pesar de que el ébola y su virulencia en República Democrática del Congo copan la agenda de las enfermedades del continente africano, lo cierto es que la Malaria sigue siendo un problema de salud pública con cifras aún más devastadoras. Alrededor de cinco millones y medio de personas sufren los efectos de la malaria en Burundi y más de 1.800 han fallecido en lo que llevamos de año. Teniendo en cuenta que la población de Burundi ronda los once millones de personas, estamos hablando de que aproximadamente el 50% de la ciudadanía está infectada.
Imagen: Flickr/Naciones Unidas