Dos visiones del mundo enfrentadas, magia por doquier, ambientación medieval, intriga política, romance y un montón de gente muriendo. No es Juego de Tronos, es Ice Fantasy, su versión china estrenada este mismo año que, al contrario que la serie televisiva de HBO, no sufre de los estrictos rigores de la censura china. Allí donde Juego de Tronos se llena de sangre, corrupción y sexo por doquier y en múltiples formas, Ice Fantasy se entrega al frugor onírico del medievo de Oriente Próximo. ¿El resultado? Una locura, aunque no un éxito.
En China, claro. La serie ha rodado ya ¡62 capítulos! y fue estrenada el domingo en Hunan Television. No es exactamente una versión de GOT, y su temática tampoco es del todo novedosa: en 2014, la CCTV, el canal estatal del gobierno chino, estrenó el piloto del drama televisivo estadounidense, con su consecuente cercenamiento de pasajes y narrativas. No fue un éxito, quizá porque apuntaba a las coordenadas culturales equivocadas. Ice Fantasy, basada en un bestseller de Guo Jingming, aspira a dar con la tecla adecuada.
De momento le ha salido regular. En Global Times explican cómo los índices de audiencia de la serie tras su estreno han sido, por el momento, un tanto mediocres. Es algo decepcionante: la serie se ha planteado como una gran producción al uso, y se han destinado alrededor de 50 millones de euros a su producción, incluyendo a algunas de las mentes creativas de El Señor de los Anillos (Dan Hennah) y Juego de Tronos o Los Juegos del Hambre (Pixomondo, que ha trabajado en la creación de efectos especiales en amas producciones).
Al parecer, el problema es ese: Ice Fantasy se parece demasiado a un producto audiovisual al estilo hollywoodiense, pero con las naturales fallas de cualquier copia. Como resultado, la serie parece destinada a los cajones de Serie Z de los catálogos de televisión por cable, despojada de cualquier particularismo narrativo. En Douban, una suerte de Rotten Tomatoes chino, el 70% de los votos que recibió le otorgaron tan sólo una estrella. "¿Una canción de copia y pega?", se preguntan con crueldad en Global Times. La pregunta es, ¿deberíamos verla?
Ice Fantasy o qué hacer sin HBO
En caso de que pudiéramos, nosotros tentaríamos a la fortuna (no existe streaming para España; en Estados Unidos se puede ver en Drama Fever).
La historia sigue así: el mundo se divide entre el Reino del Hielo y la Tribu del Fuego (ejem), dos lados irreconciliables y eternamente enfrentados. Feng Shao Feng, un joven príncipe, accede al trono del primero tras una sangrienta purga familiar, lo que obliga a su hermano, Ma Tian Yu, a marcharse a la Tribu del Fuego para liderarla. En el transcurso, se enfrentan con toda suerte de épicos efectos especiales (esencialmente, todo está hecho con CGI) a las fuerzas del mal que, con nocturnidad y alevosía, controlan el destino de Feng. Entre medias, romance.
El tráiler ofrece cuantiosas pistas de lo que se puede encontrar en Ice Fantasy, y de cómo el público chino ha tomado una decisión lógica dejando de lado a la serie. Pero he aquí el hallazgo: sin llegar a los maravillosos y únicos extremos de Japón, cualquier elemento occidental que toca China, durante años aislada a esta suerte de megaproducciones e historias audiovisuales por la censura y el proteccionismo de las autoridades chinas, también tiene potencial de convertirse en algo tan loco como extravagante.
Esos vestidos, esos escenarios, esas miradas de carácter élfico, ese armamento descontrolado.
En esencia, Ice Fantasy es lo que sucede cuando no puedes tener Juego de Tronos y necesitas sustituir la violencia y el sexo inherentes a la serie con mucha más fantasía. Es decir, más Peter Jackson (el protagonista es clavado a Thranduil) pero sin Nueva Zelanda (y, bueno, sin Tolkien).
El propio director de Ice Fantasy, que también ha sido criticada con severidad por los medios especializados, ya había dirigido con anterioridad The Journey of Flowers, una mezcla de Maléfica, Blancanieves y El Hobbit, acusada también de plagio y de tratar de producir historias semejantes a las de Hollywood sin el potencial y la capacidad industrial del sector cinematográfico estadounidense. La cuestión es, ¿necesitan los chinos imitaciones más baratas? No: Hollywood ya se ha lanzado al mercado chino, y eso cambiará el cine del futuro.
Eso sí, China tiene un potencial comparable, al menos, a la India, cuyas industrias internas sí han sabido desarrollar un discurso y una identidad propias. Ya hay quien la señala como el futuro del cine. Eso sí, necesitarán pulir Ice Fantasy (y quizá incluir ¡dragones!).