Conforme aumenta el compromiso por apostar por las energías renovables de cara a conseguir la neutralidad energética en 2050, también crece el debate sobre la energía nuclear. A pesar de que los nuevos reactores en miniatura minimizan teóricamente los riesgos a una catástrofe, la sombra de Chernóbil y Fukushima sigue siendo demasiado larga como para dar luz verde a estos avances de forma masiva.
Tamaño y funcionamiento. Empresas como Nuscale en Estados Unidos o Rolls-Royce en Reino Unido trabajan en el desarrollo de pequeños reactores modulares que configurarían el nuevo sistema de centrales nucleares del futuro. Según recoge BBC, a diferencia de los reactores tradicionales a gran escala, el prototipo en el que trabaja Nuscale estaría formado por 125 reactores de 23 metros de altura cada uno, que se distribuirían en grupos de 12 ocupando el mismo espacio que el edificio de contención de un reactor tradicional.
Aunque el área a ocupar sea similar, la diferencia principal de este sistema radica en el tamaño del núcleo de los nuevos reactores: al ser más pequeños desprenden menos calor, lo que evita situaciones de sobrecalentamiento y posibles accidentes.
¿Menos riesgos? Los ingenieros de empresas como las anteriores defienden que la probabilidad de accidente se reduce con este sistema cuyo diseño se centra en paliar los errores del pasado. El núcleo de menor tamaño está destinado a evitar situaciones de sobrecalentamiento y la reducción del número de piezas móviles tiene como objetivo minimizar los fallos en el sistema. Por ejemplo, estos prototipos prescinden de las bombas de refrigeración y en sustitución utilizan el calor del núcleo para movilizar el flujo refrigerante. Asimismo, los reactores son autónomos entre sí y están ubicados en una piscina de enfriamiento.
Esta nueva organización evitaría catástrofes como la de Fukushima donde el tsunami provocó la pérdida accidental del refrigerante acumulado en las bombas y las posteriores explosiones derivadas de ello.
Desechos radioactivos. A pesar de que el sistema formado por menos piezas y reactores con núcleos más pequeños minimizaría la magnitud de accidentes como Fukushima, estas nuevas centrales comparten el mismo problema que también tienen las tradicionales: la gestión de residuos. Sin ir más lejos, Estados Unidos lleva desde 1982 buscando una nueva ubicación para almacenarlos y sigue sin dar con ella. Del mismo modo que nadie quiere tener una central cerca, los Estados no se pelean por almacenar los residuos.
EE.UU y Reino Unido. Son los países que junto a China, Canadá y Rusia llevan la delantera en el desarrollo de esta nueva tecnología nuclear. Para hacernos una idea, en Estados Unidos, Nuscale ya posee 529 patentes y planea tener su primera planta operativa para 2027, siempre y cuando las negociaciones con el gobierno sigan el curso actual. Igualmente, Reino Unido cuenta con tener para 2029 entre 10 y 15 estaciones a lo largo del país.
Bill Gates. En línea con el contexto anterior, en 2017, el fundador de Microsoft había cerrado con China un acuerdo para construir una pequeña planta que sirviese como demostración de los nuevos reactores de neutrones rápidos, popularmente conocidos como de onda viajera y que prometen energía nuclear inagotable, renovable y económica. Sin embargo, la guerra comercial iniciada por Trump contra el gigante asiático un año después dejó la iniciativa de Terra Power pausada de forma indeterminada.
Imagen: Rolls-Royce