España está acumulando toneladas de lana con las que no sabe qué hacer. El motivo: China le ha cerrado sus puertas

Al sector le toca lidiar con dos grandes desafíos: la "resaca" de la viruela ovina y un sector en pleno cambio

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Cuando allá por septiembre de 2022 la viruela ovina y caprina llegó a España poniendo fin a una racha de 50 años libres de la enfermedad, los ganaderos podían prever complicaciones. Sobre todo aquellos dedicados a exportar a otros países. Lo que seguramente pocos se imaginaban por entonces es que casi 21 meses después y pese a haber recuperado su antiguo estatus de productor seguro, aún seguirían arrastrando las consecuencias del virus en un mercado clave: el de la lana.

El motivo: en un escenario ya de por sí complicado por la herencia del COVID y la competencia de las fibras sintéticas, España todavía no ha logrado reconectar con uno de los mercados más importantes para sus productores de lana, China.

De aquella enfermedad… Estos disgustos. Esa es, en resumen, la situación que afrontan muchas empresas españolas que se dedican a exportar lana y que más de un año y medio después de la confirmación de los primeros casos de viruela ovina y caprina en el país ven cómo China se resiste a reabrirles sus puertas. A pesar de que aquellos casos quedan ya atrás y España recuperó hace tiempo su categoría de país seguro, el gigante asiático sigue sin franquearles las puertas de su mercado.

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Repasando las fechas. Para entenderlo hay que remontarse a septiembre de 2022, cuando se confirmó el primer foco de la enfermedad en España. Aquello hizo que el país perdiese su categoría de nación libre de la viruela a ojos de la OMSA, lo que afectó a su vez a las exportaciones del sector. Ocurrió por ejemplo con China y la lana española. Pekín decidió cerrar sus fronteras al producto llegado de España, todo un varapalo dado el enorme peso que tenía el gigante asiático en el sector.

La alerta no duró mucho tiempo. Si el primer caso se detectó el 19 de septiembre de 2022, en mayo de 2023 se registraba el último foco y solo unos meses después, en septiembre de ese año, el Ministerio de Agricultura anunciaba que España había recuperado su estatus de país libre de viruela ovina y caprina. Antes la CE ya había suavizado las restricciones. El problema es que ese nuevo escenario administrativo no tuvo su reflejo a nivel comercial en China, que como recuerda la agencia Efe Agro optó por no reabrir sus fronteras para la lana procedente de España.

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Golpe en un mercado clave. Si la decisión de China ha resultado tan trascendental para el sector es porque el suyo no es un mercado cualquiera. Un informe del Ministerio de Agricultura con datos de 2022 muestra que un tercio (6.268 toneladas) de la lana exportada a lo largo de ese año se dirigió a China, muy por delante de la destinada a otros destinos como Marruecos (2.268 t) o Portugal (1.558 t). Los datos de 2020 muestran que el gigante asiático era el mercado de mayor tamaño, con un peso en las exportaciones que se aproximaba al 36%.

En el nuevo escenario y con las puertas de China cerradas, la exportación de lana ha sufrido un serio revés en España. Citando datos de Comercio Exterior, Efe Agro precisa que entre marzo de 2023 y el mismo mes de 2024 España exportó algo más de 9.000 toneladas de lana, considerablemente por debajo de las más de 14.000 t anuales que se contabilizaron antes de que Pekín blindase sus fronteras.

Felipe Molina, ganadero y secretario general de la asociación de criadores de merina (Aecme) aporta otra perspectiva interesante: debido a la incertidumbre del mercado no han podido ofrecerle un precio estimado para el kilo de lana cuando en 2019 y gracias al impulso de China el kilo de lana merina llegó a los 2,4 euros.

¿Pero cuál es la razón? La pregunta del millón. Si el escenario sanitario es diferente hoy al de 2022, ¿por qué no ha recuperado China su demanda habitual? Hay varias explicaciones. Para Molina no se trata de un problema sanitario, sino "político". De hecho el sector ya ha pedido un esfuerzo "diplomático" al Gobierno para que Pekín cambie de postura y la organización Interovic acompañó hace poco al comisario europeo de Agricultura durante una misión a China en la que insistió precisamente en la necesidad de "la reapertura" del mercado para la lana.

"Ya no quiere nuestra lana". Adrián Sánchez, de Lanas de Extremadura, compartía hace poco otra reflexión con El Periódico. En su opinión el escenario actual se explica por una combinación de mercado y política. "Entre el 80 y 90% de la lana española iba a China. Y aunque la OMS decretó que España está libre de viruela ovina y caprina, el gigante asiático ya no quiere nuestra lana. A los chinos les sobra la lana y no tienen interés en abrir las fronteras. Además los políticos españoles no parecen dispuestos a buscar soluciones", lamenta.

¿Reticencias sanitarias o demanda? No es el único en apuntar en una dirección similar. Otras voces destacadas en el sector coinciden en que el pinchazo en la demanda puede explicarse por el cerrojazo de China, pero también por un cambio en la propia industria textil y su apuesta por las fibras sintéticas.

Eso explicaría que China, más allá de sus reticencias a nivel sanitario, no esté interesada en retomar la situación previa a 2022 con la lana española. La clave: la demanda. O su ausencia, mejor dicho. El informe sectorial de Agricultura deslizaba además que la producción de lana en España llevaba más de una década con una "tendencia descendente" que ha ido acompañada de una caída de censos.

Más allá de China. La política comercial de China no es la única que explica la situación que afronta el sector. En juego entran también diferentes tendencias del propio mercado. Se lo reconocía hace poco a El Periódico Marco Antonio Calderón, de Digaisa: "Llegó el COVID-19 y se fabricaron prendas que no se vendieron y se utilizó menos lana. La demanda descendió a mínimos históricos  [...] También afecta la tendencia del mercado de ropa usada y la subida de los precios".

"Con el COVID, además del cierre del mercado chino, se resintió también la producción de alfombras que se consumen especialmente en hoteles y cruceros y se vieron afectados por el impacto de la pandemia en el sector turístico", apostilla Carlos Bernués, del Grupo Pastores, a Heraldo. El diario precisa que hasta 2019 cerca del 80% del producto aragonés se dirigía al enorme sector textil de China.

El efecto año y medio después. Las consecuencias tras más de un año y medio de cierre chino no se han hecho esperar. Efe Agro habla de "toneladas acumuladas en los almacenes", producto que no cotiza en las lonjas y un segundo año en el que la lana se ve abocada a no encontrar salida. El Periódico precisa que firmas como Lanas de Extremadura y Digaisa, socias, acumulan en sus almacenes más de 3.000 millones de kilos de producto extraído de las ovejas merinas extremeñas. A pesar de su calidad, no logran salida ni en el mercado nacional ni internacional.

Al sector le toca lidiar con los desafíos que acompañan al nuevo escenario. Por ejemplo, la necesidad de no perder a una plantilla especializada con la que tendrá que seguir contando para realizar su labor en el futuro. Otro desafío no menor es qué hacer con la lana acumulada y que puede deteriorarse con el paso del tiempo.

"Los almacenes están a rebosar, hay un atasco monumental a nivel mundial, el producto no se comercializa absolutamente para nada; en Aragón estamos en una situación en la que ya no cabe lana en ningún sitio", advertía Bernués en marzo.

Imágenes | Jan-Willem Reusink (Flickr) y National Rural Knowledge Exchange (Flickr)

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