Sólo el mantenimiento de banderas y mástiles en Madrid multiplica ese gasto
Hoy es un día inédito en el Congreso de los Diputados. El Palacio de la Carrera de San Jerónimo está celebrando en este momento un pleno plurilingüe en el que los diputados realizan sus intervenciones en los idiomas cooficiales de sus territorios. Es decir, discursos íntegramente en gallego, vasco, valenciano o catalán. Es la previa a una inminente reforma del Reglamento del Congreso que permitirá a los parlamentarios expresarse en la lengua que ellos y ellas quieran.
Pero todo eso tiene un coste: pinganillos, intérpretes de traducción, dispositivos de recepción (petacas) y nuevas pantallas. Un presupuesto que ha sido objeto de críticas durante la jornada por ascender a alrededor de 300.000 euros. Una nimiedad, en realidad, si lo comparamos con otras partidas gubernamentales.
El cambio. El Congreso de los Diputados va a tramitar una proposición de reforma de su Reglamento para permitir el uso de “todas las lenguas que tengan el carácter de oficial en alguna comunidad autónoma”. Y eso se aplicará tanto a la presentación de escritos como a las intervenciones orales Para ello, se implantará un sistema que facilitará a los parlamentarios y periodistas un total de 650 pinganillos para la traducción simultánea, una bolsa de 12 intérpretes y dos nuevas pantallas que emitirán la señal de los debates con el sonido original, la versión traducida y subtítulos.
¿Por qué? Aunque la presidenta de las Cortes, Francina Armengol, ya lo avisó el 17 de agosto, se trata de una de las concesiones del Gobierno hacia sus potenciales aliados, ya que se trata de una reclamación histórica del nacionalismo. Llega en un momento, además, en el que contentar a ese lado de la esfera política como JuntsxCAT, podría resultar determinante para la futura investidura de Pedro Sánchez. Es algo que hemos contado en Xataka, y en cómo el Gobierno lleva meses intentando oficializar el catalán, el vasco y el gallego en las instituciones de la UE.
¿Cuánto va a costar todo? Eso va a depender del número de plenos que se celebren y su duración. Pero el Congreso tantea un presupuesto final que no superará los 280.000 euros. En concreto, el coste ya cerrado en equipamiento será de 53.500 euros: 7.600 para la adquisición de 450 auriculares y 45.000 euros para alquilar los dispositivos de recepción (petacas). A esto se suma el servicio de transcripción en las respectivas lenguas, por un importe de 8.500 euros. Y el máximo presupuestado para costear la actividad de los 12 intérpretes, a los que se requerirán sus servicios en función de las necesidades de la actividad en la Cámara, es de 217.800 euros; un máximo de 15.000 euros para remunerar a cada uno de los 12 intérpretes, más IVA.
Las críticas. Como era de esperar, las quejas no han tardado en llegar. El PP asegura que defiende la riqueza y diversidad de las distintas lenguas de España, pero critican que la reforma del Reglamento de la Cámara sea “no en favor de las lenguas sino en favor de Pedro Sánchez”. Otros parlamentarios creen desproporcionada esa cifra presupuestaria en dispositivos para el objetivo que se pretende conseguir. Pero la realidad es que si comparamos el coste con otras muchas partidas, se queda en básicamente nada.
Menos que una bandera de España. Basta decir que el izado de banderas de España multiplica y por mucho esa partida presupuestaria. La enorme bandera de la plaza de Colón, por ejemplo, conlleva un gasto enorme. Levantarla costó 378.000 euros pero renovarla cada cierto tiempo por el desgaste de la tela ronda los 10.000 euros (y eso ocurre dos o tres veces al año). El ayuntamiento de Sevilla también instaló un nuevo palo de bandera en la glorieta Olímpica con un coste de 197.000 euros. En sus primeros seis meses como alcalde de Madrid, Almeida gastó 89.595 euros en banderas. El doble de lo que costarán los nuevos equipos del Congreso.
Se gasta mucho más en traslados o luz. También hay que tener en cuenta la insignificancia que tiene el coste de dichos pinganillos teniendo en cuenta que el presupuesto total del Congreso es de 110 millones de euros. Otra de las partidas presupuestarias que llama la atención es la que tiene que ver con los desplazamientos por carretera por motivos de trabajo que hacen los miembros de la cámara. Esta alcanza los 600.000 euros. Y sirve para asumir el "kilometraje" y los "gastos de viajes abonados por los Sres. Diputados y taxis del personal". O la partida dedicada a la luz y electricidad de las instalaciones, que puede llegar a los 1,75 millones.
Sólo el presupuesto para el servicio audiovisual alcanza los 1,42 millones. Y lo destinado a las reparaciones y restauraciones de muebles históricos y entelados cuestan hasta 70.000 euros. ¿El servicio fotográfico? Nada menos que 58.000 euros. ¿A quién le importan ahora los dichosos pinganillos?
Imagen: GTRES
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