Hay países que dependen de sus exportaciones, y Cuba es uno de ellos. Lo que una vez fue el orgullo del país y el motor de la economía, hoy está bajo mínimos y con pocas esperanzas de recuperación por parte de los sectores azucareros. El azúcar es vital para Cuba no sólo para satisfacer la demanda interna y exportar, sino para poder alimentar otra importantísima industria: la del ron.
Había una frase popular que rezaba "sin azúcar, no hay país", y es algo que tristemente se está cumpliendo estos últimos años.
La Unión Soviética. Südzuicker es la empresa líder en producción de azúcar. Se trata de un gigante alemán que tiene casi 6.500 empleados y que ha facturado 4.200 millones de euros en 2023. La cifra que nos interesa es la producción de 4,1 millones de toneladas producidas el año pasado. Bien, Cuba llegó a producir ocho millones de toneladas de azúcar en 1990. Sin embargo, los buenos días se acabaron con el colapso de la Unión Soviética en 1991.
La producción era buena, pero las exportaciones no eran tan elevadas debido, entre otras cosas, al bloqueo de Estados Unidos, y poco a poco la industria fue menguando. Entre 2002 y 2004, Cuba redujo el número de refinadoras de 156 a 61, lo que provocó la eliminación de más de 100.000 puestos de trabajo y, además, redujo la superficie de cultivo de unos espectaculares dos millones de hectáreas a apenas 750.000 hectáreas. En 2010, la producción total fue de 1,1 millones de toneladas.
Pandemia y bloqueos. Tras años nefastos, el presidente Raúl Castro decidió prescindir del ministerio del Azúcar -MINAZ- para que un nuevo grupo empresarial, AZCUBA, pasara a controlar la producción tanto de la caña como de los productos derivados. La intención era modernizar el proceso de producción y reorganizar un sector en crisis, pero parece que el remedio fue peor que la enfermedad. La pandemia golpeó con dureza a la industria azucarera, pero el bloqueo que Estados Unidos sigue imponiendo al país es lo que está provocando un panorama económico funesto.
Miguel Guzmán, de la cooperativa azucarera Yumurí, no sólo se queja de su salario ante BBC, afirmando que no puede comprar casi nada debido a la inflación disparada, sino de la falta de material. "No hay suficientes camiones y la escasez de combustible (debido a precios cinco veces más altos desde el 1 de marzo) significa que algunas veces pasan varios días antes de que podamos trabajar". Eso retrasa absolutamente todo el proceso y es algo que (sumado a otros factores) está lastrando la producción.
Última cosecha desastrosa. En 2019 se vio algo de recuperación, con una producción de 1,3 millones de toneladas, pero desde ahí ha ido cuesta abajo. 2020 fue un año perdido debido a la pandemia, pero 2021 no fue mucho mejor: 800.000 toneladas, suponiendo la cifra más baja desde 1908 y siendo un 10% de los ocho millones de toneladas de los 90.
Las cosas no fueron mejor el año pasado, con una producción de apenas 350.000 toneladas. Dionis Pérez es el director de Comunicación de la empresa estatal AZCUBA y reconoce que apenas hay refinerías funcionando en este momento. Los trabajadores se quejan de materiales obsoletos y herramientas oxidadas que no pueden garantizar una buena producción. Por su parte, Juan Triana, del Centro de Estudios de la Economía Cubana, afirma que "es un desastre. Hoy en día la industria azucarera de Cuba casi no existe".
Importando azúcar. Tradicionalmente, Cuba consumía 700.000 toneladas y exportaba el resto, pero con la producción actual, la foto ha cambiado radicalmente. Juan apunta que están produciendo la misma cantidad de azúcar que producían a mediados del siglo XIX, cuando no era una industria como tal, y echa parte de la culpa a las agresivas políticas comerciales de Trump que Biden no revocó. Sin embargo, no son sólo problemas ocasionados por el gobierno estadounidense.
En abril de este año, y con una cosecha por terminar, sólo habían producido el 71% de las 412.000 toneladas previstas, lo que significa algo menos de 300.000 toneladas. Veremos dónde se queda la cifra en la cosecha actual, pero voces como Omar Everleny, economista cubano, afirma que "tendremos que importar y, por supuesto, menos azúcar significa que habrá menos alcohol para diversas industrias y, por supuesto, menos ron".
Y es que, esa fatiga en la producción cubana del azúcar es una bola de nieve inmensa. Si no hay azúcar, no se puede satisfacer la demanda interna, pero tampoco exportar para conseguir dinero. Si no hay azúcar, no se puede fabricar el otro orgullo nacional, el ron. Por tanto, y como decía la frase popular, si no hay azúcar, no hay país.
Imágenes | Forest & Kim Starr, Rufino Uribe
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